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sábado, 6 de agosto de 2016

Poniendo las críticas en contexto

Esta entrada es la número 100 de Incasequible. Impresionante. Pero bueno... no es el tema.

Yo soy el primer crítico con el sistema educativo en España. Creo que tiene que cambiar. DEBE cambiar. Más nos vale que lo haga. Me parece caduco. Sin embargo, también creo que comparándonos con otros tratamos de llegar a un punto del que los demás están saliendo. Comparamos nuestro sistema con el de Finlandia cuando ellos están reformando el suyo porque le ven problemas. Comparamos nuestras universidades con las estadounidenses cuando hoy hay críticas sobre su funcionamiento como entidades socialmente responsables. Yo soy el primer crítico con nuestra educación, pero me empieza a dar la sensación de que esto se va tornando de crítica constructiva a conjunto de comparativas facilonas fuera de contexto.

Esta misma semana mi padre me pasó un artículo sobre los porqués del éxito de Stanford. Las conclusiones son que allí enseñan de otra manera y los profesores son evaluados para potenciar la calidad de la enseñanza. Y bueno... Estoy seguro de que es así, y soy fan absoluto de la reforma educativa, la revisión constante de los funcionarios y otras cosas... pero compararnos con Standford no me parece justo. Cuidado: el artículo no pretende ser una crítica destructiva del sistema español. De hecho, en cierto modo, al final dice que podemos sacar pecho.

En Estados Unidos hay universidades públicas y privadas. Las mejores son las privadas. No lo digo yo ni trato de alegar a favor del modelo privado: es lo que dicen los famosos rankings de calidad. Harvard, Stanford, Yale... Todas privadas. Y caras. Muy caras. Sé que suena a excusa, pero creo que comparar una universidad como Harvard, con un presupuesto anual de 4000 millones de euros, con la Politécnica de Madrid, una de las mayores universidades de nuestro país, con menos de 100 millones y casi el doble de alumnos es una mierda. Así, como suena. Una mierda. Podrá argumentarse que el rendimiento que se obtiene por euro en cada una difiere enormemente: la UPM tiene problemas serios de gestión y la enseñanza universitaria española en general también. Pero pensémoslo... Esos chavales dicen en el artículo que la formación con la que han llegado de España "es buenísima". No sé si se dan cuenta, pero la UPM saca adelante una buenísima formación para el doble de alumnos que Harvard con 40 veces menos presupuesto. ¡40 veces! No creo que la admiración sea suficiente... ¡CUARENTA VECES MENOS! ¿De verdad alguien cree que la UPM saca menos rendimiento por euro que Harvard?

Tal como dice el artículo, habría que evaluar a los profesores y echarles a la calle si no sirven. Así es. Correcto. Pero claro: luego hay que buscar profesores mejores. Allí pueden ofrecer un puesto a un Nobel sin pensárselo y aquí habría que coger, iniciar un proceso de admisión, el tío tendría que entregar papeles... Vamos, que soy yo un Nobel y sólo por el proceso mando a freír puñetas a la universidad española. No nos engañemos: no es lo único que ocurre. Harvard dedica nada menos que el 50% de sus gastos a personal, especialmente profesores, de los que tiene casi tantos como la Politécnica. ¡Con ese presupuesto! Dos mil millones al año en personal. En España, todas las universidades juntas gastan cinco mil. En toda España. Así que los buenos profesores, los que investigan, publican y tienen reputación suelen irse. Triste, pero real. Aquí les ofrecen una cátedra por una quinta parte que allí y una décima del presupuesto en investigación. ¿Ustedes se quedarían?

Esto no quita para que nos fijemos en sus modelos y cojamos lo mejorable y aplicable. Por supuesto. Pero las críticas habría que hacerlas en contexto. La universidad española no está nada mal, pero necesita serias mejoras para ser competitiva. Sobre todo, hay que mejorar las relaciones, tanto con empresas como con los ex-alumnos.

Para que nadie me tache de pro-privadas, mencionaré la mejor universidad pública del mundo, según muchos: La Universidad de California, Berkeley (UCB). Hay 10 "University of California" (todas públicas), a las que se añade el nombre del campus, en este caso, la situada en Berkeley. Otra es la famosa UCLA (el campus de Los Ángeles) que, curiosamente, es la segunda pública mejor del mundo. UCB es la séptima mejor universidad del mundo (entre públicas y privadas) y UCLA la décimo quinta. No está NADA mal. Parece que el sistema público californiano funciona. Aunque claro, UCB tiene 8000 millones en su "bolsa de donaciones".

Comparar en igualdad de condiciones, habida cuenta de las diferencias tributarias y organizativas que hay entre España y otros estados, es difícil. Pero debemos ser conscientes de todo lo que hay cuando criticamos y comparamos. El sistema español debe cambiar, pero si no tenemos claras las ventajas e inconvenientes no sólo propios sino también ajenos, corremos el riesgo de transitar a una gran chapuza. Aparte de eso, criticar continuamente acaba generando una actitud a la defensiva en los profesores que, no es por nada, en muchos casos (los buenos) se tienen ganado el cielo formando a los profesionales españoles con ese presupuesto.

lunes, 11 de julio de 2016

En un futuro lejano, muy muy lejano...

La existencia de la especie humana es más frágil de lo que parece. Sobre todo si nos mantenemos en un único planeta. Una guerra, una epidemia, un cataclismo... Cualquier cosa puede causarnos un gran daño como especie y sumirnos en una nueva "edad oscura", como fue la Edad Media (o eso dicen algunos: yo no estoy muy de acuerdo en esa visión del Medievo).

Como digo, si la humanidad coloniza otros planetas la cosa cambia. Los grandes cataclismos, para empezar, sólo afectarían a uno de los planetas, por lo que nuestra probabilidad de supervivencia se dispararía. Las epidemias serían más fáciles de contener y las guerras, probablemente, tendrían efecto en un porcentaje menor de población, dado que sería raro que se extendiesen por varios planetas. Lo peor es que fuesen conflictos interplanetarios, lo que es relativamente probable que llegue a ocurrir.

Otro riesgo es la existencia de robots inteligentes a los que nos empeñemos en considerar esclavos o seres sin alma. Por que sí: somos así y nos gusta sentirnos superiores. Inevitablemente, si tal escenario llega a ocurrir, tendremos un problema. ¿Soluciones? Que por una vez la humanidad acepte que los robots inteligentes tienen derechos o que, en la lucha, aumentemos nuestras capacidades al menos tanto como ellos. Si aprendemos cómo funcionan nuestros cerebros, cosa a la que se llegará, podremos mejorarlos. Podríamos añadirnos coprocesadores, mejoras para reaccionar más rápido... Y ayudados de exoesqueletos, nuevos materiales y todo lo que estamos viendo hacerse realidad, podríamos combatir perfectamente a unos hipotéticos robots rebeldes. Me temo que la guerra distaría mucho de los escenarios de Terminator o Matrix. Me gusta más la visión de Overwatch.

Así que la humanidad tiene opciones. Muchas. Creo que nuestra probabilidad de supervivencia es alta. Soy optimista. Y creo, además, que estamos cerca de colonizar Marte. Y con "cerca" quiero decir este siglo. De la colonización a la creación de un entorno estable e independiente pasará tiempo: tal vez otro siglo. Así que, así a bote pronto, diría que si no la liamos por el camino y nos ponemos a pegar tiros o misilazos, en 200 años podría haber marcianos de pura cepa, orgullosos de su origen y con ganas de independizarse. No serán aún mayoría, pero los habrá.

Así que, si la guerra por la independencia de Marte (que la habrá, porque a los terrícolas no nos gustará eso de una República de Marte: así somos) la pasamos sin cargarnos media humanidad, nuestra especie habrá dado un gran paso por la supervivencia. Y aunque nos la carguemos, seguirá habiendo humanidad suficiente.

Y habrá robots entre nosotros. Y personas mejoradas. Igual todos lo están. Y seguirá habiendo diferencias sociales, aunque con más derechos, seguramente, lo que es bueno. Para los millones más desfavorecidos, esperan largos periodos hacinados en los puertos rumbo a Marte, que esperará inmigrantes como el llover. Intuyo que muchos de esos desfavorecidos serán robots.

Y así será hasta el siguiente gran cambio: el primer contacto con inteligencias de allende el espacio interestelar. Alienígenas.

De lo que no nos damos cuenta es que todo eso, que es probable que ocurra, lo afrontaremos mejor o peor según la posición de la que partamos. Cuando llegue el momento de lidiar con alienígenas, no es lo mismo ser los más desarrollados que los menos. Para los nativos americanos, desde luego, la cosa habría sido "un poquito" diferente si Pizarro hubiese tenido que lidiar con tanques, ¿verdad? Y ese desarrollo tecnológico es exponencial. Cada recurso que perdemos hoy son miles y miles, tal vez millones de recursos de desventaja cuando llegue el momento de la verdad y tengamos que tomar posiciones en una galaxia que, seguramente, está bastante más poblada de lo que pensábamos hace 50 años.

Ahora, pongámonos en situación de una máquina diseñada para elaborar estrategias de futuro para nuestra especie. Deshagámonos de toda humanidad. Olvidemos la pena o alegría de las muertes o las desgracias propias o ajenas. Pensemos de manera egoísta, como estrategas de una especie que se la jugará tarde o temprano. ¿Qué veríamos? Yo veo que toda esa gente que pasa hambre en el mundo, son recursos sin aprovechar. Que no hacemos trabajo en equipo alguno. Veo que estamos perdiendo el tiempo porque no tenemos un enemigo ahí fuera. Ese enemigo que no vemos, pero probablemente está. Y que nadie me venga con que serán majetes, espirituales y toda esa monserga: serán como nosotros y, gracias a eso, habrán sobrevivido. Se habrán caneado entre ellos todo lo posible y buscarán sacudirnos en favor de su hegemonía, porque, igual que nosotros, será su forma de llevar las relaciones con desconocidos.

Veo que pasamos tres pueblos del desarrollo de África o zonas de Sudamérica y Asia porque creemos que eso no es cosa nuestra pero no tenemos en cuenta que, si todo eso estuviese desarrollado tanto como occidente, el nivel tecnológico, cultural y económico de nuestro planeta sería BESTIAL.

¿La buena noticia? Que, probablemente, a esos que están ahí fuera les pasa exactamente lo mismo. Igual que en la Historia las culturas que más se desarrollaron fueron las que estaban junto a otras culturas, en esta futura historia pasará lo mismo. Seguramente, las dos culturas que se encuentren primero se desarrollarán mucho. Sí, claro: se pegarán, se zurrarán de lo lindo... Pero se desarrollarán.

Tal vez, en contra de lo que está de moda pensar hoy día, que no es bueno mandar mensajes ahí fuera por si vienen, sea lo contrario de lo que deberíamos hacer. A lo mejor mandar "emisarios" es una buena idea, para que vengan. Aunque lo más conveniente suele ser conseguir información, no darla. Sea como sea, tenemos las mismas probabilidades de estar tecnológicamente más retrasados que de lo contrario. Y, por ello, las mismas razones para ser optimistas que pesimistas sobre nuestro primer encuentro.

En cualquier caso, no estaría nada mal añadir un motivo más a nuestra lista de razones para combatir la pobreza en el mundo. Esa gente que pasa hambre está en nuestro barco. Está de nuestro lado. En esas regiones hay mentes que podrían descubrir curas, desarrollar motores, observar las estrellas. Toda esa gente trabajando con la capacidad de producción que tenemos en España es mucho dinero, mucha financiación y mucho desarrollo que nos podría llevar más lejos más rápido. Esa gente tiene algo en común con nosotros. Y la cosa cambia mucho cuando se piensa. Solemos razonar con la mente limitada a la Tierra, pero el Universo es mucho mayor. Eso que tienen en común es que son terrícolas.

Y nosotros también. Pensemos un poco, sólo de vez en cuándo, como terrícolas. Nuestro futuro puede depender de ello.

lunes, 20 de junio de 2016

El mal menor

Como suele ser mi costumbre los lunes, acabo de ver el último vídeo de Last Week Tonight, el programa del mordaz John Olivier. Esta vez, ha tratado el tema del famoso Brexit. Como buen británico, a Olivier le interesa el tema y, como él mismo indica, a todos debería importarles, incluso al otro lado del charco, porque las implicaciones económicas de una hipotética salida de Reino Unido de la Unión Europea son grandes.

En cualquier caso, la pregunta que surge viendo el programa es "¿qué es peor?". No parece haber solución perfecta, ni siquiera buena. La Unión Europea es un ente extremadamente burocrático, complejo y engorroso. Da la sensación de ser un aparato gigantesco con terribles problemas de diseño. Sin embargo, salir de la UE puede ser peor que estar en ella, por mucho que nos guste poner sus instituciones a caldo. Y digo "nos guste", porque los británicos deben de creer que son los únicos a quienes la Unión no les gusta, pero personalmente me siento muy alineado con sus críticas.

La Unión Europea se construyó con ilusión, como quienes hacen una casa común, cada cuál poniendo lo que le da la gana y como le da la gana. Pero a quién le importa que Fulanito ponga esto así o asá: la ilusión del proyecto es mayor y no vamos a discutir por eso. Años después, todos miramos la casa, mal hecha y fea de narices, con la ilusión ya pasada, y nos damos cuenta de que es un horror, pero tenerla es mejor que vivir a la intemperie.

El caso es que pensando en ello, esto me recuerda a las elecciones en España. La gente vota a Podemos porque por mucho que critiquen sus ideas, votar lo de siempre no funciona. Y la gente vota al PP porque, aunque no soportan a Rajoy, que salga Podemos es peor. ¿Soy yo, o esta época que vivimos bien podría llamarse "la década de la búsqueda del mal menor"?

Creo haberlo comentado en posts anteriores. Cuando ya ninguna solución es satisfactoria, es hora de echar marcha atrás y revisar las bases y fundamentos que damos por seguros para buscar soluciones nuevas. Es hora de innovar, de crear modelos de estado nuevos, donde mantengamos lo bueno y corrijamos lo malo con fórmulas novedosas. Es hora de replantearse la relación entre los estados de la UE y sus bases para crear una estructura más eficaz manteniendo la unidad. Es hora de innovar, pero por mucho partido nuevo que veo, sigo escuchando fórmulas antiguas.

Es inevitable: la Historia así nos lo enseña. Alguien innovará y liderará el nuevo siglo que ya ha comenzado. No sé quién, pero alguien lo hará. El problema es que, cuanto más tarde en llegar, peor y más violento será el cambio. Siempre ocurre igual. Y siempre ocurrirá.

Es la época que nos ha tocado vivir.