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sábado, 6 de agosto de 2016

Poniendo las críticas en contexto

Esta entrada es la número 100 de Incasequible. Impresionante. Pero bueno... no es el tema.

Yo soy el primer crítico con el sistema educativo en España. Creo que tiene que cambiar. DEBE cambiar. Más nos vale que lo haga. Me parece caduco. Sin embargo, también creo que comparándonos con otros tratamos de llegar a un punto del que los demás están saliendo. Comparamos nuestro sistema con el de Finlandia cuando ellos están reformando el suyo porque le ven problemas. Comparamos nuestras universidades con las estadounidenses cuando hoy hay críticas sobre su funcionamiento como entidades socialmente responsables. Yo soy el primer crítico con nuestra educación, pero me empieza a dar la sensación de que esto se va tornando de crítica constructiva a conjunto de comparativas facilonas fuera de contexto.

Esta misma semana mi padre me pasó un artículo sobre los porqués del éxito de Stanford. Las conclusiones son que allí enseñan de otra manera y los profesores son evaluados para potenciar la calidad de la enseñanza. Y bueno... Estoy seguro de que es así, y soy fan absoluto de la reforma educativa, la revisión constante de los funcionarios y otras cosas... pero compararnos con Standford no me parece justo. Cuidado: el artículo no pretende ser una crítica destructiva del sistema español. De hecho, en cierto modo, al final dice que podemos sacar pecho.

En Estados Unidos hay universidades públicas y privadas. Las mejores son las privadas. No lo digo yo ni trato de alegar a favor del modelo privado: es lo que dicen los famosos rankings de calidad. Harvard, Stanford, Yale... Todas privadas. Y caras. Muy caras. Sé que suena a excusa, pero creo que comparar una universidad como Harvard, con un presupuesto anual de 4000 millones de euros, con la Politécnica de Madrid, una de las mayores universidades de nuestro país, con menos de 100 millones y casi el doble de alumnos es una mierda. Así, como suena. Una mierda. Podrá argumentarse que el rendimiento que se obtiene por euro en cada una difiere enormemente: la UPM tiene problemas serios de gestión y la enseñanza universitaria española en general también. Pero pensémoslo... Esos chavales dicen en el artículo que la formación con la que han llegado de España "es buenísima". No sé si se dan cuenta, pero la UPM saca adelante una buenísima formación para el doble de alumnos que Harvard con 40 veces menos presupuesto. ¡40 veces! No creo que la admiración sea suficiente... ¡CUARENTA VECES MENOS! ¿De verdad alguien cree que la UPM saca menos rendimiento por euro que Harvard?

Tal como dice el artículo, habría que evaluar a los profesores y echarles a la calle si no sirven. Así es. Correcto. Pero claro: luego hay que buscar profesores mejores. Allí pueden ofrecer un puesto a un Nobel sin pensárselo y aquí habría que coger, iniciar un proceso de admisión, el tío tendría que entregar papeles... Vamos, que soy yo un Nobel y sólo por el proceso mando a freír puñetas a la universidad española. No nos engañemos: no es lo único que ocurre. Harvard dedica nada menos que el 50% de sus gastos a personal, especialmente profesores, de los que tiene casi tantos como la Politécnica. ¡Con ese presupuesto! Dos mil millones al año en personal. En España, todas las universidades juntas gastan cinco mil. En toda España. Así que los buenos profesores, los que investigan, publican y tienen reputación suelen irse. Triste, pero real. Aquí les ofrecen una cátedra por una quinta parte que allí y una décima del presupuesto en investigación. ¿Ustedes se quedarían?

Esto no quita para que nos fijemos en sus modelos y cojamos lo mejorable y aplicable. Por supuesto. Pero las críticas habría que hacerlas en contexto. La universidad española no está nada mal, pero necesita serias mejoras para ser competitiva. Sobre todo, hay que mejorar las relaciones, tanto con empresas como con los ex-alumnos.

Para que nadie me tache de pro-privadas, mencionaré la mejor universidad pública del mundo, según muchos: La Universidad de California, Berkeley (UCB). Hay 10 "University of California" (todas públicas), a las que se añade el nombre del campus, en este caso, la situada en Berkeley. Otra es la famosa UCLA (el campus de Los Ángeles) que, curiosamente, es la segunda pública mejor del mundo. UCB es la séptima mejor universidad del mundo (entre públicas y privadas) y UCLA la décimo quinta. No está NADA mal. Parece que el sistema público californiano funciona. Aunque claro, UCB tiene 8000 millones en su "bolsa de donaciones".

Comparar en igualdad de condiciones, habida cuenta de las diferencias tributarias y organizativas que hay entre España y otros estados, es difícil. Pero debemos ser conscientes de todo lo que hay cuando criticamos y comparamos. El sistema español debe cambiar, pero si no tenemos claras las ventajas e inconvenientes no sólo propios sino también ajenos, corremos el riesgo de transitar a una gran chapuza. Aparte de eso, criticar continuamente acaba generando una actitud a la defensiva en los profesores que, no es por nada, en muchos casos (los buenos) se tienen ganado el cielo formando a los profesionales españoles con ese presupuesto.

martes, 28 de junio de 2016

Cómo se recuentan los votos

Acabo de leer un texto, de esos que se hacen virales, sobre los defectos del sistema de recuento de votos. Si bien el texto es estrictamente cierto, no lo son tanto las conclusiones del mismo.

Lo primero es que suele tocarme un poco las narices esa tendencia a concluir que, cuando todos podemos hacer trampas, realmente las hace sólo el otro. Dice el autor "ahora entenderéis mejor por qué gana las elecciones un partido corrupto". Y no, la verdad es que esto no lo explica. Fundamentalmente, porque no es el partido el que maneja la mesa ¿o es que por ser presidente de mesa resulta que eres del PP? Si estadísticamente la mayoría de la gente estuviese contra el PP, lo suyo es que esa mayoría de mesas tenga presidentes y vocales contrarios a ese partido. Esa gente, puestos a hacer trampas, lo suyo es que las haga contra el PP, no a favor. Es decir, su tesis favorecería a quien más votantes tiene, a lo sistema D'Hondt, y no al revés.

En segundo lugar, es cierto que el sistema es vulnerable por la ausencia de testigos. Pero esa ausencia se da en la práctica por desconocimiento y comodidad. En teoría, el escrutinio es público. Es decir, si no te fías de la gente que cuenta en una mesa, puedes ir y contar con ellos. Pero claro, a las nueve de la noche... Nadie va. Correcto. La gente tiene la capacidad de ir y revisar. Y toda esa gente de partidos que pulula por ahí, los apoderados, tiene teóricamente la labor de hacer eso mismo, revisando los conteos. Otra cosa es que quieran estar ahí para decorar y que al cierre de colegios se vaya a casita.

En tercer lugar, está la maravillosa conclusión fácil de "ahora entenderéis mejor por qué (...) no quieren hacer que el voto sea electrónico (sería mucho más barato, sí, pero demasiado fiable)". Pues no, señor mío. Las razones son, precisamente, de falta de fiabilidad. Un ordenador NO es fiable. Existe un vídeo muy bueno de Tom Scott, un británico experto en seguridad informática, sobre por qué el voto electrónico es una idea horrible. Por resumir, el voto electrónico está basado en algo invisible y difícil de comprobar, llamado software. Cuando votas, nada te garantiza que no se esté asociando tu voto a tu persona, lo que no debería ocurrir. Además, el software normalmente se testea con otro software, con lo que estamos en las mismas. Y, para colmo, hay que testear el hardware. Y créanme: si una marca de coches ha logrado engañar sistemas de test de emisiones durante años, lo mismo puede pasar con las elecciones. Con una diferencia: para cuando nos demos cuenta, un candidato puede haber salido elegido varias veces sin poder revertir el error. Las bases de datos se hackean: es una realidad. ¿De verdad creen que por guardar votos la base de datos se vuelve invulnerable? Da igual: se perderán los datos o se corromperán. Quien lea mi blog sabe que soy pro-tecnología. Pues lea lo que un programador a favor de la implantación de la tecnología en cualquier ámbito de la vida tiene que decirle de esto: El voto electrónico es MUY MALA IDEA.

Lo bueno de ese texto, que me parece estupendo que se escriba, no son sus conclusiones, fruto de la ignorancia y el puro sesgo ideológico. Lo bueno es que hará que la gente piense en ello. Si alguno tiene problemas con lo que pase con su voto, lo tiene fácil: la próxima vez, plántese a las ocho de la noche, al cierre del colegio, en la mesa en que votó y sea testigo del conteo. Sé que siempre pedimos lo mismo: un sistema maravilloso que funcione sin que nosotros tengamos que hacer nada. Pero eso no existe. Que el sistema funcione depende de nosotros y, además, debe ser así. Es bueno que sea así. A menor implicación, mayor probabilidad de corrupción, pero el problema empieza en nosotros.

Hala, las próximas elecciones, a ver si hay ganas de levantar el culo del sofá...

lunes, 20 de junio de 2016

El mal menor

Como suele ser mi costumbre los lunes, acabo de ver el último vídeo de Last Week Tonight, el programa del mordaz John Olivier. Esta vez, ha tratado el tema del famoso Brexit. Como buen británico, a Olivier le interesa el tema y, como él mismo indica, a todos debería importarles, incluso al otro lado del charco, porque las implicaciones económicas de una hipotética salida de Reino Unido de la Unión Europea son grandes.

En cualquier caso, la pregunta que surge viendo el programa es "¿qué es peor?". No parece haber solución perfecta, ni siquiera buena. La Unión Europea es un ente extremadamente burocrático, complejo y engorroso. Da la sensación de ser un aparato gigantesco con terribles problemas de diseño. Sin embargo, salir de la UE puede ser peor que estar en ella, por mucho que nos guste poner sus instituciones a caldo. Y digo "nos guste", porque los británicos deben de creer que son los únicos a quienes la Unión no les gusta, pero personalmente me siento muy alineado con sus críticas.

La Unión Europea se construyó con ilusión, como quienes hacen una casa común, cada cuál poniendo lo que le da la gana y como le da la gana. Pero a quién le importa que Fulanito ponga esto así o asá: la ilusión del proyecto es mayor y no vamos a discutir por eso. Años después, todos miramos la casa, mal hecha y fea de narices, con la ilusión ya pasada, y nos damos cuenta de que es un horror, pero tenerla es mejor que vivir a la intemperie.

El caso es que pensando en ello, esto me recuerda a las elecciones en España. La gente vota a Podemos porque por mucho que critiquen sus ideas, votar lo de siempre no funciona. Y la gente vota al PP porque, aunque no soportan a Rajoy, que salga Podemos es peor. ¿Soy yo, o esta época que vivimos bien podría llamarse "la década de la búsqueda del mal menor"?

Creo haberlo comentado en posts anteriores. Cuando ya ninguna solución es satisfactoria, es hora de echar marcha atrás y revisar las bases y fundamentos que damos por seguros para buscar soluciones nuevas. Es hora de innovar, de crear modelos de estado nuevos, donde mantengamos lo bueno y corrijamos lo malo con fórmulas novedosas. Es hora de replantearse la relación entre los estados de la UE y sus bases para crear una estructura más eficaz manteniendo la unidad. Es hora de innovar, pero por mucho partido nuevo que veo, sigo escuchando fórmulas antiguas.

Es inevitable: la Historia así nos lo enseña. Alguien innovará y liderará el nuevo siglo que ya ha comenzado. No sé quién, pero alguien lo hará. El problema es que, cuanto más tarde en llegar, peor y más violento será el cambio. Siempre ocurre igual. Y siempre ocurrirá.

Es la época que nos ha tocado vivir.

viernes, 3 de junio de 2016

El sistema democrático que me gustaría tener

El post anterior fue sobre los "juguetes" de ciencia y tecnología que me gustaría tener. Dentro de los deseos, hoy me muevo a otro terreno bien distinto: el sistema democrático que me gustaría tener en España.

Presidencialismo

La desventaja de los sistemas presidencialistas es que pueden no tener el apoyo del legislativo (las cámaras). Pero el sistema parlamentario para mí es peor: puede dejarte en la situación actual, con un gobierno eternamente en funciones y sin elegir nuevo gobierno en la torta de tiempo. Así que haría elecciones donde se elija por un lado el legislativo y por otro el ejecutivo.

Doble vuelta

Para mejorar las cosas y evitar los efectos típicos de "no quiero que este tío gobierne", las elecciones al ejecutivo las haría a doble vuelta. Así, todos votamos y, quienes hayan elegido a un candidato minoritario (que no pasará a segunda vuelta), puede elegir una segunda opción.

Dado que la doble vuelta tiene cierto coste, porque en el fondo son dos elecciones, una alternativa sería que en la hoja la gente pueda escoger un primer y un segundo candidato. De esta manera, se van eliminando los minoritarios y sus votos se pasan a la segunda opción de cada votante. Es más engorroso en cuanto mecánica, pero más barato. De momento, propondría doble vuelta.

Unicameralidad

Yo soy de los que piensan que es necesaria una representación territorial en un país tan diverso como el nuestro, aparte de la representación proporcional. Pero también creo que mejor que tener dos cámaras sería tener una sola cámara de mayor tamaño. Si sumamos los 350 diputados y los 266 senadores que hay en España, en total tenemos más de 616 escaños. En el Congreso, para que se hagan una idea, cada diputado representa una media de unos 130.000 residentes. Eso es la torta. Con esos 616 asientos, la media se quedaría en, aproximadamente, 75.000. ¡Es toda una mejora!

¿Y qué pasa con la representación territorial? Pues cuando una votación sea territorial, se cogen los votos de los diputados que corresponderían a un escaño del actual Senado y se unifican en un solo voto. O sea, que votando una vez, se sabe qué resultado se tendría en la cámara baja y cuál en la alta. Menos votaciones significa menos tiempo y procesos más rápidos y eficientes.

Aumento de escaños

Pero vamos más allá. Si los chinos pueden tener casi 3000 asientos, no veo por qué no podemos nosotros tener un tercio de ellos: 1000. No es tanto, si lo piensan. Una cámara de 1000 asientos no es tan grande. Y, encima, se unificarían ciertos gastos derivados del funcionamiento de los edificios: grabaciones, encargados de sistemas informáticos, seguridad, bedeles... Sí, sería un edificio el doble de grande que el Senado (o no, no crean: el salón de plenos no es precisamente lo que más ocupa en el edificio), pero por el mero hecho de ser una única construcción se ahorraría mucho. Y, lo mejor: la representación sería mucho más detallada. Cada congresista representaría a 46.000 personas, lo que está bastante bien. Ahora mismo, Ceuta tiene un representante, y con ello obtiene mayor representación de lo que debería. Con 1000 escaños obtendría 2 (¡un gran nivel de detalle!), con un error representativo muy inferior: de un error de 50.000 habitantes por escaño a sólo 5000. Flipen, amigos.

Sin listas

En la papeleta para el legislativo, los nombres de los candidatos de la circunscripción. Nada más. Si eso, como ayuda, se puede poner el partido al que pertenece. Sin límite de candidatos: por un partido podrían presentarse varios. A su bola. Si el partido quiere limitarlos, es cosa suya.

Claro que, imaginemos que se presentan tres candidatos del partido "A", y la mayor parte de la gente quiere que gobierne alguien con ideas de "A". ¿Cómo hacer para que el reparto de voto a candidatos "A" no perjudique al partido y, con ello, a los votantes? Pues pudiendo marcar varios. Si yo marco los tres candidatos del partido "A", lo que quiero decir es "quiero que gobierne el que más votos únicos saque de estos tres". Y todos contentos. Se mira el número de votos únicos que saca cada candidato y de ahí se van asignando votos de grupos, según los más votados.

De esta forma, adiós primarias y cosas así: que los votantes escojan, directamente, lo que quieren. ¿No sabe el partido a cuál de tres candidatos poner como cabeza de lista? Pues puede poner los tres. Mejor: así el partido sale ganando, aglomerando votos, y los ciudadanos tienen mayor capacidad de elección, sin intervencionismos oligárquicos internos.

Lo bueno de unir esto y la cámara única de 1000 representantes es que hacer campaña para 46.000 ciudadanos es bastante más sencillo que hacerla para 130.000 que hay ahora de media por diputado. De hecho, si lo hace bien, una persona con presupuesto limitado podría presentarse y hacer un buen papel sin necesidad de un partido respaldándole.

Conclusiones

Quitar el poder a los partidos y dárselo a los políticos de a pie es crucial si queremos mejorar el sistema. Además, hacer que la gente pueda elegir a personas que, desde sus escaños, les representen de manera más cercana, es importantísimo. Que eso ocurra es lo que realmente diferencia un sistema mediocre como el actual de un buen sistema electoral y representativo.

A partir de aquí, las cosas pueden mejorar aún más. Pero la base es tener un ejecutivo independiente, un legislativo realmente representativo, y un sistema más ágil y dinámico. Luego ya... Innovamos más. Pero este paso es crítico si queremos tener un país de primera.

martes, 10 de mayo de 2016

Europa

Ayer fue el Día de Europa. En todas las noticias y periódicos lo celebraban hablando de la situación actual de la Unión Europea, que no atraviesa precisamente su mejor momento. Yo he escrito algunas veces sobre mis sentimientos hacia Europa, pero nunca sobre Europa en sí misma. Me considero más europeo que español, y más español que de tal o cuál provincia, cosa que la verdad no me mueve lo más mínimo. Soy de los que, cuando habla con un norteamericano, prefiere decir que es "de Europa", igual que ellos dicen que son "de Estados Unidos". Y, del mismo modo que yo pregunto de dónde son más concretamente para saber si vienen de Ohio, California o Florida, espero que ellos hagan lo mismo para saber si soy Español, Francés o Alemán.

Huelga, pues, decir que yo creo en Europa. Por desgracia, igual que no creo mucho en esta España, tampoco lo hago en esta Europa. Ambas tienen que evolucionar.

Todos los inicios de siglo, especialmente los que llevan a un inicio de edad, se caracterizan por grandes cambios tecnológicos y sociales. Todos, sin excepción, se resuelven gracias a la innovación, ésa que tan lejos nos queda ahora. Por alguna razón, no sé si psicológica o qué, la sociedad de fin de siglo espera algo del nuevo: vive con una esperanza diferente. Eso le lleva a soñar, exigir y moverse en favor de cambios. Así que la sociedad los impulsa y ocurren.

El final del siglo XIV se caracteriza por el auge renacentista y el inicio de la Edad Moderna: descubrimiento de América, imprenta, revolución de los precios... A finales del XVIII y principios del XIX, las revoluciones constitucionales: Estados Unidos, revolución francesa, expansión del pensamiento ilustrado. A finales del XIX y principios del XX, la segunda revolución industrial lleva al sindicalismo y las ideas anarquistas y comunistas. Y ahora vivimos el final del XX e inicio del XXI, con toda una serie de cambios tecnológicos, ideológicos, culturales y sociales que aún vivimos y hacen entrar en crisis a todas las instituciones.

En esos momentos de grandes crisis, las naciones que lideran cambios en favor de las inquietudes sociales suelen ser las que lideran el siguiente periodo. Por ejemplo, España mantuvo un papel preponderante en la Europa de principios del siglo XV, creando una administración totalmente diferente a lo que se había visto hasta entonces: inventamos la burocracia actual. Puede parecer que fue un gran error, porque hoy la burocracia la consideramos algo muy negativo, pero en su momento era el no va más de la gestión administrativa. Hoy es un sistema caduco y habría que cambiarlo. Pero entonces fue revolucionario. Y lideramos el siguiente siglo (de hecho, los dos siguientes). Éramos innovadores: hicimos la primera carta de derechos, concretamente para los indios; creamos la unidad militar más potente del momento, imbatible durante más de un siglo y medio; inventamos la administración moderna, y dictamos las modas, tendencias y gustos de toda Europa durante 200 años.

En el cambio del siglo XVIII al XIX, Estados Unidos y Francia pasan a ser las primeras democracias del mundo, aunque Reino Unido tenía ya un sistema similar. No es casualidad que Francia y Reino Unido sean las dos grandes potencias del siglo, y que Estados Unidos, poco a poco se alce frente a las naciones europeas.

En el cambio del XIX al XX, Reino Unido lidera todas las revoluciones, dotando de derechos a los trabajadores tras grandes crisis y movimientos obreros. Allí y en Estados Unidos surgen nuevas formas de sociedad, innovadoras e industriales, organizadas en favor del trabajo capitalista moderno que todos en occidente vivimos hoy. Que todos vemos como negativas, pero eso es porque hoy ya no funcionan igual: están viejas y hay que cambiarlas. Ambas son las grandes potencias del siglo, junto a la Unión Soviética, que encuentra sus propias soluciones a los mismos problemas, y Alemania, recién nacida por aquel entonces.

Las naciones jóvenes, más propensas a ser innovadoras, y las sociedades que no tienen miedo a adaptarse a los cambios y buscan en la innovación las soluciones a los problemas que tiene su época, son las que lideran el futuro cercano.

Y eso es lo que no me gusta en España ni en Europa. Todos en España queremos cambiar, pero nadie da recetas nuevas. Y lo mismo pasa en Europa. Este es un periodo de grandes cambios, de exigencias sociales como no vivimos desde hace unos 120 años. Y no estamos a la altura. Todos sabemos que el sistema administrativo, burocratizado, está caduco, pero nadie ofrece en su programa político algo nuevo, como un sistema extremadamente informatizado. Todos sabemos que el sistema político parlamentario bicameral no gusta en España, pero nadie ofrece una toma de decisiones drástica, como crear un sistema presidencialista unicameral donde se aúnen representación de población y territorial. Lo mismo pasa en Europa: los europeos en una gran mayoría votaron que "no" a esa constitución chapucera a más no poder, pero la impusieron y ningún ciudadano de a pie sabe cómo funcionan las instituciones europeas al detalle, porque son un follón de primera. Todos sabemos que hay problemas en legislación laboral, en el sistema educativo... Pero no hay soluciones innovadoras: todas son retoques de lo que hay.

Europa muere de vieja. Así de simple. Y España también. Mueren ambas de cerrazón, estrechez de miras y falta de innovación. Llegará pronto, porque las revoluciones nunca van mucho más allá de la segunda década del siglo, una nación que se asiente sobre nuevas formas de hacer política, de administrar y educar. Y no tiene pinta de que logremos ser nosotros. Nos toca este siglo estar a la cola, menuda faena. Así son las cosas en el mundo de las absurdas discusiones sobre cómo gestionar un sistema que está muerto.

Así es Europa. Y así también España.

viernes, 6 de mayo de 2016

¿Sabe la gente cuánto ganas?

Hace algunos años ya, más de diez, un compañero de trabajo y yo tuvimos una interesante conversación sobre las negociaciones con los jefes referente al salario de uno: pedir una subida o no, cuánto pedir cuando se va a un trabajo nuevo... Uno de los problemas es que a uno le falta información sobre lo que se gana, en general, en un puesto para el que va a ser contratado. Hay webs y sitios donde esto aparece, pero se basan en estadísticas donde, tal vez, se participa más cuanto más se gana, lo que desvía al alza los datos. Independientemente de eso, la conversación cambió mi vida por una simple cosa: me dijo cuánto ganaban él y nuestro jefe.

En Finlandia, Suecia y Noruega, lo que tributan los ciudadanos es público

Que él dijese cuánto ganaba está socialmente mal visto. Que diga lo que gana el jefe, peor aún, claro. Sin embargo, siempre me he preguntado por qué. La razón, supongo, es que es un sentimiento común el rechazo a que los demás sepan algo así de uno, ya sea porque consideramos que ganamos poco, así que preferimos que no se sepa, o porque ganamos más, y decirlo puede sonar a lucimiento personal. Sea como fuere, no está bien visto socialmente.

Y estoy en contra. A mí me ayudó mucho, y en las dos negociaciones siguientes para nuevos puestos de trabajo casi dupliqué mis ingresos. Que otros compañeros en puestos similares al mío sepan lo que gano creo que puede ayudarles, como a mí saber lo que ganan ellos. Si gano más, ellos sabrán que pueden mejorar y negociar mejor. Si es al revés, lo sabré yo. E, independientemente de eso, el que más gana tendrá una inyección de moral. Y si ganamos lo mismo, sabremos que podemos sentir que ganamos lo aparentemente justo o, cuando menos, lo que el mercado parece establecer.

Todo esto viene a que, en el mundo, yo no lo sabía, pero hay cuatro países que han hecho públicas las declaraciones tributarias de sus ciudadanos. Son Finlandia, Suecia, Noruega y... Pakistán. En Noruega, concretamente, se puede ir a una web y buscar cuánto ha tributado otro ciudadano cualquiera. Eso sí: desde hace dos años las búsquedas también son públicas. O sea, que si yo busco lo que gana alguien, ese alguien lo sabrá.

Y me parece maravilloso. Imaginen que se hacen públicas las finanzas de todos los españoles. ¿Qué consecuencias tendría? Pues, según mis conclusiones y las de varios estudios basados en la experiencia de Noruega, Suecia y Finlandia, las ventajas son muchas:

  • Los trabajadores pueden saber cuánto gana gente que trabaja en lo mismo que ellos, mejorando su satisfacción por un buen sueldo o dándoles argumentos para reclamarlo.
  • Estadísticamente, la felicidad de la gente en estos países ha aumentado, sobre todo en las rentas altas.
  • En estos países, la evasión fiscal se ha reducido tras la implantación de cuentas públicas.
  • Permite que haya servicios que aporten datos sobre salarios y rentas basados no sólo en encuestas, sino en datos fiables y completos.
  • Es un punto crucial en la transparencia de cuentas de los políticos y altos cargos de la Administración.

Así pues, ¡promovamos unas cuentas públicas! Si gana poco, le vendrá bien para saber lo que puede lograr. Si gana mucho, su satisfacción personal mejorará notablemente.

lunes, 28 de marzo de 2016

Ideas equivocadas sobre las elecciones (II): Parlamentos, congresos y cámaras

En este segundo post de la serie (el primero, de votos nulos y abstenciones), voy a hablar del aparato legislativo. Concretamente, de las "cámaras de representantes". Todos tenemos claro lo que es: en España están el Congreso de los Diputados y el Senado. Pero, ¿por qué hay dos? ¿Por qué no hay una, como en Finlandia? ¿Por qué no tres o cuatro? ¿Por qué se llaman alta y baja?

Además, aclararé una cuestión terminológica: España tiene Parlamento. Estados Unidos no. De ahí pasaré a explicar la naturaleza del distrito electoral o circunscripción. Ese concepto, que muchos consideramos que genera desigualdades y problemas, tiene su porqué. Claro, que también tiene sus problemas...

Cámaras de Representantes

En los pueblos no era infrecuente, cuando todos ellos eran pequeños, que los vecinos se reuniesen en asamblea. Iban todos, sin excepción (en ciertos lugares y tiempos, sólo los hombres), y opinaban y votaban sobre los temas del pueblo. El problema es que si vamos los más de 46 millones de españoles que somos a una asamblea tendremos algunos problemas de espacio, logísticos y de diálogo.

Para solucionar esas cuestiones nació el concepto de "representante". En vez de ir 46 millones de españoles a una asamblea, van algunos centenares. Lo primero que hay que resolver entonces es elegir quiénes. Lo segundo que hay que resolver es que, dado que la asamblea es un lugar que tiene sus reglas, donde conocer al resto de representantes es importante y puede dar ventaja a la hora de negociar cosas, la representación se profesionaliza. El representante pasa a vivir de ello y siempre está en la asamblea: se separa de la gente a la que representa y pierde la visión de la realidad de sus representados. Por ejemplo, un representante de una provincia lejos de Madrid, pequeña y sin grandes ciudades, pasará a vivir en una gran ciudad y a sentir problemas diferentes. Aunque vaya los fines de semana a su pueblo natal, la realidad es que es fácil que deje de ser consciente de los pequeños detalles del día a día de aquellos a quienes representa.

Aún así, el sistema representativo no tiene, a día de hoy, rival en grandes poblaciones.

Bicameralidad

Vale, estupendo, pero... ¿Y por qué dos cámaras? ¿No tenemos bastante con los 350 sueldos del Congreso para tener que pagar otros 266 del Senado?

Vamos a empezar por el caso más extremo donde adquiere sentido la bicameralidad: los estados federales. Un estado federal es lo mismo que una federación de estados. Una federación es una agrupación donde una serie de entidades u organizaciones independientes acuerdan, de igual a igual, unirse y generar una estructura común de gobierno. Los estados siguen teniendo su propia soberanía, pero ceden parte de ella al estado federal; entre otras, la parte dedicada a política exterior. De esta forma, en un estado federal los estados miembros tienen soberanía propia, pero desde el exterior se les trata como un único estado.

Así pues, imaginen que hacemos un estado federal europeo. Todos los países de la Unión Europea nos unimos en un estado único. Lo lógico, como democracia que somos, es que exista una cámara donde se represente a la población y tenga sus miembros elegidos de forma proporcional a ella. Como hay 500 millones de habitantes, más o menos, pongamos que hay 500 representantes, uno por millón de habitantes. España tendría 46; Alemania, 80; Francia, 66; Reino Unido, 63; Italia, 59... Malta no tendría ni uno (OK: le damos uno, seamos buenos). ¿De verdad creen que Malta aceptaría algo así? Nosotros seríamos el quinto estado con más representantes y no sé yo si la gente estaría contenta. Es más: si los cuatro países con más representantes deciden algo y lo votan, obtienen mayoría absoluta. Tela... Cuatro países puestos de acuerdo legislarían a su antojo sobre los 28 estados en total que somos.

Para resolver esto se crea una cámara que representa a los estados miembros. Cada estado tiene un número más igualado de representantes. En esa cámara, Malta puede hablar de igual a igual a Alemania, porque ambos son estados igual de soberanos. Dado que la primera cámara representa personas y la segunda estados, es fácil recordar que la primera es la cámara baja y la segunda, que representa a un ente suprapersonal, la cámara alta.

En Estados Unidos, por ejemplo, la cámara baja otorga un número de representantes a cada estado según su población: más población, más representantes. Y salvo alguna excepción, la cámara alta tiene dos representantes por estado: los mismos para todos. En Alemania pasa algo parecido: su cámara baja elige de forma algo rocambolesca según población (aunque con muchos matices), mientras la cámara alta otorga a los estados, según su población, de 3 a 6 representantes. Si bien no tienen los mismos exactamente, un estado como Bremen, de medio millón de habitantes, tiene 3 representantes mientras Baviera, con más de 12 millones, tiene 6. Como veréis, si bien en este caso no iguala, sí equilibra la balanza entre los estados.

Eso son los estados federales, pero lo mismo ocurre con países de gran tamaño donde las diferencias socioculturales y económicas son grandes. Francia o España son estados extensos, con gentes de una gran diversidad. Me pregunto qué dirá un extremeño cuando le digan que algunas de las autonomías más desarrolladas, como Madrid, Cataluña, Valencia, Baleares y el País Vasco, cinco en total, pueden decidir solitas lo que pasa en toda España, olvidando al árido sur: Andalucía, Extremadura, Murcia... ¿Qué será de las políticas hidrológicas, por ejemplo? Pues a los extremeños y andaluces no les hará ninguna gracia, como comprenderán. De ahí que en España, igual que pasa en Francia y en muchos países de grandes diferencias internas, la bicameralidad sea una forma de equilibrar las cosas.

¿Y por qué Finlandia, Suecia o Noruega tienen solo una cámara? Pues porque en esos países las diferencias son muy escasas y la gente se siente representada con una sola cámara, sin riesgos a que los de aquí o allá hagan de su capa un sayo y decidan en su beneficio. Y a todo esto, una curiosidad sobre los sistemas del norte... Hasta hace relativamente poco, era típico que estos países tuviesen un sistema ¡tetracameral! Sí, flipen ustedes: cuatro cámaras, nada menos. En Finlandia esto ha sido así hasta mediados del siglo XX, si no me equivoco.

No existe el parlamento estadounidense

Estas cámaras de representantes suelen tener el papel legislativo (creación de leyes) en los sistemas democráticos. El ejecutivo (aplicación de esas leyes) lo tiene un cuerpo denominado gobierno. Igual que el legislativo puede ser elegido, el gobierno también. La cuestión es ¿quién lo elige? Podríamos elegirlo todos, mediante elecciones. Pero claro, las elecciones son caras. La otra solución es que, ya que tenemos representantes, sean ellos quienes lo elijan por nosotros.

En el segundo caso, que es el que aplica con matices en gran parte de Europa, el legislativo se dice que "se erige en parlamento para elegir al jefe de gobierno". Las cámaras que eligen al gobierno (o a su jefe, más bien) son parlamentos. Las que no, no lo son. En Estados Unidos el Presidente se elige por sufragio universal (esto no es técnicamente así, pero vamos, en la práctica es lo que pasa), de forma que sus cámaras no son parlamento. Estados Unidos no tiene parlamento.

¿Y cómo se llama al conjunto de cámaras que forman el legislativo en democracias no parlamentarias? Congreso. En general, el congreso es el conjunto de cámaras que forman el legislativo, da igual el país. Peor en España decidimos llamar congreso a una de las cámaras, así que no podemos llamar congreso al conjunto. Aquí las llamamos "Cortes". O sea, que lo que en Estados Unidos es el congreso no equivale a lo que aquí es el congreso: nuestro "Congreso" es la cámara baja, lo que ellos llaman la "Asamblea de Representantes". Su "Congreso" es lo que para nosotros son las "Cortes".

viernes, 4 de marzo de 2016

El activismo impertinente

Acabo de leer un post muy interesante de Jorge Matías titulado "No molestes". Me parece interesante, porque leer el razonamiento de alguien con quien no se está de acuerdo siempre es más interesante que el de alguien con quien coincides. Y no: no estoy en absoluto de acuerdo con el citado autor. Según él, "[Rita Maestre] pidió perdón al Arzobispo por [asaltar una capilla católica], convirtiendo así a activistas como Rosa Parks en señoras terriblemente maleducadas".

Parece que plantarse desnudo en un lugar por el que muchos sienten especial respeto es lo mismo que sentarse en un autobús reivindicando el derecho de la igualdad de trato. Rosa Parks no necesitó molestar a quienes no debía. No se plantó en casa del conductor del autobús, que igual creía en la igualdad, ni necesitó soltar propaganda anti-nada que ofendiese a nadie externo al problema de la segregación racial en Estados Unidos. Ella simplemente dijo "no" a levantarse de un asiento al que tenía derecho. Los ofendidos por ese simple acto sólo podían ser aquellos que querían mantener esa injusticia. Por eso su acto fue extraordinario. Por eso ella no fue una maleducada, por mucho que Rita Maestre haya pedido perdón. Dista un abismo entre ambos actos: el abismo del respeto a quienes no piensan como tú y no te están ofendiendo.

El católico tiene derecho a serlo y que se le respete. Y el laicismo tiene derecho a criticar la presencia de esa capilla. Yo no te ofendo por ser católico y, si lo hago es porque está en ti la ofensa: no hago nada malo contra ti, ni mermo tus derechos, ni te agredo. Simplemente, creo en algo en lo que tú no crees. Si eso es para ti una ofensa, tienes un problema, amigo. Si tú asaltas el rectorado al grito de "¡quiten esa capilla!", realmente no ofendes a nadie que no pinte algo en este asunto. Si asaltas en pelotas lo que para muchos es un lugar sagrado, sí. Y ofendes al creyente por ser creyente, cuando el creyente y sus creencias no te han hecho nada. Y el cura de la capilla tampoco. El rector igual sí (insisto en que no me he informado a fondo sobre el tema): mantiene esa capilla cuando igual no debería. ¿Por qué narices tienes que ofender a los creyentes que no te hacen nada, en vez de ofender a quien te hace el mal directo, esto es, la institución que permite que esa capilla esté ahí?

Combatir ciertos privilegios eclesiales, que los hay, no debe confundirse con combatir la fe. No necesitas ofender mi fe para luchar contra los privilegios de ciertas instituciones religiosas. Montar una huelga para reivindicar derechos ofende a quienes hacen mal las cosas, explotando a sus obreros y sólo a ellos. Sentarse en un sitio para blancos ofende a los que apoyan leyes segregacionistas y sólo a ellos. Plantarse en una capilla en pelotas no sólo ofende a los responsables de la presencia de la misma en la universidad: también a mucha más gente, que igual hasta está de acuerdo con la reivindicación, pero que no te ha hecho nada para que les trates así.

Así que no se trata de ser políticamente correcto: no nos equivoquemos. Se trata de ser correcto con quienes no te han hecho nada. Es lo mínimo. Se llama respeto. Por eso, cuando se dice que, para reivindicar algo "creo que nos podemos saltar ciertas vallas", me temo que no puedo estar más en desacuerdo. Como mucho, te puedes saltar vallas legales que son las que quieres derribar, pero sin ofender a quien no lo merece. Porque, de saltarte más vallas, llegamos a un problema: ¿quién decide qué vallas podemos saltarnos? ¿Tú?

Frank Zappa fue molesto para quienes quisieron imponer cierta censura, y hoy podría hacerlo igual que entonces: no necesitó plantarse en casa de Al Gore en pelotas, afectando tal vez a sus hijos, que no habían hecho nada. Los Monty Pithon podrían estrenar su película exactamente igual, del mismo modo que muchos otros estrenan películas que ofenden a espíritus extra-sensibles, y no pasa nada. Y Holbach podría perfectamente publicar a su libre voluntad, que ni se mete ni ofende a nadie: sólo expresa una opinión, perfectamente respetable, sin insultar, sin llamar a asaltar conventos ni necesitar desnudarse en una iglesia para hacer publicidad de su obra. Opinar no debe ofender, salvo que al opinar agredas la integridad física, las ideas o emociones de los demás de manera innecesaria, máxime si no te han hecho nada. No es lo mismo opinar que Dios no existe que cagarse en las madres de todos los católicos, ¿verdad? Lo primero es opinar, lo segundo es ofender gratuita e innecesariamente.

Y esa diferencia es grande. Se pueden hacer muchas cosas, más allá de las buenas palabras, para reivindicar. Si quieres protestar por la presencia de esa capilla, pon una capilla del pastafarismo al lado y exige al rectorado que te dejen. Serás original, llamarás más la atención y a lo mejor, así sí, podrás comparar tus educados, simples e impactantes actos con el de Rosa Parks.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Cambiando el sistema

Un deplorable artículo

Recientemente, El Mundo publicó un artículo sobre el porcentaje de votos exigido en una circunscripción para poder tener representación. En el artículo se plantea el dilema de eliminar ese límite y las circunscripciones por las desigualdades que estos generan en el número de personas a las que representa cada diputado. A tenor de esto, yo hice el siguiente comentario en Twitter: "Lo que plantean es un retorno a los sistemas electorales de principios del siglo XIX. Y se cambiaron por algo.". Y esto dio lugar a una bonita conversación.

Si bien ya hablé de este tema en algún post anterior, voy a tratarlo de nuevo, más enfocado a las razones para que el sistema funcione así. No digo que no haya que cambiarlo, conste, pero si no conocemos las razones es posible que acabemos cometiendo los mismos errores para los que hace más de un siglo se buscaron soluciones: las que hoy se aplican y criticamos.

Para empezar, diré que el artículo es pésimo. Y lo es porque sus ejemplos, siéndolo en muchos casos de buen funcionamiento del sistema, los usan para criticarlo. Y pongo un ejemplo:
"El contrasentido está además en que habrá provincias en las que el perjudicado puede ser el más votado si otros dos partidos rebasan el listón del 20%: ése fue el caso de Ávila en 1986, donde el CDS aprovechó el tirón del abulense Adolfo Suárez para lograr un magnífico 41% que, sin embargo, se tradujo en sólo uno de los tres escaños en juego porque AP y el PSOE obtuvieron un 29 y un 25% respectivamente."
Pero vamos a ver: tienes tres escaños, a repartir entre tres partidos, uno con un 41% de los votos, otro con un 29% y otro con un 25%. ¿Cómo los repartes? ¿Cuál es el problema que plantean: que UCD debió conseguir dos escaños? ¿En serio? Dos escaños equivalen a un 66% de los votos. ¿Es más razonable dar a un partido un escaño para el que le falta un 25% de votos que a los otros dos sus escaños para los que les faltan un 5% y un 8% respectivamente? ¡¿EN SERIO?! ¿Le parece a los autores del artículo un ejemplo de mal funcionamiento?

Cuando el artículo ya va en este plan, de ver problemas donde no los hay, pues apaga y vámonos. Tratar, como hacen, los votos por debajo del mínimo exigido legalmente, como "inútiles", es no entender la democracia. Esos votos nunca obtendrían representación, porque son minoritarios (menos del 5% de los votos, con lo que aun sin límite no habría representación). Pensar que los que votan a quienes no logran obtener un escaño es voto inútil es ni entender el sistema ni tener conocimientos para escribir un artículo al respecto. Votar es expresar una opcinión. Si pierdes, lo asumes. Si no obtienes representante, lo asumes. Y ahí la regla del 5% no tiene nada que ver, y expresarse nunca es inútil, al menos en democracia. ¿De qué va esto, de decir "señores de partidos minoritarios, ni se molesten en ir a votar"?

El problema aparente

El problema, según se plantea ahí, es que el voto de un español de Madrid no vale lo mismo que el de un español de Burgos. Y es cierto en términos de representación. Pero cuidado: en el artículo nadie habla de elegir presidente, sino de las elecciones al Parlamento, mondas y lirondas. Las que va a haber el 20 de diciembre, vamos.

Así pues, hablamos de votar representantes, no a un presidente. Lo de elegir presidente sale a relucir en la discusión, cosa que me parece fenomenal, pero no es de lo que versa el artículo que critico. En España, como en muchas democracias europeas, no se elige al gobierno, sino al aparato legislativo. Es el aparato legislativo quien elige al gobierno. Y dado que elegimos representantes, hay que tener en cuenta que hay lugares con una idiosincrasia y circunstancias especiales que, si hubiese circunscripción única, quedarían sin representación. Ejemplo: Ceuta.

Para evitar fastidiar a las minorías es por lo que a los territorios con poca población se les da un número mínimo de representantes. De esta forma, el sistema se asegura de que todas las condiciones y circunstancias en el territorio quedan representadas, y se evita que entre quienes viven en Madrid, Barcelona y Valencia quede sentenciado el Congreso y elijan en temas críticos para todo el territorio: por ejemplo lo que ocurre en Canarias.

Eso, que muchos ven como criticable, no es más que solidaridad representativa. Los madrileños, que son muchos en un territorio pequeño, ceden parte de su representatividad para que gente de Soria, por ejemplo, puedan ir al Congreso y tener voz y voto. ¿No es justo? Hombre, pues... Depende de cómo se mire. Yo prefiero un país donde se escucha a todo el mundo, aunque sea minoritario, que una pseudo-dictadura de tres o cuatro ciudades grandes.

El problema real

Todo esto no quita para que el sistema tenga evidentes problemas. Y ahí estoy 100% de acuerdo con mi cuñado, quien pone sobre la mesa el tema clave: la elección del Presidente del Gobierno, esto es, del ejecutivo. Pero conste: ese problema, que es uno de los realmente críticos, no es de lo que va el artículo.

Como comenté en algún post anterior, yo soy presidencialista. Eso implica que el ejecutivo es elegido directamente por el pueblo, mediante elecciones, igual que el legislativo. O sea, que tendríamos dos elecciones: las del ejecutivo y las del legislativo. Y ahí sí es planteable hacer circunscripción única. ¿Por qué? Pues porque lo que se está eligiendo, en el fondo, es a un solo representante para todos. Es una decisión común, por lo que puede tener lógica que lo elijamos entre todos por igual.

Pero entonces entendamos de qué hablamos: no es un cambio en el actual sistema, sino un cambio de sistema. Ya no estamos tratando la reforma de un piso, sino de mudarnos. Ese cambio tiene mucha tela y también hay argumentos en contra. En cualquier caso, sigo siendo pro-presidencialismo y mantengo mi acuerdo con que en esas elecciones (y solo en las del gobierno, no en las del legislativo), podría tener sentido una circunscripción única.

martes, 3 de noviembre de 2015

Del dicho al hecho

Iba a escribir un post sobre las propuestas de José Antonio Marina, pero psé... Para decir que estoy de acuerdo mejor me callo.

Sin embargo, tomándome una caña he pensado que hay un punto en que discrepo o, más bien, un punto que me parece oscuro en toda esta historia. Es el punto de siempre, el que hace que la política sea en gran medida lo que es, el gran fallo y gran mentira de los parlamentarismos en la democracia y lo que impide la separación de poderes: que nos quedamos en lo que hay que hacer y no cómo hacerlo.

Hacer leyes es fácil. "Las mujeres y los hombres han de ser iguales". Toma ya. Y tan contentos. Partidazo éste que hace semejante ley de igualdad. Y les votamos. Y llegan los otros: "que la gente no se quede sin casas". Ole que ole. Partidazo también, oye.

Pero es todo una mierda. Porque eso no hay quien lo cumpla.

El Gobierno es el poder ejecutivo, y tendría que pensar en cómo conseguir que se apliquen las leyes, no en redactarlas. Pero la realidad es que el ejecutivo necesita en muchos casos leyes que le permitan hacer cosas para cumplir otras leyes. Así que el Gobierno se mete a legislativo y el legislativo a ejecutivo. ¿Y la separación de poderes? Ajá, sí... Ahí le has dado.

Todo eso es precioso. Es muy bonito. Pero empecemos por el principio. Todos sabemos que el profesorado requiere de una buena formación y que solo hay que coger a los mejores. Genial. Y eso cómo se hace. Poniendo un MIR. Fantástico. ¿Y con los maestros que ya hay qué? ¿Les jubilas? ¿Les haces pasar el famoso MIR? ¿Y si no lo pasan, a la calle? ¿O es solo para docentes nuevos y, entonces, hasta dentro de 20 años que se jubile la mitad no tenemos un sistema educativo como Dios manda? Entre tanto, qué: ¿la oposición cambiando de sistema otra vez porque este no funciona (solo falta esperar 16 años para que lo haga)?

Diseñar sistemas ideales es complejo, sobre todo porque no existen. Diseñar sistemas efectivos es aún más difícil, precisamente porque existen y son escasos. Pero muchos de ellos se quedan en agua de borrajas porque de diseñarlos a implementarlos hay una diferencia enorme.

La gestión del cambio es toda una disciplina. Hay estudios realmente impresionantes sobre el tema. Existe mucha bibliografía sobre la gestión del cambio. Y es que cambiar es difícil, y en política más.

En un gobierno, soltar cosas como "que los malos profesores cobren menos" (que menuda gilipollez: los malos profesores deberían dedicarse a otra cosa) puede llevar a los sindicatos a la huelga durante días. Y eso será lo mínimo. Si por reformas que no tocaban sus bolsillos se han echado a la calle millares de ellos, con una reforma que afecte a sus ingresos puede arder Troya.

Gestionar el cambio es pasar del estado actual a uno nuevo, y hacerlo con el menor impacto en la gente y los procesos que sea posible. Es identificar el porrón de casos que se ven afectados de formas insospechadas y planificar soluciones. Es minimizar la reticencia que la gente tiene al cambiar y vender de forma exitosa los logros conseguidos. Y todo eso es muy complicado.

Leyes estúpidas hay muchas, en todos los países. En Canadá se puede considerar persona non grata a un extranjero que haga campaña en contra de un candidato a la presidencia. Alucinen: Promueves que no se vote a un tío en Canadá y, si vas, podrías tener un problema. La ley es estúpida por muchos motivos: Primero, porque nadie en su sano juicio denunciaría a un tío de fuera por hacer tal cosa. Segundo, porque el Estado no va a ponerse a revisar lo que dicen en el extranjero, lo que hace que la ley no se aplique. Tercero, porque, aunque lo hiciera, no sería rentable. Y cuarto, porque, aunque fuese rentable y el gobierno vigilase lo que dicen de los candidatos fuera de sus fronteras, ¿en serio les importa? ¡¿De verdad?!

Leyes estúpidas hay muchas, ya sea por motivos históricos (como que en Londres no se puede transportar por la calle un tablón de madera) o porque quienes las diseñaron buscaban votos, no hacer algo bueno por su país. Pero cuando hablamos de temas como la Educación (así, con mayúscula), Justicia o cosas así, no puede uno redactar una ley tipo "qué bonito sería si..." y quedarse tan pancho.

Los españoles, como casi toda víctima de un sistema parlamentario (y sí: lo de "víctima" lo digo porque prefiero los sistemas presidencialistas), estamos acostumbrados a votar a partidos que tomarán control de legislativo y ejecutivo. Esto ocurre porque en los sistemas parlamentarios es habitual que ambos poderes sean el mismo, y en España, cuyo sistema ya tiene traca, más.

Así que sí: fenomenales las propuestas, a falta de conocer los detalles. Pero ese "libro blanco" no contendrá ni las leyes ni la forma de ejecutarlas. Y ahí está la chicha. Y ahí la cagarán los de siempre, como siempre, salvo que el 20 de diciembre nos dé una sorpresa, cosa que está por ver.

Os prometo que yo venía hoy extremadamente alegre tras una noche avanzando en mi proyecto. Pero es que hay realidades que me pueden...

martes, 27 de octubre de 2015

Camino al 20 de diciembre

¡Ah, la política! Me encanta. Ya estamos camino a las elecciones del 20 de diciembre, tan especiales por la incertidumbre que nos invade: ¿Caerá el bipartidismo? ¿Logrará alguno de los nuevos partidos gobernar? ¿Habrá un nuevo partido decisivo para la gobernabilidad?

Esta semana ha sido movidita porque una encuesta de TNS Demoscopia ha dado una agradable sorpresa a Ciudadanos. Según la encuesta que aparecía en A3, Ciudadanos subiría hasta lograr casi empatar al PSOE. Eso es mucho, considerando que en verano estaban bastante por debajo y aún por detrás de Podemos. Lógicamente, las reacciones no se han hecho esperar, y el propio Rivera ha mostrado su alegría:

Y no es de extrañar. Sin embargo, ¿cuán realista es esa encuesta?

Tras las elecciones de mayo hice una comparativa de resultados y encuestas. Era algo así:

Partido Resultado CIS (abril) Celeste-tel (marzo) ObSERvatorio (abril) Metroscopia (abril)
PP 29'3% 25'6% 30'9% 22'0% 20'8%
PSOE 26'7% 24'3% 26'4% 21'0% 21'9%
Podemos 14'0% 16'5% 12'2% 17'9% 22'1%
C's 9'6% 13'8% 11'7% 19'4% 19'4%

Hay que tener en mente que muchas de esas encuestas presentan los datos para toda España, no para esas elecciones. Aún así, me parece que están, en general, muy infladas las estimaciones de los nuevos partidos. Hay una, sin embargo, que atinó bastante bien: Celeste-tel. De hecho, casi clavó los resultados.

¿Y qué dice esta empresa de las próximas elecciones? Pues que el señor Rivera, aunque contento, no puede presentar tanta euforia, porque anda aún muy lejos del gobierno. Según el último barómetro de Celeste-tel, el PP obtendría el 28'9% de los votos, el PSOE un 27'1% y Ciudadanos, aunque sube, se mantendría lejos, con un 16'2%. Podemos seguiría bajando, hasta un 10'1%:

Con semejantes cifras, los nuevos partidos deberían mantenerse aún lejos de la euforia. A Ciudadanos le queda un largo camino por recorrer, aunque está logrando adquirir una gran presencia en los medios y su líder es el candidato mejor valorado.

¿Qué pasará en las elecciones? Pues, si todo sigue como hasta ahora, lo más probable es que España la gobierne el año que viene Rajoy, mediante un acuerdo PP-Ciudadanos. Sin embargo, el gran riesgo para el PP es que Ciudadanos logre arrebatarle suficientes votos como para relegarles al segundo puesto, por detrás del PSOE. Eso llevaría, seguramente, a acuerdos PSOE-Ciudadanos.

Lo que está claro es que, si todo sigue así y el partido de Rivera se mantiene tercero, serán decisivos para gobernar. ¿Con PP o con PSOE? Ni idea. ¿Y si consiguen subir hasta hacer realidad ese empate con "los grandes"? Pues entonces las negociaciones serán duras, pero creo que gobernarían con los Populares. ¿La razón? Que el partido Popular no pierde nada cediendo cosas ante Ciudadanos, ya que a su derecha no hay nadie. Pero si el PSOE cede mucho, perderá sus votos más de izquierda y será muy criticado.

Menudo año. Qué emoción, amigos. ¿Qué será será? El mes que viene, con los nuevos barómetros, revisaré el estado de la situación, con la mirada especialmente puesta en Ciudadanos.

lunes, 14 de septiembre de 2015

USA y Europa

Hace un par de meses tuve la oportunidad de charlar un buen rato con un americano. Se trata de un hombre, ya algo mayor, de Massachusetts. La conversación fue sobre política, y creo que resultó educativa para ambos. En ella revisamos la diferente visión de la política y la sociedad que hay en ambos lugares y lo que conlleva cada una, así como las tendencias que siguen ambas visiones.

En politología existe algo llamado gráfico de Nolan, que divide el espectro ideológico en dos ejes: libertad individual y libertad económica. Estados Unidos es un país que nació sobre las bases del liberalismo económico. Allí, la libertad económica se presupone. Sin embargo, en Europa existe una mayor presencia de ideologías socialistas y comunistas y, por tanto, el liberalismo económico permanece en discusión y no se presupone en absoluto.

Por ello, en Estados Unidos, donde el liberalismo económico se presupone, "liberal" se refiere a "defensor de las libertades individuales". Es, por tanto, una ideología de izquierdas. En Europa, sin embargo, liberal es un término que se atribuye a la derecha. La razón es que cuando nosotros hablamos de "liberalismo" nos referimos más al económico. Realmente, ambas doctrinas forman parte del "liberalismo", pero no se aplican igual a ambos lados del océano.

El liberalismo individual me parece menos interesante, porque creo que en todo el mundo el tiempo va incrementándolo. Cuanto más tiempo pasa, da igual en qué lugar del planeta te sitúes, la tendencia es el incremento de las libertades individuales.

Sin embargo, el liberalismo económico es algo que no tiende a incrementarse con el tiempo. En Estados Unidos, estado liberal (económico) por excelencia, existe desde hace bastante tiempo un espíritu claramente crítico hacia las consecuencias del extremismo liberal. Se critica la carencia de medios de muchas personas para obtener una asistencia sanitaria de calidad, los excesos derivados de la privatización del cobro de multas municipales, etcétera. Es decir, Estados Unidos tiende a limitar su liberalismo económico en favor de políticas que en Europa consideramos derechos indiscutibles.

En Europa, sin embargo, la tendencia de las últimas décadas ha sido a opuesta. Hace ya más de 20 años se inició en toda Europa una fiebre de privatizaciones de empresas que hasta entonces eran públicas. Y se lió parda. Hubo gente que salió a la calle a protestar (en España salir a protestar es deporte nacional, así que ese hecho no dice mucho). Además, la viabilidad económica del estado de derecho está en entredicho. Cosas como el sistema de pensiones, los subsidios del paro o el gasto en la sanidad pública están siendo revisadas en muchos países de la Unión Europea.

Este post no es para opinar sobre lo que pasará o lo que debería pasar. Ni pretendo opinar sobre estos temas. Pero en esa conversación esas fueron las interesantes conclusiones y aprendizajes que obtuvimos: la diferente visión del liberalismo que hay a ambos lados del "charco" y la tendencia de ambos bloques geopolíticos a aproximarse el uno al otro. ¿Dónde estará el término medio? Lo ignoro. El tiempo dirá.

martes, 26 de mayo de 2015

Y fue la fiesta de la democracia

¡Enhorabuena a todos!

Una vez más, los españoles nos unimos en una tarea común: elegir a nuestros representantes. Ayer fuimos a votar con tranquilidad y sin producirse ningún incidente. Eso es un motivo de felicidad.

Los resultados

Dije en un post anterior que "las comunidades autónomas las seguirán gobernando los de antes, pero ahora con permiso de, sobre todo, Ciudadanos". Bien... Realmente, donde dije "las seguirán gobernando" debí decir "las seguirán ganando", porque lo que es gobernando... va a ser que no. Así pues, me equivoqué, quiero pensar que no por mucho.

El PP ha ganado1 allí donde ya ganó, como esperaba, pero no gobernará en algunos lugares, o al menos es lo que parece. La gran pregunta es a qué tipo de acuerdos conseguirán llegar los partidos de izquierda para arrebatar el gobierno al PP en algunos sitios.

Creo que la regla general (no será así en todos los casos), será que C's apoyará por defecto a la lista más votada, sea de quien sea. Esto dará la Comunidad de Madrid al PP, por ejemplo. Sobre Podemos, habrá que ver cómo llegan a acuerdos con el PSOE donde haga falta, porque lo que se juegan esos dos partidos es el liderazgo de la izquierda, y eso es mucho.

En las municipales, me parece que las formaciones que han tenido el apoyo de Podemos tendrán una gran libertad para llegar a pactos, por lo que ahí la gobernabilidad será mayor y menos dependiente de la guerra por el liderazgo de la izquierda.

Los datos... ¿¡Pero qué #$%&@!?

Lo que más me sorprende de toda esta historia, sobre todo pensando en las generales, es la exposición de datos. Me parece asombrosa la forma de proporcionar datos de todos los medios que he ojeado hoy, que no han sido pocos.

La pregunta, de cara a las generales, que yo me hago es la fuerza que tiene Podemos. Creo que ese dato es clave para ver si las encuestas van bien o no. El caso es que Podemos no se ha presentado en las municipales, así que lo suyo sería usar como medida lo ocurrido en las autonómicas. Pero ¡oh sorpresa! Hete aquí que en las autonómicas no encuentro por ningún sitio el recuento total de votos. Los recuentos totales que he encontrado son exclusivamente de municipales, por lo que Podemos no aparece.

Así que he elaborado mis propios números, incluyendo las elecciones de Andalucía:

Partido Votos Porcentaje
PP 4.978.172 29'3%
PSOE 4.541.224 26'7%
Podemos 2.387.692 14'0%
C's 1.632.067 9'6%

Hay que tener en cuenta que aquí faltan datos de varias autonomías, entre ellas dos muy pobladas: Cataluña y País Vasco. Dado que las elecciones catalanas son en septiembre, tendremos entonces una imagen mejor de lo que puede ocurrir en noviembre.

En cualquier caso, comparemos esos resultados parciales con los famosos "barómetros" que ha habido:

Partido Resultado CIS (abril) Celeste-tel (marzo) ObSERvatorio (abril)
PP 29'3% 25'6% 30'9% 22'0%
PSOE 26'7% 24'3% 26'4% 21'0%
Podemos 14'0% 16'5% 12'2% 17'9%
C's 9'6% 13'8% 11'7% 19'4%

No sé si lo notan, pero la estimación de Celeste-tel de marzo es impresionante. Pero es que han atinado incluso con la estimación de abstenciones: daban un 63'6% y ha sido de un 64'94%.

Salvo en ese caso, todas las demás encuestas han inflado mucho el impacto de los partidos emergentes. El bipartidismo parece que no se ha desplomado tanto.

El camino a las generales

Todos lo sabemos: lo que pase en las elecciones generales dependerá en gran medida de los pactos que se alcancen este mes y lo capaces que sean los nuevos partidos de demostrar que vale para algo la confianza depositada en ellos. C's seguramente tienda a apoyar a la lista más votada, sea del partido que sea. Y creo que sería bueno para ellos que diesen apoyos tanto a PP como a PSOE. Si solo los alcanzan con el PP, se les tildará de derechistas. Sobre Podemos, tiene por delante una dura carrera por el liderazgo de la izquierda. Eso, creo, determinará su capacidad de lograr pactos con el PSOE, a quien no le gustará nada la idea de apoyar a Podemos donde ha sido mayoría. Encima, tiene pocas o nulas opciones de conseguir pactos con el PP. Así que veo más limitado el papel de Podemos.

Habida cuenta de que España se recupera económicamente a pasos agigantados y que esa mejora tarde o temprano llegará a las clases medias (ya se encargará, además, el gobierno de que así sea), me parece que, salvo nuevas noticias sobre corrupción, el PP solo puede mejorar en las encuestas de aquí a noviembre. El único problema es el candidato, que no tiene tirón y, de hecho, tiene una mala imagen tanto dentro como fuera del partido. Pero aún así, si no hay mucha noticia de corrupción, el PP irá subiendo lentamente.

Con ese escenario, lo que pase depende de dos factores:

Primero, la capacidad de Podemos y PSOE de entenderse. Si no se entienden, no habrá muchos acuerdos y la izquierda permanecerá muy dividida. Peligrosamente dividida. Sería una guerra dura, donde el liderazgo final dependerá de cómo sepa cada uno promocionar la culpabilidad del otro a la hora de no cerrar acuerdos. No confío en que pase nada, pero es una opción.

Por otro lado, cómo se tome la ciudadanía la existencia y ausencia de acuerdos. Si premian la gobernabilidad, que creo que es lo más probable, Ciudadanos tiene cierta ventaja, porque llegará a más. Imprescindible para ellos "des-derechalizarse" llegando a pactos con el PSOE donde puedan. Sin embargo, si la ciudadanía premia la mano firme con los partidos de antaño, hasta el punto de forzar elecciones donde sea necesario, algo que sospecho hará solo la parte más radical izquierdista del electorado, puede que Podemos saliese bien parada, incluso de haber guerra abierta con el PSOE.

Pienso que en las generales veremos más de lo mismo. Nuestros políticos no están acostumbrados a la negociación, y se aproxima un mes difícil. Ciudadanos, si juega bien sus cartas, puede salir muy bien parada, algo que no creo que esté haciendo: se está pasando con exigencias inamovibles de partida. Podemos, si logra pintar bien los acuerdos que consiga con el PSOE, puede obtener el liderazgo de la izquierda, pero dudo que lo consigan.

Así pues, a casi seis meses vista, y salvo que pase algo nuevo que cambie las cosas, pienso que el PP subirá, el PSOE se recuperará algo a costa de Podemos y Ciudadanos se mantendrá como hasta ahora, tal vez con una ligera subida.

Ya iremos viendo, pero no estamos ni de lejos en un desplome del bipartidismo. Un bajón, pero no un desplome. Seguiremos atentos a los "barómetros".




NOTA: Yo considero que "gana" unas elecciones municipales quien logra gobernar que, al fin y al cabo, es el objetivo que tienen los partidos. Pero como soy consciente de que en general se considera que "ganar" es obtener más votos que los demás (aunque esto no lleve a gobernar), utilizo este último significado.

jueves, 21 de mayo de 2015

La lista más votada

A partir de lo ocurrido en Andalucía, se han hecho encuestas preguntando a los ciudadanos si creen que debería gobernar la lista más votada en unas elecciones. La que he mirado más en detalle dice que el 74% de los españoles cree que sí: la lista más votada debería gobernar. Creo que tiene algún defecto en el diseño de las respuestas, pero aún así es un dato interesante.

Me resulta curioso que en la misma encuesta se pregunta sobre si creen que la fragmentación de voto y la carencia de bipartidismo afectaría a la gobernabilidad, ¡y esa misma gente dice que sí! Así que hay algo que o no entiendo yo o no entiende la gente.

Para gobernar suele hacer falta promulgar leyes. Realmente hace menos falta de lo que se cree (tenemos un exceso de legislación), pero bueno: en muchos casos facilitan las cosas. Así pues, un gobierno suele necesitar que se voten en el legislativo ciertas leyes y que salgan adelante. De hecho, muchas veces es el gobierno quien las propone. ¿Qué pasa si el gobierno no tiene el apoyo del legislativo? Pues que su poder queda muy limitado.

Así, si la lista más votada tiene una ideología y el resto del parlamento tiene otra opuesta, ¿de verdad creen que lo mejor es que gobierne la lista más votada, sabiendo que sus leyes no saldrán ni a tiros? ¿No será mejor que los otros partidos, de ideología similar entre sí, se pongan de acuerdo y gobiernen? Eso, ¿no favorece la gobernabilidad? Por supuesto que sí. Entonces, si la gente cree que la fragmentación de votos dificulta la gobernabilidad, ¿por qué no está a favor de que haya acuerdos, aunque esos supongan que no gobierne la lista más votada?

Por otro lado, si dos partidos que no han sido los más votados, juntos suman más escaños y quieren gobernar, ¿no es su acuerdo el que tiene democráticamente más derecho a hacerlo? Al fin y al cabo, lo habitual es que representen a más gente.

Como expliqué en un post anterior, las democracias suelen dividirse en presidencialistas y parlamentarias según la forma de elección del gobierno. En las primeras lo elige el pueblo directamente y en las segundas lo elige a través del parlamento. Aquí se plantea una tercera vía: que lo elija la gente mediante las mismas elecciones que el parlamento. O sea, en las elecciones se elige al legislativo y al ejecutivo, y encima con el mismo voto. ¡Viva la división de poderes! Luego nos quejamos de que en España no hay separación de poderes, cuando lo que pedimos es unirlos más, parece.

Como ya he comentado alguna vez en este blog, yo soy de tendencias presidencialistas. Al menos, si excluimos algunas formas más innovadoras de elección.

jueves, 14 de mayo de 2015

Andalucía no elige gobierno

Parlamentarismo

Estas dos últimas semanas estamos viviendo en España algo bastante inaudito: la falta de acuerdo en un parlamento para elegir al jefe del ejecutivo. Me preguntaba alguien recientemente que, si había ganado el PSOE, por qué tenían que votar a Susana Díaz.

En el mundo hay dos tipos de democracia (básicamente: luego hay mezclas y variantes): las presidencialistas y las parlamentarias. En ambas hay elecciones para que los ciudadanos elijan al aparato legislativo (o sea, a las cámaras). La diferencia está en quién elige al ejecutivo (al gobierno).

En las democracias presidencialistas, los ciudadanos tienen elecciones específicas para elegir presidente (o sea, al gobierno). Es el caso de Estados Unidos que, en contra de lo que muchos creen, dado que no tiene democracia parlamentaria, no tiene parlamento. Tiene cámaras, pero no son parlamento. ¿Por qué? Pues porque en las democracias parlamentarias es el legislativo quien elige al gobierno, como representante de los ciudadanos, no los ciudadanos directamente. Esas cámaras, cuando eligen al ejecutivo, se dice que "se erigen en parlamento", de ahí el nombre. Por eso Estados Unidos no tiene parlamento: sus cámaras nunca se erigen en tales porque los ciudadanos tienen unas elecciones concretas para elegir al ejecutivo (esto es, al gobierno, al presidente).

España tiene una democracia parlamentaria. Para elegir al gobierno, las cámaras deben votar y dar su apoyo a un candidato, que debe obtener mayoría. ¿Y qué pasa si no se ponen de acuerdo? Pues que se van repitiendo votaciones hasta que lleguen a un acuerdo o, si a los dos meses de las elecciones aún no hay acuerdo... se vuelven a convocar elecciones.

Hasta ahora, el bipartidismo ha permitido llegar fácilmente a acuerdos. Normalmente, el partido ganador estaba a falta de unos pocos votos de lograr mayoría en la cámara, así que con cerrar algún acuerdo facilón se elegía presidente a la primera votación. Pero el problema del parlamentarismo es, precisamente, que corre el riesgo de dejar a una administración sin gobierno durante mucho tiempo (años, incluso, como ha pasado en algún caso en Europa).

¿Qué ha cambiado en España para que pase esto?

Hasta ahora, España era país de dos partidos. Actualmente, España tiene, según las encuestas, cuatro partidos de gran peso. En Andalucía, desde luego, esto se cumple. Así que hay que negociar, y negociar más que antes. Aparte de eso, hay tres condicionantes serios en toda esta historia:

Primero, se da la circunstancia de que los dos nuevos partidos en liza son eso: nuevos. Surgen de la inquietud de la ciudadanía por ver cambios reales, porque estamos todos hasta las narices del mangoneo. La gente quiere cambios, y esos dos partidos los representan. El problema es que, si tú eres una persona que luce una camiseta de reformismo y en las primeras elecciones donde tienes representación parlamentaria vas y llegas fácilmente a acuerdos con un partido "histórico", corres el riesgo de perder tu imagen de reformista. Así pues, Podemos y Ciudadanos tienen el deber de ponerle las cosas difíciles a quien quiera gobernar.

Segundo, que no hablamos de un partido nuevo, sino de dos. Y debo añadir que dos cuya ideología, para colmo, no es precisamente parecida. Lo que esto provoca es que, si alguno pisa en falso y pone en riesgo su imagen en pos del cambio, el otro partido le echará los perros y se llevará votos.

Tercero, que dentro de poco son las elecciones municipales y autonómicas y, no lo olvidemos, entre octubre y noviembre las generales. Ciudadanos se muestra abierto a negociar, pero como hacerlo es un riesgo, lo más probable es que fuercen las cosas para que pasen las elecciones municipales de este mes. Pero el objetivo, tanto de Podemos como Ciudadanos, son las elecciones generales. No pondrán en riesgo su imagen antes, porque se juegan mucho.

Lo que podemos esperar

No creo que el parlamento andaluz elija presidente antes de las elecciones que se aproximan. En esas elecciones, prácticamente no habrá comunidad donde alguien consiga mayoría absoluta. En casi todas las autonomías, quien gobernaba antes, ganará de nuevo, pero reduciendo mucho su mayoría. El resto de escaños se repartirán entre la actual oposición, C's y Podemos, los tres muy cercanos entre sí. Eso lo espero en, al menos, la mitad de las autonomías donde hay elecciones este mes.

Eso, salvo que los cambios que está llevando a cabo Podemos y las palabras de Monedero afecten a la intención de voto, en cuyo caso veremos un Ciudadanos crecido.

En cualquier caso, veo más fácil una alianza PP-C's que PSOE-Podemos. Es posible, aunque no probable, que veamos alguna PSOE-C's. El resultado es que la mayoría de la gente asociará inevitablemente a Podemos con la alternativa de izquierdas y a C's con la de derechas, lo que no creo que convenga nada a estos últimos.

C's hasta ahora evita alinearse en exceso e identificarse con el tradicional espectro izquierda-derecha. Pero estas elecciones les van a dejar entre la espada y la pared: o no colaboran y pierden imagen por no colaborativos o la pierden por parecer de derechas.

En mi opinión, Podemos seguirá bajando en las encuestas, precisamente por lo que indica Monedero: han perdido su imagen de marca. Además, no se les oye: no sé qué tipo de campaña pretenden hacer, pero no creo que esté funcionando. C's, entre tanto, se jugará las generales a lo que haga tras las autonómicas.

Conclusiones

Mi primera conclusión es que me reafirmo en mi preferencia por el sistema presidencialista frente al parlamentario.

Segunda conclusión: Las comunidades autónomas las seguirán gobernando los de antes, pero ahora con permiso de, sobre todo, Ciudadanos.

Si Ciudadanos sabe lo que hace, tratará de cerrar tantos acuerdos de gobierno con el PSOE como con el PP, por mucho que le vaya a resultar más difícil. Y, para empezar, deberían cerrar uno con Susana Díaz el lunes siguiente a las próximas elecciones. Eso, claro, si no se asocia directamente a la candidata con el escándalo de Aznalcóllar, porque la imagen de C's ha de ser anti-corrupción.

martes, 24 de marzo de 2015

Ideas equivocadas sobre elecciones (II): D'Hondt y circunscripciones

En el primer post de esta serie hablaba de la diferencia y el efecto que tienen en las elecciones los votos nulos, votos en blanco y abstenciones. Me propuse escribir al menos dos más: El primero, tratando cuestiones sobre cámaras, como por qué Estados Unidos no tiene parlamento o a la reciente polémica sobre a qué se debe que tengamos dos cámaras en vez de una, como les pasa a Finlandia o Suecia. El segundo sobre los sistemas de reparto de escaños, incluyendo el famoso, pero en el fondo desconocido, sistema D'Hont o cuestiones como la existencia de distritos electorales.

Sin embargo, a raíz de las elecciones andaluzas, hubo una corta, pero interesante charla en mi último post sobre el sistema D'Hondt, así que he decidido adelantar este tema. Ya trataré cuestiones de cámaras en el siguiente.

El sistema D'Hondt

Así, descrito de forma rápida, el reparto proporcional directo tiende a hacer que el partido con el 30% de los votos obtenga aproximadamente el 30% de los escaños. Eso es lo que casi todo el mundo con quien hablo del tema y que no suelen haber estudiado nada de políticas cree que es lo "justo", "correcto" y, por ende, "lo que tendría que ser".

El sistema proporcional es un problema fundamentalmente en sistemas parlamentarios, en que el gobierno es elegido por el legislativo, como pasa en España. ¿Que cuál es el problema? Pues que si el legislativo no se pone de acuerdo en a quién elegir, nos quedamos sin gobierno. Bélgica se tiró más de 500 días sin él, batiendo un récord que en Europa tenía previamente Holanda, en ambos casos por este problema.

Para evitar que esto suceda, prácticamente todos los sistemas parlamentarios del mundo con circunscripciones grandes implantan sistemas que, dentro de su proporcionalidad, premian a los más votados, fomentando la gobernabilidad. O sea, que si al partido más votado le doy no solo los escaños que le corresponden por proporción directa, sino más, hago que sea más probable que consiga acuerdos para gobernar. Así, la probabilidad de que haya una falta de acuerdo y no haya gobierno se reduce drásticamente.

Esto no es cosa del pasado, no: prácticamente todos los sistemas parlamentarios actuales usan D'Hondt o alguno similar.

¿Y es "justo"? Mmmmm... El tema es interesante. Vivimos tiempos donde los poderes políticos se han pasado de rosca y se creen que los ciudadanos somos poco menos que estúpidos, y por eso la gente suele usar a menudo el término "justo" o "injusto": porque estamos todos un poco hasta las narices. Pero no deberíamos perder de vista que un sistema de reparto de escaños no solo tiene que ser justo, sino también efectivo, y encontrar ese equilibrio no siempre es fácil.

Un sistema que no sea de proporción directa puede no ser 100% justo, pero la alternativa tampoco es 100% efectiva. El método D'Hondt es una buena forma de lograr un equilibrio entre ambos extremos. Y el impacto es mucho menor de lo que se piensa. El gran impacto en la diferencia entre porcentaje de votos y porcentaje de escaños se debe a las circunscripciones.

Y ahora las circunscripciones

Las circunscripciones son zonas donde se realiza el recuento de votos y reparto de escaños. En España son provinciales: cada provincia es una circunscripción. Cada una tiene sus escaños y los reparten según los votos emitidos.

¿Por qué hay circunscripciones? Normalmente, por motivos de diversidad sociocultural. En España somos muy diversos, y en parte eso lleva a cierto orgullo de nuestras raíces. Es típico escuchar hablar de que "si los catalanes esto", "los andaluces lo otro", etcétera. Si en las elecciones al Congreso hubiese circunscripción única, el resultado sería que cuatro cumunidades autónomas (Andalucía, Cataluña, Madrid y Valencia) decidirían más del 50% de los escaños. Tela. ¿No creen que la gente del Cantábrico tendría algo que decir al respecto?

Y la cosa no acaba ahí: los riojanos no pintarían nada en el Congreso, porque no decidirían ni un solo escaño. ¡No digamos Ceuta y Melilla!

Para evitar esto, lo que se hace es que las comunidades con más población ceden parte de sus escaños en favor de aquellas que tienen menos, con el propósito de igualar un poco las cosas a nivel territorial, pero sin perder su mayor peso. Una cuestión solidaria, simplemente. Y así, asignando escaños a las provincias, nace el concepto de circunscripción, algo que pasa en casi todos los países del mundo donde hay cierto nivel de diferencias socioculturales, por mínimas que sean.

El gran problema es cómo repartir los escaños de la cámara entre las circunscripciones. Si se hace de manera proporcional a la población, las provincias menos pobladas protestarán, porque no tendrán apenas escaños (Ceuta y Melilla, por ejemplo, no tendrían ni uno). Vamos, que para eso mejor no tener circunscripciones. Podríamos decir que bueno... así es la vida y haber tenido más población. Pero el riesgo es que haya zonas extensas de nuestro territorio de interés político mínimo y que, por ello, se descuiden. Por ejemplo, zonas despobladas de un alto interés ecológico, como parques nacionales. O lugares que tienen unas circunstancias especiales y que, si no son representadas, pueden tener problemas (como Canarias, Ceuta o Melilla).

Por ello, lo más habitual es dar a todos un mínimo de escaños y, a partir de ahí, repartir el resto proporcionalmente. Por ejemplo, si dijésemos que a cada provincia le damos dos escaños (que suman 100), uno a Ceuta, otro a Melilla (ya van 102) y el resto, hasta los 350 del Congreso, proporcionales a la población. ¿Les parecería una buena solución?

Pues eso es exactamente lo que se hace.

¿En qué afecta esto a las elecciones?

Pues bastante. De las dos cosas, D'Hondt y circunscripciones, la que más afecta son estas últimas. Pero insisto: esto pasa en prácticamente todas las democracias parlamentarias del mundo. En el último post hago un análisis con las elecciones andaluzas de 2015.

Si bien quejarse de las consecuencias negativas es legítimo y está bien, también debe tenerse en mente que la alternativa aparentemente "justa" tiene también sus malas consecuencias. Hay mucha gente en nuestro país que vota a Izquierda Unida y que, por desgracia, no obtiene suficiente representación. Cierto. Pero, si la obtuviese, deben saber que eso implica necesariamente que Ceuta, Melilla y La Rioja dejarán de pintar nada en la política española, y que el riesgo de que grandes parques de los que cuida una escasa parte de la población española se quedarán sin nadie que los represente. Aunar justicia y efectividad no es tan sencillo y, elijamos el sistema que elijamos, siempre habrá algo que sacrificar, ya sean minorías, zonas despobladas, partidos con votantes muy dispersos o pequeñas comunidades.

De todos modos, no se pongan tristes: hay otras alternativas. No están exentas de problemas, ya se lo digo, pero es bueno conocerlas. Para hablar de ellas, les recomiendo que se suscriban al blog, porque en breve escribiré el tercer artículo de la serie "ideas equivocadas sobre elecciones".

¡Hasta pronto!

lunes, 23 de marzo de 2015

¿Es la "Ley D'Hondt"?

Ayer fueron las elecciones al Parlamento de Andalucía. Esta mañana, en la prensa, no podían faltar los comentarios sobre causas y consecuencias de los resultados, que a mí suele gustarme leer. Pero algo en Twitter ha llamado mi atención: un tweet de @Caude_CMC que reza:

Y, tras mirar las cifras, me he preguntado si realmente la diferencia proviene del Sistema D'Hondt (que no "ley") o de las circunscripciones, que es lo que creo que tiene mayor efecto. Y me he decidido a comprobarlo.

Para ello, he hecho una tablita en Excel con cuatro resultados: Los reales, los que habrían sido eliminando el efecto D'Hondt, los que habrían sido eliminando el efecto de las circunscripciones y los que serían sin ninguna de las dos cosas. He aquí el resultado:

D'Hondt Circ. PSOE PP Pod. C's IU UPyD PA PACMA VOX
47 33 15 9 5 0 0 0 0
No 41 31 16 11 8 2 0 0 0
No 39 30 16 10 8 2 2 1 1
No No 39 29 17 10 8 2 2 1 1

Como se puede observar, el cambio respecto a los resultados reales (fila superior) son mayores si se quitasen las circunscripciones que si dejase de aplicar el sistema D'Hondt. Aun con todo, el efecto combinado es abrumador.

De todos modos, debo indicar que este tipo de variaciones son normales y tienen su motivo. Prácticamente todos los países democráticos del mundo aplican tanto las circunscripciones como el sistema D'Hondt o alguno similar para mejorar la gobernabilidad.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Las próximas elecciones

Una nueva "fiesta de la democracia"

Como tarde, en diciembre de 2015 habrá elecciones a las Cortes Generales. Una nueva fiesta de nuestra democracia. El panorama esta vez ha cambiado mucho. Como era de esperar hace tiempo, el pensamiento general de que la incompetencia nos gobierna ha tomado forma en un partido nuevo: Podemos. Lo que no mucha gente, entre la que me incluyo, esperaba es que ese partido alcance ya en algunas encuestas cifras similares a las de los dos partidos mayoritarios: PP y PSOE. Las reacciones no se han hecho esperar, claro, y esta misma mañana dos compañeros míos salían de la cocina discutiendo sobre los peligros o no de un hipotético gobierno de Pablo Iglesias.

Yo, como buen centrista, miro esto un poco desde mi acostumbrada barrera de quien nunca se siente identificado con nada de lo que hay por ahí. Quien vota lo que mejor le parece según la situación del país. No me identifico con el PP. Tampoco con el PSOE. Ni que decir tiene con Podemos, que es más extremista. Y cuando digo que no me identifico, no me refiero a que no me gusten sus líderes ni cosas por el estilo: es que sus ideologías no comulgan con las mías. Pero claro, lo que pase en las elecciones de 2015 me afectará, así que voy pensando en las opciones.

Creo que la mayor parte de la gente elige su voto sin leer los programas electorales. Y creo que se equivoca al hacerlo, aunque lo entiendo perfectamente, porque quien los redacta suele ser el típico vendemotos que te cuenta solo lo bueno y, si no tiene más remedio que decirte algo malo, lo tergiversa y se enrolla usando términos con connotación positiva con tal de que la píldora pase bien. Pero habría que leerlos. Léanlos, en serio.

Sin embargo, lo que ocupa ahora mismo mis pensamientos no es a quién votaré, sino las consecuencias que tendría un resultado como el que aparece en las últimas encuestas. Según todos los sondeos de intención de voto que se han hecho en los últimos meses, Podemos ha aumentado la intención de voto hasta alcanzar una posición pareja al PP y el PSOE. De ser cierto, estaríamos ante un escenario que no se ve desde las primeras elecciones con nuestra Constitución, donde eran tres los partidos en liza: PSOE, AP y UCD.

Conste que no pretendo expresar opinión alguna sobre ninguna de las fuerzas políticas de las que hablo aquí. Solo analizo las opciones sobre lo que puede ocurrir de aquí a las elecciones y un poco más allá.

¿Qué pasaría si la gente votase como dicen ahora las encuestas?

El partido con más votos no tiene por qué ser el que gobierne. Así, pues, para empezar habría que decidir quién ocupa la Moncloa, algo que se volvería difícil, dado el reparto de votos. Básicamente, dependería del PSOE. Si el PSOE decide que Podemos es el enemigo, podría elegir pactar con el PP (oh, sorpresas de la vida), como ya ocurriese en casos como el de Jesús Gil. Por otro lado, ideológicamente el PSOE es más cercano a Podemos que al PP. Pero claro, eso significaría aceptar un reinado compartido de la izquierda: es duro dejar un trono. Así pues, la primera consecuencia sería una negociación compleja y, tal vez, alguna alianza sorprendente.

Si no se lograse decidir quien gobierna no recuerdo lo que ocurre, pero si no me equivoco hay posibilidad de convocar nuevas elecciones generales. El resultado, claro, podría volverse en contra de Podemos (si hay gente que abandona esa idea porque piensa que el intento ha fracasado) o muy a favor (especialmente si en las negociaciones PP y PSOE se plantean aliarse, lo que sus votantes, sospecho, verían muy negativo).

En segundo lugar, se dificultaría la gobernabilidad. Un partido que no tiene más de un 40% de los escaños necesita convencer a mucha gente para sacar adelante algunas medidas críticas. Si la cosa sigue así y Podemos se come, entre otros, los escaños de partidos minoritarios, pero con representación parlamentaria como UPyD, IU o Ciudadanos, hablaríamos de que las medidas deberían ser pactadas entre al menos dos de los tres partidos mayoritarios. Eso es complicado. Estaríamos en el típico escenario en que el gobernante querría sacar adelante medidas y no podría. Se quejaría, empezarían los lanzamientos de pelota de un lado a otro y... lo de siempre, pero sin decidirse nada al final. Una parálisis de facto del poder legislativo, lo que no es muy positivo.

¿Qué consecuencias tendría un gobierno de Podemos?

Yo no soy un experto en política, pese a haber estudiado parte de la carrera de Ciencias Políticas y a que me gusta la materia. Evidentemente, cuando surge un nuevo partido con la fuerza con que ha surgido Podemos hay dos actitudes posibles: atenerse al típico "más vale malo conocido" o al también típico "de perdidos al río".

Todos sabemos que lo que hay es malo. Da igual si uno es del PP o el PSOE, da igual la ideología de uno, la clase política española es de lo peorcito de la sociedad. Ser político hoy está casi tan mal visto como ser banquero o de una farmacéutica. O peor, seguramente. Así pues, mucha gente votará a Podemos porque cree que nada puede ser peor que el PP y el PSOE, y al menos ofrece alternativas a lo que hay. Esa actitud es la que llamo "de perdidos al río".

Por otro lado, están los que temen el cambio y que llegue un sistema alternativo radical y nefasto que deje España arrasada por medidas de corte fascista, comunista, anarquista o cualquier cosa que suene dañina. Es lo que llamo la idea de "más vale malo conocido".

Yo he leído el programa de Podemos. Como me pasa con todos los demás partidos, unas cosas me gustan y otras no. Lo que no termina de dejarme indiferente es la apuesta por medidas que no he visto en ningún país occidental desarrollado y no sé, por tanto, qué consecuencias podrían tener. Por ejemplo, establecer un tope salarial o prohibir los despidos en empresas con beneficios.

Pero cuidado, porque tal como mencioné antes, decidir quién gobierna no es tan fácil como señalar al candidato del partido que más votos ha conseguido. Ni siquiera al que ha conseguido más escaños. Para ser elegido Presidente del Gobierno, el candidato tiene que recibir el apoyo de más de la mitad de la cámara. Eso, si hay tres partidos votados casi por igual, es imposible si no se logran acuerdos. ¿Y saben lo que pasa cuando se alcanzan acuerdos? Que todo el mundo abandona las medidas más radicales, acertadas o no. Son las primeras en caer, por supuesto.

Así pues, si Podemos fuese la fuerza con más escaños, cosa que está por ver, y lograse el apoyo del PSOE, que también está por ver, tendría que abandonar muchas de sus sorprendentes medidas por el camino. Tendríamos un partido con fuerza, ganas y juventud, pero con las alas bastante cortadas, lo que igual no es malo, porque implica el control de posturas demasiado extremistas. Sería en otras elecciones, cuatro años después, cuando el electorado debería preguntarse, tras ver su capacidad (o incapacidad) para manejar España con medidas menos drásticas, si le concede la confianza suficiente para tomar las que con gran seguridad abandonará ahora. Así pues, entendiendo el miedo que pueda producir en cierta parte del electorado un hipotético gobierno de Pablo Iglesias, querría decir que el propio sistema hará que no sea tan malo como ahora pueda parecerles. Tranquilidad.

¿Y conseguirá gobernar Podemos?

Pues yo tampoco lo sé. Pero sí sé ciertas cosas que podrían darnos pistas al respecto.

En primer lugar, el voto de Podemos aumenta drásticamente con cada caso de corrupción que sale a la luz de PP y PSOE. Pero esos efectos, normalmente, desaparecen con el tiempo. Podemos está ahora en un momento en que están en el candelero noticias relacionadas con la corrupción, por lo que es probable que esta intención de voto se suavice un poco en los próximos meses.

En segundo lugar, hemos vivido una renovación del PSOE, con un nuevo candidato y todo. Cuando eligieron a Pedro Sánchez, la intención de voto al PSOE descendió drásticamente, pero poco a poco se ha ido recuperando. Evidentemente, el PSOE está reaccionando ante la fuerza de Podemos, y debemos esperar que continúe generando cambios y alternativas para frenarles. Y da igual la motivación, el mero hecho de que el PSOE, uno de los partidos mayoritarios, plantee cambios importantes, ya es mucho.

Pero no solo el PSOE se renovará: el PP debemos esperar que también lo haga. De momento su discurso permanece igual que hace meses, cuando Podemos no existía. Mariano Rajoy tiene una imagen pobre, muy pobre, incluso entre su electorado. Evidentemente, hace ya años que todos, tuviésemos la ideología que tuviésemos, nos echábamos las manos a la cabeza al ver que Rajoy volvía a presentarse una y otra vez en vez de dejar paso a un candidato con mejor imagen. Igual cometen el mismo fallo esta vez. Pero imaginemos por un momento que no es así: ¿qué opciones tiene el PP? ¿No creen que un nuevo candidato, con experiencia, libre de la mancha de la corrupción, podría generar un aumento de votos para su partido?

Y esto me recuerda la tercera idea a tener en cuenta: la economía. Estamos viviendo tiempos en los que la economía va mejorando sus indicadores. Sé que esto no dice mucho a las masas trabajadoras que son la fuente de votos de Podemos, pero normalmente eso acaba traduciéndose en mejoras tanto económicas como laborales. Este año la tendencia bajista del PIB ha cambiado, y la economía empieza a subir por primera vez en muchos años. Rajoy tiene casi un año entero para que siga subiendo, no cagarla, limpiar su partido, no volver a escuchar la palabra corrupción y diseñar medidas alternativas con las que convencer a un electorado que desea que el "más vale malo conocido" pese más que el "de perdidos al río". Todo el mundo suele preferir evitar el cambio, lo que juega en favor del PP, y solo necesitan un lavado de cara para prestarle de nuevo su apoyo.

Conclusiones

Queda un año para las elecciones, lo que es mucho tiempo. Podemos trae nuevas ideas, y poco más puede ofrecer, creo yo (y ya es mucho). Sin embargo, los partidos mayoritarios tienen un año entero para buscar alternativas, presentarlas y conseguir que el electorado se olvide de la palabra "corrupción". Por eso, creo que un factor crítico en las próximas elecciones es que esto ocurra y los españoles no oigamos hablar de ella durante unos meses.

Si el PP y el PSOE lo consiguen, para verano Podemos verá reducida la intención de voto a su partido. Máxime si esos dos partidos logran plantear medidas de reforma constitucional (todas las que se han presentado me parecen parches, pero a la gente le gusta eso de la reforma, aunque no le digan qué van a reformar, qué le vamos a hacer), transparencia institucional y, para colmo, la suerte les sonríe y la economía va mejor para entonces.

Y aunque no lo consigan, cosa que puede ocurrir porque a incompetencia no les gana nadie, no tiemblen los anti-Podemos: por mucho que no les guste, ese partido no podrá hacer lo que le dé la gana. Deberían surgir muchos nuevos escándalos, a ser posible para verano o justo después, y llegar una nueva crisis (cosa que no es impensable dado el nivel de deuda de los gobiernos, especialmente el estadounidense), para que Podemos lograse una cantidad de escaños suficiente para gobernar con una mayoría cómoda.

Desde luego, lo evidente es que Podemos ha traído consigo muchos cambios. Su mera presencia hace que la gente opine y que nos planteemos cosas que antes, en el escenario bipartidista español, ni concebíamos. PP y PSOE plantean reformas y surgen conversaciones sobre, incluso, la forma de nuestro modelo de Estado. Aunque Podemos quedase en una mera anécdota en la historia de España, la verdad es que ha generado diálogo y polémica. Y eso, amigos míos, es bueno.

¿Y yo, qué pienso de todo esto? Ya escribí en un post anterior que estoy convencido de que España no necesita tanto políticas concretas, de izquierdas o derechas, como una reforma profunda de nuestra estructura política. Un cambio de la ley electoral, el poder judicial y las leyes que rigen el funcionamiento de los partidos se me antojan prioridades que hacen sombra a cualquier otra medida que se pueda plantear partido alguno. Creo que hace falta un partido que se deje de colores y plantee unificar a la gente en torno a esta reforma y punto, sin políticas concretas de sanidad, educación ni defensa. Un partido que llegue, reforme y convoque elecciones.

Ya veremos lo que pasa...

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Las asignaturas que echo de menos

Supongo que a lo largo de nuestra vida todos hemos echado de menos saber más sobre algún tema que consideramos importante. De entre todos esos temas, creo que la mayoría de nosotros compartirá algunos, que somos muchos quienes los hemos echado en falta. La pregunta, ante eso, es ¿por qué no se nos enseñaron en el colegio? En algunos casos, porque se consideran conocimientos muy técnicos o específicos como para enseñarse a tan cortas edades (aunque llamar edad "corta" a los 14 o 16 años no me parece muy aceptable). Sin embargo, en otros la razón es, simplemente, porque nadie se lo planteó nunca, o porque no eran conocimientos necesarios en el momento en que se diseñó el sistema.

El modelo de educación actual, tal como fue concebido en sus principios, era una forma de preparar a las personas para su trabajo. Se obtenía cultura general de diversas materias que sentaban las bases para, luego, en la Universidad, estudiar algo más específico. Sin embargo, la cantidad de conocimientos que hay ahora mismo es enorme, y el acceso a ellos igualmente grande. Nunca como ahora una persona puede, en sus ratos libres, obtener una formación como la que ahora puede conseguir a través de Internet. Para colmo, la forma de nuestra sociedad, los conceptos de libertad y derechos que hay en la actualidad y el papel de las instituciones en nuestras vidas ha cambiado enormemente a lo largo de los dos siglos que tiene, más o menos, el actual modelo de educación.

Hoy, las necesidades que todos tenemos en nuestra vida son muy diferentes. Necesitamos formarnos prácticamente toda nuestra vida, por lo que surge la pregunta: ¿qué es lo que deseamos que constituya la "educación básica"?

Para mí, la educación básica debería proporcionar a todos los instrumentos necesarios para saber cómo manejarse en los entornos políticos, sociales y tecnológicos actuales, así como las herramientas personales necesarias para hacerlo de forma que podamos sentirnos lo más felices que nos sea posible. Y basándome en esto, echo de menos muchas cosas.

Independencia Política

Saber cómo funciona nuestro sistema político, desde nociones de la Ley Electoral al funcionamiento del sistema representativo me parece fundamental. Creemos que eso de meter un papelito en una urna es bastante fácil, pero no nos damos cuenta de que cuando la gente habla por televisión, o tomándose un café con los amigos o, simplemente, pensando en que nuestra Constitución es una porquería (algo que muchos piensan hoy día), realmente no suelen tener ni pajolera idea de lo que hablan. Conocer nuestro sistema político es el primer paso para tener capacidad de cambiar las cosas. Cuando un partido dice que va a proponer cambios en la Constitución mucha gente asiente, porque es realmente necesario, pero a poco que se entre en detalles no se tiene ni idea de la diferencia entre nuestro estado autonómico, una federación, una confederación o lo que sea que se quiera proponer ni las consecuencias de instaurar modelos territoriales así. No digamos si se habla del sistema de reparto de escaños o de si un voto en blanco vale más o menos que una abstención.

Seguridad Legal

Son muchos los derechos que tenemos, y muchos los instrumentos para ejercerlos, aunque en bastantes ocasiones no sean lo efectivas que nos gustaría. Conocer las bases del sistema judicial y del Derecho, así como la forma de acceder a los instrumentos que nos permiten ejercerlos, es trabajo de la clase política. Sí: sé que no lo hacen muy bien, y que todos pasamos tres pueblos de reclamar cosas a veces por no meternos en los follones y gastos derivados de hacer valer tales derechos, pero la realidad es que existen instrumentos que nos permiten hacer frente a problemas legales.

La primera vez que me vi amenazado por alguien en el campo legal fue con un cliente que reclamaba más de lo que debía. Gritó enfurecido, y muy seguro, que me denunciaría. Y yo, francamente, me acobardé. Ignoraba lo que es significaba ni las consecuencias que podía tener, pese a que sigo teniendo claro, aún hoy, que yo tenía razón. Al final, accedí a una solución de compromiso con tal de no meterme en abogados, y aún hoy me da rabia no haber hecho vales mis razones frente a tal tipejo. La segunda vez fue en un trabajo. Quienes nos contrataron a un amigo y a mí se portaron francamente mal, y quisieron demorar el pago del finiquito correspondiente por nuestra marcha hasta que se terminase un proyecto que nosotros no teníamos por qué finalizar. Curiosamente, nos mostramos dispuestos a terminarlo al marcharnos, por lo que la retención del finiquito era totalmente innecesaria, lo que me tocó las narices. Obviamente, tras la experiencia previa mi actitud ante el conflicto fue muy diferente, y presenté una denuncia ante el SMAC.

No se trata de estudiar leyes o derecho. Ni tampoco de hacer expertos en burocracia judicial. Se trata, para empezar, de saber bien qué son los derechos, cuáles son los fundamentales, y, ante todo, que los chavales, que en los últimos años de educación preuniversitaria ya se acercan a la mayoría de edad, sepan lo básico sobre qué hacer en caso de tener un problema así y la actitud que deben mantener ante ese tipo de casos. Qué es un abogado, cómo acceder a sus servicios, los costes y problemas que tendrán. El acceso a asistencia legal gratuita, etc.

Economía Personal

¿Saben que si sus hijos, en vez de contratar un plan de pensiones a los 30 años, lo contratase a los 18 obtendría en su jubilación entre un 50 y un 100% más? ¿Sabe que una persona que hace 40 años hubiese comprado acciones de Pepsi hace 30 años su capital se habría multiplicado por 38, mientras que si lo hubiese hecho diez años más tarde solo tendría cuatro veces y media más? Es el poder del interés compuesto.

Normalmente nos planteamos ahorrar cuando tenemos dinero, cuando ahorrar es algo que debería ser constante en nuestra vida. Además, nos preocupamos por nuestra jubilación cuando tenemos hijos o nos acercamos a la crisis de los 40, habiendo dejado pasar ya entre 10 y 20 años que nos habrían proporcionado enormes beneficios. Esto ocurre porque salimos del colegio sin tener ni idea de lo que es el dinero, lo que vale y lo que valdrá. En general, no sabemos ni ahorrar, ni invertir, ni nada que no sea ir a por la casa y esperar a jubilarnos por cuenta del Estado. Cuidado, porque yo tengo casi 40 y me faltan 27 años para jubilarme (al menos), y en ese tiempo las cosas pueden cambiar mucho y el Estado puede haber dejado de pagar jubilaciones.

Es importante que nuestros hijos aprendan que ahorrar es más sencillo de lo que parece y, más aún, más importante de lo que parece. El colegio puede ser un extraordinario aliado en este sentido.

Computación

Sí, sí, lo sé... Soy pesado en este punto. Hasta la saciedad. Pero no me cansaré de repetir que la computación será en el futuro parte de esa cultura general que todos debemos tener, como leer, escribir, sumar o restar. Yo doy clases a mis hijos de computación los jueves, y en el caso del mayor (el pequeño empieza la semana que viene), proporciona mucha seguridad en asignaturas como matemáticas.


Y esto es todo. No sé si alguien tendrá alguna idea de otras asignaturas que eche de menos en el colegio. Además, dado que muchos lectores no residen en España, me encantaría saber la formación de este tipo que hay en los países donde residen. ¿Sabéis de sistemas donde se enseñen estas materias?

Un saludo