viernes, 29 de julio de 2016

Un día de ocio de la familia 4.0

NOTA: Este post es parte de una serie sobre la vida 4.0. Recomiendo leer el primero, que dio lugar a la serie.

Vámonos de vacaciones

La familia Personita tiene ganas de hacer un viaje. De irse. Cambiar de aires. Habla con unos amigos y deciden todos largarse a una casa rural para pasarlo bien. Papá Personita abre la app de viajes que suele usar y crea un nuevo viaje. Pone como acompañantes a sus amigos y establece un presupuesto. La app ya sabe qué coche tienen: lo pusieron al darse de alta, así que es capaz de calcular costes, así como gastos de estancia, comida, etcétera. Además, conoce los gustos de las dos familias. Pone las fechas del puente que hay dentro de un mes y pide a la aplicación que busque opciones. La aplicación le pregunta si quieren algo nuevo o conocido, y Papá Personita, tras comentarlo con Mamá Personita, pulsa la opción "algo nuevo".

La aplicación busca lugares diferentes, donde no haya estado ninguna de las parejas. Primero busca sitios cuyo precio medio de alojamiento esté dentro del presupuesto y a una distancia aceptable para que el tiempo de viaje sea razonable. Internamente, clasifica todas las opciones que encuentra según cuánto gustarán a las parejas, dados sus conocimientos de los viajes pasados y sus opiniones. Una vez dispone de una lista ordenada de opciones, se pone a buscar en ellas alojamientos disponibles y a eliminar aquellas zonas donde no haya nada. Hace cálculos de precios totales, contando la casa, el trayecto, comida, salidas (si a las parejas les gusta comer fuera), entradas a monumentos y museos (si a las parejas les gusta hacer ese tipo de visitas), etcétera.

Finalmente, Papá Personita ve un listado de viajes completos, con presupuestos prácticamente cerrados, dentro de lo establecido. Le llama uno de ellos la atención, porque es una ciudad que nunca ha visitado con ruinas romanas. Lo revisa: Al seleccionarlo, la aplicación ofrece alternativas de alojamiento, rutas y restaurantes. Además, hay un mapa de la ciudad con sus puntos de interés, donde vienen resaltados los que probablemente más les gustarán.

En el mapa, la aplicación ofrece la posibilidad de generar un recorrido. A Papá Personita le encanta esa funcionalidad. Va señalando lugares para marcar una ruta. La aplicación va calculando horas según la distancia de un sitio a otro y la duración típica de las visitas a los diferentes monumentos. Arriba, va señalando la hora estimada de cada parada y el coste total de la visita, teniendo en cuenta descuentos por familia numerosa y similares. Cuando detecta que en cierto lugar se acerca la hora de comer, lo marca y propone a Papá Personita sitios donde hacerlo, con sus precios aproximados.

Cuando termina el itinerario, contrata el viaje y la aplicación cierra las reservas. Todo listo.

De viaje

Es viernes, y Mamá Personita está trabajando. Al terminar, piensa en las cosas que debe revisar antes del viaje. Le gusta tenerlo todo bien atado porque Papá Personita siempre olvida algo.

Mientras baja en el ascensor, abre en el móvil la aplicación de estado del coche familiar, que evidentemente es eléctrico. La aplicación muestra el estado de los principales indicadores técnicos, carga de la batería, etcétera. Los revisa. Todo parece estar bien. Papá Personita, que es quien suele usar ese coche para ir a trabajar, ha gastado parte, claro, pero queda lo suficiente para ir a la casa rural.

Cuando llega a casa, Papá Personita ya está allí con los niños, a quienes acaba de recoger. Viven en una urbanización cerrada y en el garaje, que es común, muchas de las plazas tienen toma de carga con llave. Cuando llegas, metes la llave, que desbloquea el enchufe. Metes el enchufe y quitas la llave. Se necesita la llave para desenchufarlo de nuevo y, si hipotéticamente alguien lograse desenchufar el coche, la corriente se corta hasta que se vuelva a meter la llave y se enchufe de nuevo el coche. Es un sistema seguro que garantiza que sólo el dueño de la plaza usa ese punto de carga.

Tras luchar un poco con los niños para que se cambien de ropa, meten el equipaje y se van de viaje. Conduce Papá Personita, que está más acostumbrado al coche familiar, ya que es quien lo usa cada día. Según salen de la casa y se alejan 100 metros, una alerta suena en el móvil: la lavadora está cargada de ropa. Se les ha olvidado tender la colada. Bajan, tienden y se van de nuevo.

Mientras salen de la ciudad, el móvil detecta que están a unos cuantos kilómetros, así que avisa preguntando si se quiere poner la casa en modo viaje. Mamá Personita pulsa el "sí": la casa entra en modo de ahorro energético, activa alarmas e inicia una secuencia de acciones para que parezca que la casa está habitada durante ese tiempo. Nunca se sabe quién puede querer robar en ella. La casa, cada mañana, con cierto margen de aleatoriedad, subirá y bajará persianas o encenderá y apagará luces conforme a los patrones de uso habituales de la familia, que la casa conoce bien. Además, desactiva los enchufes de electrodomésticos innecesarios, como la televisión, la consola o el microondas, mientras deja encendidos otros como la nevera. Entre tanto, la batería de casa irá rellenándose cuando las tarifas eléctricas sean más bajas, como hace siempre, para poder usarla cuando son más altas y así ahorrar dinero en la factura.

El viaje es un poco largo y los coches eléctricos aún no tienen una gran autonomía, así que paran a cambiar la batería. El coche llega y para un momento. En la mitad de tiempo que suele tardarse en repostar gasolina, una base mecánica situada en el suelo, bajo el coche, quita la batería gastada y la sustituye por una en plena carga. Mamá Personita aprovecha para cambiar el sitio con Papá Personita. Pulsa un botón y el asiento se ajusta a lo que tiene memorizado para ella.

El resto del viaje es tranquilo. Papá Personita aprovecha para echarse un sueñecito, porque ha tenido un día de traca en el trabajo. Llegan a la casa rural. En cuanto se acercan, un mensaje avisa a sus amigos. Ellos no han recibido ninguno, así que son los primeros.

De visita por la ciudad

Las ruinas romanas parecen espectaculares. Tanto a Papá Personita como a la madre de la pareja de amigos les chifla la historia. Papá Personita se ha bajado la guía de la visita que programó hace un mes sobre el mapa. Aparte de indicar el camino, la aplicación señala cómo van de hora y, si se retrasan en algún punto, ofrece saltarse alguna visita menos interesante y, así, ajustar el horario. Además, como se han encontrado cerrado el restaurante donde pensaban comer, propone lugares cercanos.

Para los niños es estupendo. Llevan un iPod, que se conecta al móvil de Papá Personita y ofrece narraciones infantiles de leyendas de los lugares por donde pasan. Todas ellas las seleccionó Papá Personita en su día sobre el mapa.

Tras la visita a la ciudad y un día extra de relax en la casa rural, la Familia Personita volverá a casa. El móvil detectará su cercanía y avisará del tiempo estimado de llegada al ordenador, que irá poniendo todo a punto para que cuando lleguen todo esté listo. Encenderá la calefacción si hace falta para que haya la temperatura adecuada justo a su regreso. Encenderá los enchufes una hora antes. Además, los niños programaron en su día una rutina que enciende la consola cuando llegan de viaje, por si hay actualizaciones. Así no tendrán que esperar a que se instalen y podrán jugar según lleguen. Muy listos, los chicos.

Algunas soluciones empleadas:

Apps de viajes:
Si bien la descrita aún no existe, podemos recomendar Minube
Para programar todo lo de la casa:
IFTTT
Luces dinámicas:
Philips hue
Persianas programables:
Loxone

miércoles, 27 de julio de 2016

Revisando objetivos

Hace casi 8 meses que escribí mi entrada de inicio de año, estableciendo cuatro objetivos a conseguir. Para facilitar su cumplimiento, hice que fuesen pocos (sólo 4), que fuesen razonables (nada de "hacerme millonario") y que estuviesen pegados en la pared, justo encima de mi monitor, para verlos todos los días (o casi: no todos los días me siento frente al ordenador).

Ocho meses, nada menos. ¿Cómo van los objetivos? Pues fenomenal.

El primer objetivo era en el plano laboral: terminar la app para niños. Debo decir que ya estoy corrigiendo algunos detalles, a punto de dársela a Canajack para que revise. Me parece muy razonable, esta vez sí, lanzarla en septiembre o, como tarde, octubre. Es todo un logro personal, tanto para mí, como para Canajack, y estamos muy contentos.

El objetivo económico era tener cuentas saneadas y ahorrar, teniendo además un buen verano para los niños. Ahora mismo, mantenemos un pequeño ahorro, gracias especialmente a alguna paga extra de mi mujer. Si bien el ahorro estable está costando, espero lograrlo tras el verano. ¿Y esas vacaciones? Pues los niños han tenido quince días de campamento y, además, disfrutarán con nosotros de una semana en Menorca y otra en una casa rural muy chula en Murcia. Para colmo, habíamos planteado con ellos una actividad muy entretenida: cada uno tiene un mapa de España con las capitales de provincia señaladas. Cada vez que visitamos (no sólo pisando: visitar visitar) una de ellas, compramos pines y los ponemos en el mapa, donde corresponde. Este verano se han hecho con Ávila y Segovia, a donde fuimos un par de días de excursión, y esperamos conseguir Barcelona, Tarragona, Castellón, Valencia y Alicante. ¡Toda una aventura para ellos!

El objetivo saludable del año era mantenerme desde octubre a diciembre por debajo de los 95Kg. Empecé el año en 105 y ahora mismo me mantengo entre 95 y 97, lo que constituye una marcha extremadamente buena. Espero, en agosto, ir reduciendo poco a poco hasta 95 Kg y, rota esa barrera, reducir otro kilo o dos en septiembre, para mantenerme desde octubre en unos 93Kg y lograr así mi meta. ¡No va nada mal la cosa!

Por último, tenía un objetivo familiar: tramitar el acercamiento de mi madre a una residencia más próxima a mi hermana y a mí. Eso está cumplido. Todos los trámites están finalizados y ahora sólo queda esperar a que la administración y las listas de espera nos den buenas noticias.

Como supondréis, tengo buenos motivos para estar contento. El día que entregue la versión final del juego a mis compañeros para revisar, cosa que espero que pase en unos días, estaré aún más contento y escribiré algo.

¿Y vosotros? ¿Cómo van esos objetivos?

miércoles, 20 de julio de 2016

Guía para padres sobre videojuegos: Pokèmon GO

La sensación del verano, Pokèmon GO ha llegado recientemente a nuestros dispositivos. Si sus hijos están deseando salir a la calle y recorrerla o le piden que pare el coche para visitar una pokeparada y todo eso le resulta desconocido, esta guía es para usted. Pokèmon GO es entretenido y puede ser muy positivo para sus hijos si mantiene el control sobre el dispositivo y un ojo sobre sus chavales. Y, de paso, ¡puede ir y cazar algunos Pokèmon!

El Juego

Los Pokèmon son criaturas de las que todos hemos oído hablar. Iniciaron su existencia como videojuego en consolas de Nintendo y han seguido con series, juego de cartas coleccionables y mucho más. Ahora, Nintendo publica un nuevo videojuego, esta vez utilizando un original sistema haciendo uso del GPS de los móviles. Hasta ahora, todos los sistemas de pokèmon consistían en cazarlos recorriendo mundos virtuales, mapas fantásticos de videojuegos, o comprando sobres de cartas en la tienda de juguetes más próxima. Sin embargo, ahora los Pokèmon están ahí fuera, en el campo y la ciudad, y para cazarlos hay que recorrer físicamente el mundo real.

Como padres, debemos tener en cuenta una serie de cuestiones. Pero, cómo no, mejor explicarlas después de conocer un poco el juego.

Recorrer la ciudad cazando pokèmon es sólo una parte del juego. Para conseguirlos hacen falta pokeballs. Si no tienes pokeballs no puedes cazar pokèmon. Así de simple. ¿Cómo conseguirlas? Yendo a pokeparadas, que están repartidos por la ciudad, normalmente en puntos de interés o sitios icónicos: fuentes, monumentos, plazas importantes... Por ejemplo, cerca de mi casa hay una fuente, que pertenece a un centro del Canal de Isabel II. Pues esa fuente tiene una pokeparada. En el Centro Comercial Heron City, en Las Rozas, hay una torre-anuncio que indica el nombre del lugar. Ahí hay otra pokeparada. O sea, que son lugares fáciles de reconocer, pero no excesivamente importantes. Por eso, debo decir que no hace falta gastarse un duro en pokeballs ni cosas por el estilo. Lo que hay que hacer es coger el móvil y darse un paseo hasta una pokeparada cercana: allí obtendrás pokeballs y otras cosas útiles. Una buena excusa para darse un paseo.

Por otro lado, está la cuestión de que no todos los pokèmon se encuentran en un lugar concreto. Los pokèmon tienen tipos: los hay de agua, tierra, fuego, hielo, oscuridad, veneno, psíquicos, fantasma... Según el tipo, se encontrarán en unas zonas u otras. Por ejemplo, los de agua se encuentran cerca de masas de agua, como ríos, pantanos o costas. Los pokèmon fantasma suelen salir de noche y se encuentran especialmente en cementerios y junto a templos. Así pues, si su hijo le pide ir a algún lugar concreto, ya sabe por qué puede ser. Y, por otro lado, precisamente eso puede ser usado para ir a lugares nuevos que sus hijos no tengan ganas de ir. Por ejemplo, los pokèmon de tipo roca suelen estar alrededor de grandes centros comerciales, y los dragón en lugares turísticos.

Una vez se alcance suficiente nivel, se puede competir en los estadios pokèmon, que son lugares encontrados en el mapa, en sitios de cierta relevancia. Como las pokeparadas, pero más escasos. Allí, alguien habrá dejado un pokèmon de guardia. Si se desea conseguir el estadio, hay que vencer al pokèmon, lo que no suele ser fácil al principio. Si se consigue ganar y se logra el estadio, lo mejor es que se consiguen monedas, con las que comprar objetos más avanzados. Conseguir esas monedas permite, poco a poco, ir jugando y logrando nivel sin meter dinero en la aplicación.

¿Y cómo se gana en los estadios? Pues entrenando a los pokémon y mejorándolos. Según mejoren, irán haciéndose más fuertes y podrán vencer con mayor facilidad en más estadios, permitiendo conseguir más monedas. Esto de los estadios, advierto, suele ser para gente de cierto nivel. El juego lleva ya algún tiempo en el mercado y hay por ahí gente bastante fuerte.

Beneficios de Pokèmon GO

Cosas positivas de Pokèmon GO para los niños (y los mayores, que yo también le doy al asunto):

  • Fomenta andar. Mola, cuando se acaba el calor (es verano cuando escribo esto), salir y dar un largo paseo cazando pokèmon.
  • Los niños te acompañan sin rechistar a sitios donde no irían. O, al menos, no se quejarán cada 100 metros.
  • Incita a conocer lugares de tu pueblo o ciudad que no sabías ni que existían.
  • Es un fenómeno social y, como todos ellos, fomenta la sociabilidad.

Una cosa importante si se quiere aprovechar la aplicación para pasear es desactivar la realidad aumentada. Con ella, cuando se encuentra un pokèmon hay que pararse y apuntar para cazarlo. Sin ella, simplemente se pulsa y se caza, sin necesidad de parar (aunque hay que mirar hacia delante, señores, no nos vayamos a pegar contra una farola).

Adquiriendo Pokèmon GO

Está disponible para Android e iOS. O sea, es un juego de móvil y tablet. Que yo sepa, no está para Windows Phone. El juego es gratuito. Cuidado, porque tiene compras dentro de la app, así que no olvidéis mantener segura vuestra contraseña de la tienda, lejos de manos irresponsables.

Conclusiones

Es un buen juego, en serio. Es divertido y, cuando le coges el tranquillo, resulta divertido ponerte a cazar con tus hijos y completar la colección de pokèmon. Sales de paseo al caer la tarde y ellos encantados de acompañarte. Y recorres tranquilamente parques y calles, pasando por pokeparadas y cazando todo bicho virtual que por allí campe. Es una forma de compartir un rato con ellos mientras trotan por aquí y allá. Y, como siempre, recomiendo implicarse. Entiendo que a veces puede resultar aburrido y que son muchos los padres que no ven la gracia a los videojuegos o a andar con una maquinita mirando a ver si hay un bicho inexistente. Pero a los críos les fascina ese espíritu explorador y coleccionista, así que anímese, que puede compartir un buen rato echándole ilusión.

martes, 19 de julio de 2016

Y llegó Pokèmon GO

¡Aquí está, ya llegó! Sí, amigos, el gran juego del verano. Gente paseando por las calles sin mirar por dónde pasa, buscando Pokèmons como adictos al chocolate caliente. Allá van: pasean, conducen, vuelan de un sitio a otro cazando bichejos raros que se encuentran por la calle, en el bosque, junto al lago... Pokèmon GO es la sensación veraniega, y tiene buenos motivos para ello. Es original, explota como nadie antes la geolocalización, está currado y, aunque sus servidores van de pena y se desconecta cada dos por tres, hay que reconocer que el sistema está curradísimo.

Y a mí, además, los pokèmon me gustan, qué se le va a hacer. Sobre todo, Lapras (en la imagen), con quien he ganado innumerables combates en Pokèmon TCG Online. Aún no lo he cazado en GO, pero lo haré. Es de agua: en cuanto me vaya a la playa habrá porrón de ellos.

Evidentemente, y como en todo producto novedoso, las críticas no se han hecho esperar. Para empezar, que la gente, como en toda novedad tecnológica también, no sabe controlarse y ser responsable ante la novedad. Pero claro: que dos chavales hayan entrado en una zona restringida de una comisaría, sabiendo que en España hay decenas de miles de jugadores es anecdótico. pero es la anécdota que se cuenta. Es normal: hay espacio para noticias y hay que rellenarlo con algo. Además, no está de más que la gente tenga conciencia de lo que le puede pasar si no es responsable.

Luego están los criticones. Esos que dicen "cuidado, que los pederastas pueden usar el juego para atraer niños". Hombre, a ver... Yo dejo a mis hijos recorrer un trecho con mi móvil, pero siempre a mi vista. Dar un paseo con el móvil en mano es una pasada, porque oye ¡no se quejan! Mis hijos se quejan cada 10 metros pero, con el jueguecito tonto, recorren kilómetros pasándoselo pipa. Pero siempre a mi vista. Si no, la culpa no es sólo del pederasta: también lo es del irresponsable del padre de los niños a los que dejan trotar por donde quieran sin miramientos.

Por lo demás, Pokèmon GO es un pasote. Muy entretenido. Bien diseñado. Fomenta caminar y hacer ejercicio. Fomenta conocer sitios nuevos, recorrer mundo. Los pokèmon no están todos en el mismo sitio: los de agua están cerca de agua y los de tipo dragón cerca de lugares turísticos, por ejemplo. Además, sobre el nivel 5 se agotan las pokeball, y hay que ir a por nuevas en los centros Pokèmon. ¿Dónde están? En lugares de interés, por lo que se anima a los jugadores a conocer lugares icónicos de su ciudad que no conocen. Maravilloso.

Voy a hacer una guía rápida para papis y una más avanzada para todos. Que lo sepáis. Entre mañana y pasado las tenéis.

¡Hala, a caminar se ha dicho!

martes, 12 de julio de 2016

Turismo

El jueves recogemos a los dos mayores, Enrique y Santi, que han estado en un campamento en el Valle del Jerte, en Cáceres. Aprovechando que estaremos allí el jueves temprano, porque se les recoge a las 10, subiremos por el valle para ir a Ávila, recorrerla y, de allí ir al Camping de Segovia a pasar la noche. El viernes tenemos previsto recorrer la ciudad y viajar a Aranda de Duero.

Para poder disfrutar del viaje y hacer que los niños se lo pasen bien, he preparado una ruta por Ávila y otra por Segovia, sin ánimo de recorrer demasiadas distancias, aunque pasando por lugares emblemáticos y, sobre todo, que tengan historias que contar. Les hablaré de leyendas y hechos históricos de las dos ciudades, que es algo que suele gustarles mucho.

Preparando todo ese material me he encontrado con que Internet es un lugar estupendo de donde sacar información, pero realmente está dispersa. Los sitios oficiales no aprovechan la tecnología, y no encuentro herramientas que permitan fácilmente encontrar lo que quiero. Hay que bucear. Demasiado, diría yo. Así que, cómo no, ya tengo otro proyecto en mente. Y van muchos. Me falta tiempo. ¡Me falta pasta!

Quiero una especie de Google Maps donde pueda tener todos los lugares de interés y turísticos de la ciudad. De todas las ciudades posibles. Quiero que estén categorizados por los que la gente considera más importantes, algo que ya hace Miniube. Y quiero que los lugares contengan propiedades, no simplemente texto, como los costes, tiempos de visita, horarios, si son para niños o no, accesibles o no, etc. Quiero, además, que asociados a estos lugares haya historias, leyendas, datos diversos, informaciones de interés... Y todas ellas, a su vez, organizadas y con sus propiedades. Con su importancia o interés, según lo que opinen los usuarios. Y, finalmente, quiero poder organizarme un recorrido marcando qué ver y qué historias escuchar, dónde descansar, comer... Guardarlo en mi cuenta y disfrutar de él una vez allí. Y ver, resumido, el coste, duración total, etc.

Ya que no tengo tiempo, que alguien lo haga, caray. Que después de Ávila y Segovia me gustaría ir a otras ciudades de España. Este mismo verano, Valencia, Burgos y, tal vez, Murcia.

lunes, 11 de julio de 2016

En un futuro lejano, muy muy lejano...

La existencia de la especie humana es más frágil de lo que parece. Sobre todo si nos mantenemos en un único planeta. Una guerra, una epidemia, un cataclismo... Cualquier cosa puede causarnos un gran daño como especie y sumirnos en una nueva "edad oscura", como fue la Edad Media (o eso dicen algunos: yo no estoy muy de acuerdo en esa visión del Medievo).

Como digo, si la humanidad coloniza otros planetas la cosa cambia. Los grandes cataclismos, para empezar, sólo afectarían a uno de los planetas, por lo que nuestra probabilidad de supervivencia se dispararía. Las epidemias serían más fáciles de contener y las guerras, probablemente, tendrían efecto en un porcentaje menor de población, dado que sería raro que se extendiesen por varios planetas. Lo peor es que fuesen conflictos interplanetarios, lo que es relativamente probable que llegue a ocurrir.

Otro riesgo es la existencia de robots inteligentes a los que nos empeñemos en considerar esclavos o seres sin alma. Por que sí: somos así y nos gusta sentirnos superiores. Inevitablemente, si tal escenario llega a ocurrir, tendremos un problema. ¿Soluciones? Que por una vez la humanidad acepte que los robots inteligentes tienen derechos o que, en la lucha, aumentemos nuestras capacidades al menos tanto como ellos. Si aprendemos cómo funcionan nuestros cerebros, cosa a la que se llegará, podremos mejorarlos. Podríamos añadirnos coprocesadores, mejoras para reaccionar más rápido... Y ayudados de exoesqueletos, nuevos materiales y todo lo que estamos viendo hacerse realidad, podríamos combatir perfectamente a unos hipotéticos robots rebeldes. Me temo que la guerra distaría mucho de los escenarios de Terminator o Matrix. Me gusta más la visión de Overwatch.

Así que la humanidad tiene opciones. Muchas. Creo que nuestra probabilidad de supervivencia es alta. Soy optimista. Y creo, además, que estamos cerca de colonizar Marte. Y con "cerca" quiero decir este siglo. De la colonización a la creación de un entorno estable e independiente pasará tiempo: tal vez otro siglo. Así que, así a bote pronto, diría que si no la liamos por el camino y nos ponemos a pegar tiros o misilazos, en 200 años podría haber marcianos de pura cepa, orgullosos de su origen y con ganas de independizarse. No serán aún mayoría, pero los habrá.

Así que, si la guerra por la independencia de Marte (que la habrá, porque a los terrícolas no nos gustará eso de una República de Marte: así somos) la pasamos sin cargarnos media humanidad, nuestra especie habrá dado un gran paso por la supervivencia. Y aunque nos la carguemos, seguirá habiendo humanidad suficiente.

Y habrá robots entre nosotros. Y personas mejoradas. Igual todos lo están. Y seguirá habiendo diferencias sociales, aunque con más derechos, seguramente, lo que es bueno. Para los millones más desfavorecidos, esperan largos periodos hacinados en los puertos rumbo a Marte, que esperará inmigrantes como el llover. Intuyo que muchos de esos desfavorecidos serán robots.

Y así será hasta el siguiente gran cambio: el primer contacto con inteligencias de allende el espacio interestelar. Alienígenas.

De lo que no nos damos cuenta es que todo eso, que es probable que ocurra, lo afrontaremos mejor o peor según la posición de la que partamos. Cuando llegue el momento de lidiar con alienígenas, no es lo mismo ser los más desarrollados que los menos. Para los nativos americanos, desde luego, la cosa habría sido "un poquito" diferente si Pizarro hubiese tenido que lidiar con tanques, ¿verdad? Y ese desarrollo tecnológico es exponencial. Cada recurso que perdemos hoy son miles y miles, tal vez millones de recursos de desventaja cuando llegue el momento de la verdad y tengamos que tomar posiciones en una galaxia que, seguramente, está bastante más poblada de lo que pensábamos hace 50 años.

Ahora, pongámonos en situación de una máquina diseñada para elaborar estrategias de futuro para nuestra especie. Deshagámonos de toda humanidad. Olvidemos la pena o alegría de las muertes o las desgracias propias o ajenas. Pensemos de manera egoísta, como estrategas de una especie que se la jugará tarde o temprano. ¿Qué veríamos? Yo veo que toda esa gente que pasa hambre en el mundo, son recursos sin aprovechar. Que no hacemos trabajo en equipo alguno. Veo que estamos perdiendo el tiempo porque no tenemos un enemigo ahí fuera. Ese enemigo que no vemos, pero probablemente está. Y que nadie me venga con que serán majetes, espirituales y toda esa monserga: serán como nosotros y, gracias a eso, habrán sobrevivido. Se habrán caneado entre ellos todo lo posible y buscarán sacudirnos en favor de su hegemonía, porque, igual que nosotros, será su forma de llevar las relaciones con desconocidos.

Veo que pasamos tres pueblos del desarrollo de África o zonas de Sudamérica y Asia porque creemos que eso no es cosa nuestra pero no tenemos en cuenta que, si todo eso estuviese desarrollado tanto como occidente, el nivel tecnológico, cultural y económico de nuestro planeta sería BESTIAL.

¿La buena noticia? Que, probablemente, a esos que están ahí fuera les pasa exactamente lo mismo. Igual que en la Historia las culturas que más se desarrollaron fueron las que estaban junto a otras culturas, en esta futura historia pasará lo mismo. Seguramente, las dos culturas que se encuentren primero se desarrollarán mucho. Sí, claro: se pegarán, se zurrarán de lo lindo... Pero se desarrollarán.

Tal vez, en contra de lo que está de moda pensar hoy día, que no es bueno mandar mensajes ahí fuera por si vienen, sea lo contrario de lo que deberíamos hacer. A lo mejor mandar "emisarios" es una buena idea, para que vengan. Aunque lo más conveniente suele ser conseguir información, no darla. Sea como sea, tenemos las mismas probabilidades de estar tecnológicamente más retrasados que de lo contrario. Y, por ello, las mismas razones para ser optimistas que pesimistas sobre nuestro primer encuentro.

En cualquier caso, no estaría nada mal añadir un motivo más a nuestra lista de razones para combatir la pobreza en el mundo. Esa gente que pasa hambre está en nuestro barco. Está de nuestro lado. En esas regiones hay mentes que podrían descubrir curas, desarrollar motores, observar las estrellas. Toda esa gente trabajando con la capacidad de producción que tenemos en España es mucho dinero, mucha financiación y mucho desarrollo que nos podría llevar más lejos más rápido. Esa gente tiene algo en común con nosotros. Y la cosa cambia mucho cuando se piensa. Solemos razonar con la mente limitada a la Tierra, pero el Universo es mucho mayor. Eso que tienen en común es que son terrícolas.

Y nosotros también. Pensemos un poco, sólo de vez en cuándo, como terrícolas. Nuestro futuro puede depender de ello.