Mostrando entradas con la etiqueta personal. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta personal. Mostrar todas las entradas

martes, 16 de mayo de 2017

Más de un mes sin escribir

En 2014, el año en que inicié la andadura de Incasequible, falté dos meses a mi compromiso personal de escribir. Desde entonces, no ha habido mes, ni en 2015 ni en 2016, en que no haya escrito alguna entrada. Sin embargo, el mes pasado no escribí nada. Por primera vez en dos años y medio.

El motivo es que, como comenté en un post anterior, este año tengo un ultimátum a mi persona: debo desarrollar el proyecto, ponerme las pilas. Eso o buscar otra forma de terminar mi estancia en la empresa en que trabajo. No es mal trabajo: en absoluto. Pero tras once años en él estoy estancado profesionalmente.

¿Y cómo anda ese proyecto? Pues... Bueno... Con sus luces y sus sombras, pero bien. No voy a contar nada de momento, pero mis prioridades mandan y ahora ando dedicando todo el tiempo que puedo a mi proyecto. ¿En qué acabará? Ya os lo contaré.

Entre tanto, trataré de escribir pronto y seguir el ritmo, pese al trabajo.

lunes, 20 de febrero de 2017

Un mes sin escribir

¡Madre mía, un mes! Es mucho tiempo, sí señor. He estado hasta arriba de cosas.

No sé si lo comenté recientemente, pero mi objetivo de este año es definir y prepararme para una nueva etapa en mi vida. Llevo años recorriendo un camino en busca de mi propio negocio, pero tras esos años llega el momento de evaluar. No se trata de echar por la borda el esfuerzo realizado, sino de evaluar si el rumbo tomado es correcto. En otras palabras: me he dado un ultimátum a mí mismo. Para centrarme, han desaparecido de mi vida prácticamente todos los tiempo muertos dedicados al ocio. Si bien mantengo alguna aplicación "casual" en el móvil para esos cinco minutos en que espero a que hierva el agua para el arroz, todo mi tiempo intento centrarlo en la productividad. Y debo decir que me está cundiendo.

En verano, con lo que haya terminado (o no), iré preparándome para una aventura alternativa. Nunca cerraré la puerta de mi negocio, una ilusión por cumplir, pero estoy ya muy muy cansado del lugar en que trabajo y necesito cambiar de aires. Mi última alternativa es irme a otro trabajo por cuenta ajena, y ponerme a buscarlo será algo que posponga hasta final de año, cuando vea a qué me ha llevado este periodo de extraordinaria productividad.

Por eso escribo poco: estoy petadísimo. Pero contento. Satisfecho. Hoy mismo, además de este post, prepararé algunos más, que se irán publicando automáticamente.

En fin: es año de ultimátum. De resultados (y voy bien, lo prometo). Veamos a qué nos lleva.

lunes, 2 de enero de 2017

Un nuevo año

No me voy a alargar con este post. Sólo pretendo decir tres cosas: Primera, que escribir el año pasado unos objetivos y ponerlos en la pared, frente a mí, para tenerlos siempre presente, fue un total acierto. Creo que anima y te permite tener en todo momento claras tus prioridades.

Segundo, que no: no los he cumplido todos. Una pena. Concretamente, dos sí y dos casi. Y cuando digo casi es casi casi. Y si bien no me dejan muy contento esos dos incumplimientos, por mucho "casi" que haya de por medio, me siento satisfecho. El experimento ha sido fantástico y, simplemente, debo hacer un post-mortem del año, analizar los porqués y mejorar los objetivos de 2017.

Tercero, no he escrito aún los de 2017, pero tengo claro que uno de ellos tiene que ver con un avance claro y radical en mi vida profesional. Ya le daré forma, pero es mi absoluta prioridad de cambio este año.

Y nada más. Breve. Poco definido, lo sé. Pero ahí queda eso de momento. Empiezo 2017 con más dudas que 2016, aunque siento que tengo más motivos de tener esperanza que los que tenía al empezar 2016. Ya veremos.

jueves, 17 de noviembre de 2016

La RAE, la madre de Puleva y el famoseo extremo

Yo alucino. De verdad. Esto ya se sale de mi entendimiento. Cómo puede la gente ser tan manipulable, increíblemente ignorante y falta de pensamiento crítico.

Todo habrá empezado, seguro, con algún cerebrito de Puleva o la empresa de marketing de turno a la que paguen, buscando formas originales de liarla con tal de conseguir salir en los medios. Y, para ello, nada mejor que emprenderla contra la RAE. Porque la RAE, que es patrimonio de todos los españoles y gentes hispanohablantes, qué más nos da la reputación que tenga. Así somos. Como con las chorradas del supuesto machismo lingüístico su reputación ya sufre innecesariamente, estarán acostumbrados. Qué más da. Y en un todo vale, deciden que la primera acepción que el diccionario tiene de "madre" es primitiva o qué sé yo.

Así que llaman a unos cuántos famosos (y a ser posible, madres), les cuentan el asunto y ellos se ofrecen tan pichis para la campaña, haciendo un vídeo para firmar una petición (qué moda ésa, oye) que inste a la RAE a cambiar la definición de la palabra "madre". Espero que, al menos, cobren, porque si van a demostrar la misma estupidez supina que los firmantes, que lo hagan ganando algo.

El DRAE tiene varias acepciones para "madre", y esa es la primera. Seguramente les guste más la tercera. En cualquier caso, todas valen para según qué usos, porque para eso están las acepciones. Pero para qué vamos a mirar el diccionario: no lo hacemos desde que nos obligó algún maestro plasta en el colegio y, desde entonces, apoyamos quitar horas lengua en favor de inglés porque para qué puñetas quiero yo hablar bien español pudiendo lucir en pitinglish. ¡Ah, que son famosos en un vídeo! Oye... Pues cómo no van a tener razón ellos, claro. Para qué vamos a preguntarnos si será verdad lo que dicen los medios: eso sería tener un mínimo de pensamiento critico. ¿Ese logo de Puleva? Ni lo había visto. Y si lo he visto, da igual, porque lo dice "la Carbonero" y esa fijo que sabe de eso.

Y no, Vicky, querida: la RAE no conoce a tu madre ni falta que hace, porque no se trata de describir a tu madre, sino a lo que significa la palabra "madre". No se trata de definir a la madre del vecino, sino el concepto que expresa la palabra. Entonces veo que las propuestas de definición incluyen "única", "valiente", "extraordinaria"... Tome nota la RAE: las madres que no sean valientes, no son madres. Y si no son extraordinarias, tampoco. Eso sí: que hayan parido o ejerzan las funciones de una madre da lo mismo. Es que... ¡¿En serio?! ¡¿Pero alguien en su sano juicio puede pensar que si la RAE introduce algo así en la definición estará cumpliendo con su función?! ¡¿Pero qué le pasa a toda esa gente, a esas casi 15.000 personas?! ¡¿Lo están diciendo en serio?!

A este paso, los hechos me forzarán a caer en el pesimismo social y el españolismo negativista de Pérez-Reverte. Y me resisto.

Antes me negaba. Ahora como mucho me resisto.

martes, 15 de noviembre de 2016

Acción de Gracias

Ya está ahí la Navidad. Ha llegado el frío, aunque igual se va de nuevo. Los anuncios de juguetes y colonias se suceden. Y, desde hace unos pocos años, se oye hablar en España del "Black Friday". El 24 de noviembre, jueves, es Acción de Gracias en Estados Unidos (en Canadá fue hace tiempo, en octubre), el momento de los grandes regalos en ese país. Así que el viernes 25 se inicia la campaña de Navidad, y lo hacen a lo grande, con enormes descuentos.

A mí, católico practicante, reconozco que hay fiestas de otros lugares, incluso otras religiones, que me parecen muy atractivas. Evidentemente, no es plan estar todo el día de celebraciones, pero por poner un ejemplo, como cristiano que soy me gustan algunas fiestas judías que conmemoran hechos bíblicos, de esa parte de las escrituras que comparto con los judíos. Son festividades que nosotros hemos perdido o, más bien, transformado.

Acción de Gracias es una de esas festividades que me gustan. Eso de dar gracias por lo que uno tiene es bonito. No hablo ya desde una dimensión religiosa, que también. Hacerse uno consciente de lo que tiene y celebrarlo, creo que ayuda a tener una visión más optimista y menos quejica de la vida. Es una de esas cosas que habría que hacer todos los días pero no se hacen. Reservar un día en el calendario para ello resulta instructivo. Es un recordatorio. Y un recordatorio bonito que se comparte con los demás. Para colmo, Acción de Gracias suele celebrarse en familia, alrededor de una mesa llena de buena comida y bebida. Y a mí esas ocasiones me recuerdan a mi infancia y me encantan.

Esas celebraciones son bonitas en verano, pero en invierno tienen un no sé qué... Supongo que estar tanta gente juntita en un lugar cálido, frente al frío exterior. Además, cenando, lo que implica que ahí fuera está oscuro. Me da la sensación de hogar. Hogar lleno de gente. De familia. De unidad. Luego nos tiramos los trastos, pero toda excusa para reunirse en el calorcito de un comedor, hablando, discutiendo, liándola si es necesario, celebrando algo por estúpido que sea, me reconforta. Pero no dos o tres. Cuantos más, mejor. Si son menos de diez, no mola tanto.

Así que Acción de Gracias, como la Navidad, lo tiene todo. Familia, frío fuera y comida. Adorable. Y, encima, un buen propósito. ¿Se puede pedir más?

Pues nada... ya está aquí la Navidad.

viernes, 11 de noviembre de 2016

El legado

Hoy ha fallecido un profesor que tuve en 7º de EGB. A raíz de un funeral al que asistí hace relativamente poco, me puse a pensar en escribir sobre esto, pero me han faltado el tiempo y la inspiración. Hoy, movido por el recuerdo de este profesor, me pongo a pensar en lo que entonces quise escribir.

Vas al funeral por el abuelo de un amigo no por el difunto, sino por acompañar al amigo. Al difunto apenas le recuerdas, más que tal vez por un par de ocasiones, hace ya muchos años. Sin embargo, es curioso porque saludas a la madre de tu amigo, a su hermano y te sientas; y te pones a recordar; y te das cuenta de que su abuelo ha estado más presente que en ese par de ocasiones. Has escuchado hablar de él. Tu amigo le ha mencionado a menudo. Y recuerdas el orgullo al hacerlo, la admiración al referirse a él.

Y ese amigo tuyo, por el que sientes afecto y, dado todo lo que ha conseguido, en el fondo cierta admiración, ves que estaba muy ligado a su abuelo. En ese momento, sentado en la iglesia, te haces consciente de, en todos tus recuerdos, esa presencia incuestionable de su abuelo, si bien no en persona, sí en todo lo que ha transmitido a sus familiares. Mi amigo es heredero de todo lo que su abuelo le transmitió. Y ves que ha sido mucho, y que ha sido bueno.

Allí, sentado, escuchando a la madre de mi amigo hablar de su padre con emoción, sientes con una tremenda claridad la presencia de todo un legado. Sientes la potente influencia ejercida. Notas, como si pudieses casi tocarla, la virtud, manando de las palabras y extendiéndose por el recinto. No son las bonitas palabras que olvidan lo malo, fruto del momento: son las pronunciadas por el peso de una incuestionable y continua influencia. Y yo, en ese momento, no pude evitar emocionarme. No puedo evitar sentir que ya no estoy ahí sólo por mi amigo, sino porque el mundo se despide de alguien valioso, que ha dejado una clara huella en forma de sus acciones, pero también de su nieto, un amigo, y todo lo que él, a su vez, nos da a quienes le conocemos.

Cuando gente así desaparece, en parte te entristeces, porque se pierde algo bueno. Pero no cabe duda de que es cierta la afirmación de que nunca se van del todo, porque su legado queda aquí. E, indirectamente, ese hombre que se fue nos va dando cada día, cuando quedamos los amigos para vernos en el VIPS de turno o en la barbacoa que inicia el verano.

Gracias por estar ahí, en forma de su legado. Descansen todos esos buenos y grandes hombres en paz.

viernes, 28 de octubre de 2016

Reactivando mi vida

Dije que no escribiría en un mes y, salvo cierto post puntual, así ha sido. No me planteaba que fuese un mes exactamente, pero acabo de ver la fecha del post en que lo dije y sí: un mes y un día, oye. Qué puntería.

Se me ha pasado rápido, y no tengo claro que haya resuelto el 100% de las cosas que necesitaba solucionar en mi cabeza, pero bueno... Voy arrancando de nuevo. En general, estoy contento. Echo de menos, eso sí, más acción social. Echo de menos dedicar algo de tiempo, de ese tiempo que no tengo, a echar una mano en campos que considero importantes o de mi interés. Uno de ellos es, todo lector de este blog lo sabe, la educación en computación. En general, en cualquier ciencia o tecnología, porque me parece que no se enseñan bien, pero en computación especialmente. Y, además, me gusta promover la igualdad de género, porque la mujer, nos guste o no, sufre cierto grado de discriminación hoy día.

Así que la causa de enseñar a niñas a programar me atrae muchísimo. Por eso sigo las actividades de iniciativas como Girls make games o Girls who code.

En Estados Unidos, he leído repetidas veces, las niñas comienzan a decantarse por otras disciplinas en la adolescencia. Lo trágico es que, entre sus motivaciones, está que piensan que los chicos lo hacen mejor y que no está bien visto entre sus compañeras. Muy triste, ¿no? Yo pensaba que eso era sólo por allí, al otro lado del charco, pero resulta que hoy leo en El Mundo que aquí también pasa. Me he sorprendido y preguntado a mí mismo si iniciativas similares a las antes citadas podrían llevarse a cabo en España. Supongo que sí. Y... ya. Punto.

Digo yo que todo el mundo esperaría ahora por mi parte un "venga, va, me voy a poner". Pero soy el tipo de persona que en una iniciativa de ese tipo puede resultar muy útil, pero no del que las empieza. No sabría cómo, ni montar eventillos, ni campus, ni enfrentarme al problema de la falta de material o financiación... ni mucho menos vender la idea. Yo, por ganas, me plantaría en el AMPA o el colegio y les propondría hacer talleres para ellas, las niñas adolescentes. Pero venderlo me cuesta, este colegio es de decir "no" a todo y yo qué sé... Supongo que acabaré mencionándoselo a alguien.

Que las niñas puedan dedicarse a lo que les guste, saberse tan buenas como los chicos y mandar a la mierda a las estúpidas que creen que la tecnología es de tíos creo que merece, aunque sólo sea, comentarlo.

martes, 27 de septiembre de 2016

Reorganizando las cosas

Aparte del nivel de trabajo en el curro, que ha aumentado considerablemente, y de las cosillas que hay que hacer en casa con el inicio del curso, estoy tratando de reservar más tiempo para mis proyectos, con el claro propósito de ir terminando dos de ellos. Son muchas cosas, y quiero tener todo bastante bien organizado. Me da la sensación en las últimas semanas de que ya no me muevo siguiendo mis objetivos a medio o largo plazo, sino según llegan tareas rápidas que hay que hacer ya, ya, ya. De hecho, si ya mis entradas suelen ser largas, las últimas son un despropósito, porque quiero escribir y no tengo tiempo, así que cuando escribo, tecleo un chorrazo de información que luego no reviso. Aunque parezca mentira, normalmente reviso (o revisaba) los posts, evitando el caos que en las últimas entradas habréis notado los pocos que leéis esto. Y no puede ser.

Vamos, que vivo al minuto, y eso no me gusta.

Por eso voy a darme un mes de relax y reflexión, en que iré reordenando mi tiempo y organizando mi día a día. ¿Y a qué viene esto? Pues a que dejo temporalmente de escribir. Octubre puede ser el primer mes en que no escriba nada desde hace bastante. Pero no: no dejo el blog. Cuando empecé necesitaba obligarme a escribir. Ahora, me pongo nervioso al pensar que hace más de dos semanas que no escribo nada. Lo que hace cogerle vicio a esto. En fin: con este parón espero quitarme este estrés de no escribir. Me genera estrés, lo reconozco.

Lo que sí mantengo es Sheldonadas. Son posts cortos y, encima, tengo programado ya todo octubre. Incluso alguna cosa para noviembre.

Volveré a Incasequible. Igual hasta reescribo las últimas entradas. Por respeto al lector. Ya veré. Volveré.

¡Nos vemos!

lunes, 19 de septiembre de 2016

Nuevo curso

Hay dos momentos en el año en que uno hace revisión de lo conseguido y se marca objetivos. Uno es, cómo no, el final del año. O tal vez el principio. Igual da. El otro es el inicio del curso.

Los niños han iniciado el colegio con la típica actividad que no termino de entender: preparar carteles de clase y portadas de cuadernos. No lo entiendo porque sí, vale: que se impliquen en la decoración de clase está bien. Pero luego falta tiempo para ver materia y me da por preguntarme por qué puñetas no empezaron a estudiar antes y, así, aprovechan el tiempo. Son semanas en que no ven nada. Hacen sus mini exámenes para ver qué nivel traen, hacen dibujos, juegos... Y nada de materia. Modernidades. Supongo que lo harán por algo que yo no entiendo.

Así que tenemos propósitos: el mayor debe adquirir mejores hábitos, porque ahora estudia en parte porque estamos encima de él, y el menor tiene que sacar adelante ciertas cosas. Por nuestra parte, yo necesito organizarme para sacar al menos una hora diaria de curro que dedicar a mis proyectos, cosa que puedo hacer con facilidad.

Nuevo curso. Propósitos. Revisión... Lo de poner objetivos claros, colgados en la pared, sobre el monitor, es fantástico. Muy recomendable. Ayuda mucho, y voy camino de conseguirlos todos a poco que me esfuerce un poquito. El caso es que ando contento.

En el curro la cosa va de mal en peor en cuanto a ambiente. Después e ajustes de horarios y chorradas por el estilo y de amenazar con cambiarme las condiciones y expresar voluntad de hacerme viajar (cosa que no me gusta nada), han puesto cámaras y un sistema de control de horas de trabajo. Me alucina la capacidad que tiene la gente para fastidiar un buen ambiente de trabajo de manera innecesaria. En cualquier caso, a mí me ha venido bien, porque, aunque no creo que afecte a mi productividad o capacidad de trabajo, me permite ser más consciente no ya de mis tareas, sino también de los tiempos que le dedico. Aunque no creo que produzca ahora más que antes, sí reconozco que me motiva ver los avances. En fin, estupendo pues.

Llevo un septiembre motivado. Y eso es estupendo. He vuelto de vacaciones animado. Me han venido fenomenal. Encima estoy algo más motivado que de costumbre en el curro: no lo estoy tanto desde hace seis u ocho años, creo yo, y lo estoy en mis proyectos, uno de los cuales está ya terminado a falta de que lo revisemos Canajack y yo. Es fenomenal.

Es la recta final del año. El último empuje. Tres meses y pico que pueden redondear un buen año.

Estoy muy contento.

martes, 30 de agosto de 2016

Vacaciones

Hoy comienzo mi primera jornada laboral tras más de dos semanas de vacaciones. Es la primera vez en años que "desconecto" por completo. He cambiado de aires y no he recordado la empresa en estos días absolutamente nada. Mi mente estaba a otras cosas. Ni tareas ni nada de nada. Cero. Reseteo absoluto. Una gozada.

No me ha costado volver lo más mínimo. Hay cambios, nuevos cambios (como casi siempre, negativos) y me da igual. Vengo con energías renovadas para enfrentarme a las nuevas medidas, pasar tres pueblos de la parte negativa y coger mi PC en casa y ponerme a hacer cosas. Muchas cosas. No sé cuánto durará, pero me siento bien. Supongo que para eso están las vacaciones.

Porque, hablando de proyectos, he desconectado al 100% de mi trabajo, el que me da de comer, pero no de mis proyectos. Reconozco que en más de una ocasión he echado de menos hacer cosas. tener un PC cerca y lanzarme a programar en esas tardes tranquilas, cuando los niños se bañan en la piscina o juegan a algo, la peque se echa la siesta y yo puedo disfrutar. Con la impresionante falta de tiempo que tiene uno en su día a día para hacer "cosas suyas", a veces te sientas durante las vacaciones y piensas que vaya pérdida de tiempo. Pero, quieras que no, se agradece.

En fin, post estúpido, me temo, pero bueno. Para eso esto es un blog personal.

Por cierto, pasado mañana dejo de venir de nuevo durante una semana para cuidar de los niños mientras no tienen colegio y mi mujer sí. Mola. A ver qué hago con ese "tiempo libre", que será bastante...

miércoles, 27 de julio de 2016

Revisando objetivos

Hace casi 8 meses que escribí mi entrada de inicio de año, estableciendo cuatro objetivos a conseguir. Para facilitar su cumplimiento, hice que fuesen pocos (sólo 4), que fuesen razonables (nada de "hacerme millonario") y que estuviesen pegados en la pared, justo encima de mi monitor, para verlos todos los días (o casi: no todos los días me siento frente al ordenador).

Ocho meses, nada menos. ¿Cómo van los objetivos? Pues fenomenal.

El primer objetivo era en el plano laboral: terminar la app para niños. Debo decir que ya estoy corrigiendo algunos detalles, a punto de dársela a Canajack para que revise. Me parece muy razonable, esta vez sí, lanzarla en septiembre o, como tarde, octubre. Es todo un logro personal, tanto para mí, como para Canajack, y estamos muy contentos.

El objetivo económico era tener cuentas saneadas y ahorrar, teniendo además un buen verano para los niños. Ahora mismo, mantenemos un pequeño ahorro, gracias especialmente a alguna paga extra de mi mujer. Si bien el ahorro estable está costando, espero lograrlo tras el verano. ¿Y esas vacaciones? Pues los niños han tenido quince días de campamento y, además, disfrutarán con nosotros de una semana en Menorca y otra en una casa rural muy chula en Murcia. Para colmo, habíamos planteado con ellos una actividad muy entretenida: cada uno tiene un mapa de España con las capitales de provincia señaladas. Cada vez que visitamos (no sólo pisando: visitar visitar) una de ellas, compramos pines y los ponemos en el mapa, donde corresponde. Este verano se han hecho con Ávila y Segovia, a donde fuimos un par de días de excursión, y esperamos conseguir Barcelona, Tarragona, Castellón, Valencia y Alicante. ¡Toda una aventura para ellos!

El objetivo saludable del año era mantenerme desde octubre a diciembre por debajo de los 95Kg. Empecé el año en 105 y ahora mismo me mantengo entre 95 y 97, lo que constituye una marcha extremadamente buena. Espero, en agosto, ir reduciendo poco a poco hasta 95 Kg y, rota esa barrera, reducir otro kilo o dos en septiembre, para mantenerme desde octubre en unos 93Kg y lograr así mi meta. ¡No va nada mal la cosa!

Por último, tenía un objetivo familiar: tramitar el acercamiento de mi madre a una residencia más próxima a mi hermana y a mí. Eso está cumplido. Todos los trámites están finalizados y ahora sólo queda esperar a que la administración y las listas de espera nos den buenas noticias.

Como supondréis, tengo buenos motivos para estar contento. El día que entregue la versión final del juego a mis compañeros para revisar, cosa que espero que pase en unos días, estaré aún más contento y escribiré algo.

¿Y vosotros? ¿Cómo van esos objetivos?

martes, 12 de julio de 2016

Turismo

El jueves recogemos a los dos mayores, Enrique y Santi, que han estado en un campamento en el Valle del Jerte, en Cáceres. Aprovechando que estaremos allí el jueves temprano, porque se les recoge a las 10, subiremos por el valle para ir a Ávila, recorrerla y, de allí ir al Camping de Segovia a pasar la noche. El viernes tenemos previsto recorrer la ciudad y viajar a Aranda de Duero.

Para poder disfrutar del viaje y hacer que los niños se lo pasen bien, he preparado una ruta por Ávila y otra por Segovia, sin ánimo de recorrer demasiadas distancias, aunque pasando por lugares emblemáticos y, sobre todo, que tengan historias que contar. Les hablaré de leyendas y hechos históricos de las dos ciudades, que es algo que suele gustarles mucho.

Preparando todo ese material me he encontrado con que Internet es un lugar estupendo de donde sacar información, pero realmente está dispersa. Los sitios oficiales no aprovechan la tecnología, y no encuentro herramientas que permitan fácilmente encontrar lo que quiero. Hay que bucear. Demasiado, diría yo. Así que, cómo no, ya tengo otro proyecto en mente. Y van muchos. Me falta tiempo. ¡Me falta pasta!

Quiero una especie de Google Maps donde pueda tener todos los lugares de interés y turísticos de la ciudad. De todas las ciudades posibles. Quiero que estén categorizados por los que la gente considera más importantes, algo que ya hace Miniube. Y quiero que los lugares contengan propiedades, no simplemente texto, como los costes, tiempos de visita, horarios, si son para niños o no, accesibles o no, etc. Quiero, además, que asociados a estos lugares haya historias, leyendas, datos diversos, informaciones de interés... Y todas ellas, a su vez, organizadas y con sus propiedades. Con su importancia o interés, según lo que opinen los usuarios. Y, finalmente, quiero poder organizarme un recorrido marcando qué ver y qué historias escuchar, dónde descansar, comer... Guardarlo en mi cuenta y disfrutar de él una vez allí. Y ver, resumido, el coste, duración total, etc.

Ya que no tengo tiempo, que alguien lo haga, caray. Que después de Ávila y Segovia me gustaría ir a otras ciudades de España. Este mismo verano, Valencia, Burgos y, tal vez, Murcia.

viernes, 3 de junio de 2016

El sistema democrático que me gustaría tener

El post anterior fue sobre los "juguetes" de ciencia y tecnología que me gustaría tener. Dentro de los deseos, hoy me muevo a otro terreno bien distinto: el sistema democrático que me gustaría tener en España.

Presidencialismo

La desventaja de los sistemas presidencialistas es que pueden no tener el apoyo del legislativo (las cámaras). Pero el sistema parlamentario para mí es peor: puede dejarte en la situación actual, con un gobierno eternamente en funciones y sin elegir nuevo gobierno en la torta de tiempo. Así que haría elecciones donde se elija por un lado el legislativo y por otro el ejecutivo.

Doble vuelta

Para mejorar las cosas y evitar los efectos típicos de "no quiero que este tío gobierne", las elecciones al ejecutivo las haría a doble vuelta. Así, todos votamos y, quienes hayan elegido a un candidato minoritario (que no pasará a segunda vuelta), puede elegir una segunda opción.

Dado que la doble vuelta tiene cierto coste, porque en el fondo son dos elecciones, una alternativa sería que en la hoja la gente pueda escoger un primer y un segundo candidato. De esta manera, se van eliminando los minoritarios y sus votos se pasan a la segunda opción de cada votante. Es más engorroso en cuanto mecánica, pero más barato. De momento, propondría doble vuelta.

Unicameralidad

Yo soy de los que piensan que es necesaria una representación territorial en un país tan diverso como el nuestro, aparte de la representación proporcional. Pero también creo que mejor que tener dos cámaras sería tener una sola cámara de mayor tamaño. Si sumamos los 350 diputados y los 266 senadores que hay en España, en total tenemos más de 616 escaños. En el Congreso, para que se hagan una idea, cada diputado representa una media de unos 130.000 residentes. Eso es la torta. Con esos 616 asientos, la media se quedaría en, aproximadamente, 75.000. ¡Es toda una mejora!

¿Y qué pasa con la representación territorial? Pues cuando una votación sea territorial, se cogen los votos de los diputados que corresponderían a un escaño del actual Senado y se unifican en un solo voto. O sea, que votando una vez, se sabe qué resultado se tendría en la cámara baja y cuál en la alta. Menos votaciones significa menos tiempo y procesos más rápidos y eficientes.

Aumento de escaños

Pero vamos más allá. Si los chinos pueden tener casi 3000 asientos, no veo por qué no podemos nosotros tener un tercio de ellos: 1000. No es tanto, si lo piensan. Una cámara de 1000 asientos no es tan grande. Y, encima, se unificarían ciertos gastos derivados del funcionamiento de los edificios: grabaciones, encargados de sistemas informáticos, seguridad, bedeles... Sí, sería un edificio el doble de grande que el Senado (o no, no crean: el salón de plenos no es precisamente lo que más ocupa en el edificio), pero por el mero hecho de ser una única construcción se ahorraría mucho. Y, lo mejor: la representación sería mucho más detallada. Cada congresista representaría a 46.000 personas, lo que está bastante bien. Ahora mismo, Ceuta tiene un representante, y con ello obtiene mayor representación de lo que debería. Con 1000 escaños obtendría 2 (¡un gran nivel de detalle!), con un error representativo muy inferior: de un error de 50.000 habitantes por escaño a sólo 5000. Flipen, amigos.

Sin listas

En la papeleta para el legislativo, los nombres de los candidatos de la circunscripción. Nada más. Si eso, como ayuda, se puede poner el partido al que pertenece. Sin límite de candidatos: por un partido podrían presentarse varios. A su bola. Si el partido quiere limitarlos, es cosa suya.

Claro que, imaginemos que se presentan tres candidatos del partido "A", y la mayor parte de la gente quiere que gobierne alguien con ideas de "A". ¿Cómo hacer para que el reparto de voto a candidatos "A" no perjudique al partido y, con ello, a los votantes? Pues pudiendo marcar varios. Si yo marco los tres candidatos del partido "A", lo que quiero decir es "quiero que gobierne el que más votos únicos saque de estos tres". Y todos contentos. Se mira el número de votos únicos que saca cada candidato y de ahí se van asignando votos de grupos, según los más votados.

De esta forma, adiós primarias y cosas así: que los votantes escojan, directamente, lo que quieren. ¿No sabe el partido a cuál de tres candidatos poner como cabeza de lista? Pues puede poner los tres. Mejor: así el partido sale ganando, aglomerando votos, y los ciudadanos tienen mayor capacidad de elección, sin intervencionismos oligárquicos internos.

Lo bueno de unir esto y la cámara única de 1000 representantes es que hacer campaña para 46.000 ciudadanos es bastante más sencillo que hacerla para 130.000 que hay ahora de media por diputado. De hecho, si lo hace bien, una persona con presupuesto limitado podría presentarse y hacer un buen papel sin necesidad de un partido respaldándole.

Conclusiones

Quitar el poder a los partidos y dárselo a los políticos de a pie es crucial si queremos mejorar el sistema. Además, hacer que la gente pueda elegir a personas que, desde sus escaños, les representen de manera más cercana, es importantísimo. Que eso ocurra es lo que realmente diferencia un sistema mediocre como el actual de un buen sistema electoral y representativo.

A partir de aquí, las cosas pueden mejorar aún más. Pero la base es tener un ejecutivo independiente, un legislativo realmente representativo, y un sistema más ágil y dinámico. Luego ya... Innovamos más. Pero este paso es crítico si queremos tener un país de primera.

miércoles, 1 de junio de 2016

Los "juguetitos" que me encantaría tener

Uno navega por Internet y se encuentra todos esos cacharritos que molaría tener. Sobre todo, esos que usaría en mil aplicaciones y cosas, no digamos con los niños. No hablo de juguetes o juegos propiamente dicho: ni consolas ni juegos de tablero ni nada de eso. No. Cacharros de orientación científica y tecnológica, especialmente.

Microscopio

Ah, el microscopio. Cuántas horas empleadas en él. Yo tengo un microscopio, ya antiguo, sin luz propia, sino un espejo para reflejar una fuente lumínica externa. Sus aumentos, escasos, y eso es lo que, con el tiempo, me hizo dejarlo abandonado en alguna estantería. Por ahí anda. Lo saqué hace unos meses y no mereció la pena. Y la razón es, precisamente, que sirve de poco cuando no tiene aumentos suficientes.

La gracia del microscopio, para mí, está en los microorganismos, en las células. Muestras vivas que requieren 2000 aumentos y tinciones. Ahí es donde está la gracia. Así que he ahí mi primer "juguete": microscopio binocular de 2000 aumentos y tinciones varias.

Little Bits

¡La electrónica! Esa disciplina que se me escapó durante años. Compré libros y todo, pero fui incapaz de dedicarle el tiempo necesario y , finalmente, la dejé por imposible hasta nueva orden. Pero entonces encontré LittleBits. Y moooooooooola... Fácil de usar, este sistema modular de electrónica te permite hacer la torta de juguetes electrónicos sin tener ni papa de electrónica, lo que tiene narices. ¿Y la de horas que me puedo pasar con mis niños jugueteando con el kit de gadgets?

Arduino / Genuino

Si llevamos la electrónica a otro nivel, por otra parte más complejo, molaría tener una placa Arduino con componentes a cholón. Por ejemplo, el megakit de iniciación. Qué guay. Se me hace la boca agua. La de proyectos que se pueden hacer con eso.

LEGO Mindstorms

Y ya puestos, de electrónica ¡a robótica! MOOOOOOOOOOOOOOOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAA. Sí, ya sé que hay otros sistemas, pero no molan tanto. ¡LEGO Midstorms EV3!

La de cosas que haríamos mis niños y yo con eso, madre mía... La de cosas que haríamos gastándonos ¡400€! La madre que @#%/!

Snatoms

Construir modelos moleculares. Está genial para juguetear y enseñar a tus hijos. Casi imprescindible en cualquier clase de química. Hace tiempo traté de hacer un kit con ese mismo principio, pero fue un proceso complejo para muy pocos átomos.

¡Pero ahora tenemos Snatoms! Un kit completo de química, especialmente orgánica (trae, sobre todo, carbono, hidrógeno y oxígeno).

Telescopio

No podía faltar un buen telescopio, de los que permiten ver Saturno sin sentir los efectos de una excesiva aberración. Bueno, va: me conformo con uno más normalito, aunque si ahorro lo suficiente molaría el capricho de algo más avanzado. Ah, las noches de campo bajo las estrellas, buscando objetos y fotografiando las lunas galileanas...

Impresora 3D

No podía faltar, claro. Pero por lo que he oído las baratas son difíciles de calibrar y generan muchos errores y repeticiones, con el consiguiente coste de filamento. Así que, puestos a pedir, una ZPrinter polícroma, como la 250. No digamos la 850, jejeje.

¿Os imagináis lo que se puede hacer con Arduino y una impresora 3D? ¿O con LEGO Mindstorms y la impresora 3D? Bueno, buenoooooooo... ¡Entretenimiento a raudales! ¡Me pondría a diseñar robots para mi huerta y limpieza a lo bestia! Robots que rieguen, que limpien, barran, reconozcan el mapa de la casa... ¡Mi casa iba a parecer un laboratorio futurista!


Lo vamos a dejar aquí, porque se me hace la boca agua, jolines...

martes, 24 de mayo de 2016

Temas para un blog

Ayer escribí porque me di cuenta de que este blog, Incasequible, ha cumplido dos años. Impresionante para alguien como yo, que carece de disciplina para mantenerse en una tarea demasiado tiempo. El asunto coincide con el hecho de que, además, llevo dos años y medio metido en un proyecto de desarrollo de un juego con otra persona, Canajack, que también es la primera vez en su vida que logra mantenerse tanto tiempo en un proyecto personal.

Ya lo mencioné alguna vez en algún post anterior: algo cambió en mi cabeza hace dos años y medio, que me permite mantenerme en un proyecto durante años y escribir en un blog de manera estable y frecuente. Algo cambió, no sé qué. Igual mi hartazgo de estar en la empresa en que estoy, hartazgo que alimento manteniendo en mi mente cierta manía a la empresa. Aquí se vive muy bien, porque el horario es bueno y la empresa, chapuza tras chapuza, dura y dura... Con lo que es un lugar seguro y estable. Pero no se puede crecer ni hacer nada en condiciones. Y eso frustra. Supongo que va con el carácter de uno. En mi caso, no es ya que no vaya conmigo: es que ahora mismo no quiero que vaya conmigo, porque las ganas de irme me sirven de incentivo para seguir haciendo en mis ratos libres lo que quiero hacer: proyectos para largarme y montar algo por mi cuenta.

Pero eso no justifica escribir en un blog durante dos años. Lo haría si ganase dinero con ello, pero con una media de visitas inferior a 40 por post, como comprenderán, no es el caso. Así que algo cambió en mi cabeza hace dos años y medio y, a decir verdad, no sé qué ni cómo. Me encantaría saberlo, porque podría ayudar a otros en mi situación. Pero la realidad es que no tengo ni idea.

Una lectora de este blog me ha sugerido varias veces tratar de conseguir visitas, promocionar las publicaciones y ganar algo de dinero con esto. Confieso que si no consigo visitas a veces es porque no me apetece. Los seis posts que han superado las 100 visitas tienen en común que han sido promocionados de alguna manera: he publicado en Facebook o me han metido en Menéame. Así que superar las 100 visitas por post es hasta fácil. No creo que eso me diese pasta, pero es que, encima, los posts que publico a continuación de los promocionados suelen beneficiarse también, así que es muy probable que esos 100 fuesen aumentando. No es para ganarse la vida, sin duda, pero me parece interesante: poder, se puede.

Pero no creo que este blog sea para eso. De hecho, es que no lo es. Es un blog puramente personal. Como Sheldonadas, mi otro blog, dedicado a corregir creencias populares incorrectas, en que tengo escritos posts hasta finales de agosto (se irán publicando automáticamente). Son blogs carentes de un interés concreto, nada temáticos. Son personales.

Y me pregunto: si me plantease hacer un blog temático, al que la gente interesada por el tema se enganchase, ¿de qué lo haría? Un blog es mucho curro, así que debería ser algo que me resulte fácil hacer. Y, evidentemente, algo que me apasione. No creo que sea importante que haya mucha gente interesada: más bien, que haya poca gente que escribe sobre el tema, o no en el formato en que lo haga yo.

La primera idea que surgió hace unas semanas, haciendo lluvia de ideas con mi hijo mayor, fue un videoblog, acompañado de blog escrito, sobre juegos de tablero familiares. Familiares y, a lo mejor, no tan familiares. La idea serían vídeos en español con nosotros jugando partidas a esos juegos. Blogs de este tipo en español no hay muchos: casi todos explican el juego y opinan, pero no juegan. Y, de los poquísimos que hemos encontrado, casi todos son infantiles, no familiares.

La segunda idea es un tema que me encanta: Inteligencia artificial y robótica. El problema es que requiere de mucho tiempo, porque hay que desarrollar antes de grabar o explicar, y bastante tengo con mi proyecto del juego para meterme en ese berenjenal.

La tercera idea serían los videojuegos, pero eso está masificado.

Cuarta idea: Automatizaciones para la vida diaria. Uso de IFTTT, herramientas como las de Google, etc. Cómo automatizar tareas de la vida diaria y, sobre todo, del trabajo o la empresa. Tutoriales y guías para utilizar la tecnología para, sobre todo, personas no acostumbradas a ella. Es interesante, qué duda cabe. Y no es complicado. Aunque no sé si eso sería fácil de promocionar. Igual sí...

En fin, es una lluvia de ideas. Antes de dedicar algo de tiempo a esto, debo terminar la versión alfa del juego. Es prioritario. Luego, Dios dirá. Pero por ir dando vueltas a las cosas, no pasa nada.

¿Alguna idea?

lunes, 23 de mayo de 2016

Dos años de Incasequible

Quién lo iba a decir. Hace un momento he abierto blogger y me he dado cuenta de que hace poco más de quince días este blog cumplió dos añitos. Cuando empecé no las tenía todas conmigo. Había iniciado varios blogs, y no los mantuve. Dar contenido a un blog es complicado, porque tienes que hacerlo con cierta frecuencia o te olvidas, y no siempre hay tanto tema del que escribir.

Recuerdo que en la facultad tenía un compañero que quería ser escritor. Y comentó un consejo que le dio alguien una vez. Según él, escribir, si quieres que sea tu trabajo, debe hacerse apetezca o no, como cualquier trabajo, y todos los días debe escribirse algo. Si no tienes ganas o no se te ocurre, da igual: escribe. Yo no lo he seguido al pie de la letra, porque no pretendo hacerme escritor, pero sí he tenido presentes esas palabras y me he obligado en ocasiones, para no perder el ritmo.

Nunca pretendí que este blog se convirtiese en un lugar de masas. Mi concepto de éxito para este blog era alimentarlo durante al menos un año. Y van dos. Así que sí: Incasequible es un éxito. Un éxito personal, que son los más importantes.

Así que, bueno... Gracias a quienes leéis Incasequible. En el fondo, saber que hay quien lee esto, anima. Aunque seáis cuatro gatos. Cuatro gatos incasequibles. Gracias, de verdad.

Para terminar, voy a hacer lo típico que hacen los sitios guays y grandotes. ¡Incasequible en cifras! O, mejor, "las humildes cifras de Incasequible":

  • El primer post, "mi hijo se está echando una partida, ¿y qué?" se escribió el 5 de mayo de 2014.
  • Ese primer post es también el más visitado: 384 visitas. En segundo lugar, con 364, "análisis del vago".
  • Pero la media de lecturas es muchísimo más baja: 38 por post.
  • Seis posts han superado las 100 visitas.
  • Sólo dos meses no tienen entrada alguna en el blog: agosto y septiembre de 2014. Una vez lo retomé en octubre de ese año, he escrito todos los meses al menos un post.

Metería las tontadas sobre las tazas de café y horas dedicadas y todo eso, pero ni lo he contado ni ganas.

Y, ahora, ¡a por un año más!

domingo, 15 de mayo de 2016

La utilidad de lo que se aprende

Lo he dicho muchas veces: no me gusta la forma de enseñar ciencias en el colegio. En el colegio se enseña mucho y mal. Es una opinión. La mitad de las personas que trabajan conmigo no recuerdan ya la mitad de la química que aprendieron. Ni formulación ni nada de eso, por supuesto. No digamos las leyes de la termodinámica. Ni papa. Prácticamente ninguno. Y me rodean, en su mayoría, ingenieros.

Todos coincidimos en que se aprende en el trabajo: la Universidad enseña mucha teoría, pero de práctica nada. Y, al final, las cosas se aprenden con el uso. En programación, por ejemplo, cualquier lenguaje se aprende usándolo. El primer día tienes al lado la documentación, donde tienes que buscar, cada vez que necesitas usarla, cómo se escribe la función de contar elementos de una lista. El segundo día ya recuerdas esa función, pero no otras. Al mes, abres la documentación sólo cuando necesitas mirar algo, pero en general no te hace falta mirarla. Al año eres un experto en ese lenguaje.

Así se aprende, de verdad, todo. Desde formulación a leyes físicas, pasando por Pantones, lenguajes de programación o diseño de circuitos electrónicos. Pero no es así como enseñan en el colegio. La razón es que necesitan meterte mucha materia en poco tiempo para cumplir con los objetivos.

El sistema tiene ventajas, por supuesto: si no, no se haría así. La gran ventaja es que, por mucho que no nos dediquemos a algo, todo nos "suena". Nos hablan de cosas de química y algo nos ha quedado, lo mismo que de otras disciplinas, como historia (que, por cierto, tampoco me gusta cómo se enseña). La desventaja es que lo que nos suena es menos de la mitad de lo estudiado, así que... ¿realmente compensa enseñar así cuando el aprovechamiento del tiempo es inferior al 50%? Muy inferior, diría yo.

¿Cuál es la alternativa? Cuando, en el siglo XIX, se diseñó el sistema educativo actual, los alumnos no tenían capacidad para obtener información. La obtención de esa información era el problema clave. Así que tiraban de libros. Y más no se podía hacer. Punto. Tienes tiempo, ¿a qué lo dedicas? Pues a leer un libro-resumen de la disciplina. ¿Se puede hacer un experimento? No hay medios. ¿Se puede preparar algún proyecto? De qué, si no tengo ni datos ni información de las necesidades que hay más allá de los muros del colegio.

Pero hoy, información es lo que sobra. Sobra. Hay tantísima que necesitamos filtrarla. Hoy, hay tiempo para experimentar. Así que, mi pregunta es ¿por qué no proponer retos? Si tengo un reto, algo que conseguir, un objetivo atractivo, dispongo de información de sobra para llevarlo a cabo. Ahí, el profesor es una guía, una ayuda. No un tío que te alecciona. Si propones a unos alumnos un reto y logras que les atraiga resolverlo (cosa más sencilla que conseguir que les atraiga estudiarse de memoria cuatro leyes de física), ellos mismos investigarán y aprenderán. Sólo tienes que sugerirles artículos de la Wikipedia que mirar o webs que visitar para que aprendan cosas nuevas. O, si dispones de libro, qué páginas contienen información que les puede ser de utilidad. Ellos irán, verán que tal fórmula o tal otra les viene bien para el caso, y la usarán. Y la aprenderán.

Organizar algo así debe de ser una locura: un follón. Es muchísimo más complejo, de lejos, que hacerse una lista de objetivos, impartirlos, corregir veinte ejercicios y preparar diez preguntas para el examen. Mucho más. Requiere de mucho más trabajo (al principio, al preparar la asignatura), pero los beneficios son enormes.

Cuando yo enseñaba 3D, la verdad es que no preparaba las clases una mierda. Y me arrepiento. Me arrepiento porque, al final, conocía el programa, y simplemente tenía una lista de conceptos y los daba. Punto. Fácil. Poco curro. En aquellos días viajaba dos horas para ir a trabajar y dos para volver, y la jornada era algunas veces de 8 de la mañana a 10 de la noche. Así que me acostaba a las 12:30 y me levantaba a las 5:30. Una paliza. No es por justificarme, pero es cierto que llevaba encima una paliza que como para meterme en follones.

Pero un par de veces planteé proyectos interesantes y, en esas ocasiones me encontré con algo maravilloso. Primero, que muchos alumnos querían crear más, y me freían a preguntas para saber "con qué puedo hacer esto". Les decías que con tal herramienta, sin más. No era necesario explicarles nada. Ellos iban, la exploraban y, si era necesario, se iban a la documentación y aprendían solos. Y lo hacían porque tenían un objetivo. Eso, los que querían hacer más, que siempre los hay, y siempre son una minoría (por desgracia). Pero es que en un par de ocasiones, precisamente porque no me preparaba las clases, les pedí sin darme cuenta hacer algo para lo que era imprescindible una herramienta que no había explicado. ¡Nadie se quejaba! Cogían, preguntaban, les decía dónde estaba ¡y lo hacían emocionados!

A la gente le gusta aprender. Lo que no le gusta es meterse ladrillos en la cabeza. Es una paliza y una mierda, pero diseñar proyectos que incluyan los objetivos del año es una pasada. Y esos objetivos deben plantearse antes de enseñar lo necesario, no después. No han de ser un ejercicio: deben ser la motivación.

Y el método tiene muchas ventajas. Primero, que los alumnos estarían más motivados. Segundo, que el aprendizaje sería de mayor calidad. Tercero, que extrapolar esto a trabajos en equipo (que no en grupo) es muy sencillo. Cuarto, que es muy difícil que en un proyecto de ciencias no se utilice algo de lo aprendido con anterioridad, así que sirven de asentamiento de conceptos anteriores. Quinto, que los alumnos conocerán el uso de la disciplina, no la teoría, con lo que van con más idea a la universidad y tienen más capacidad para elegir correctamente una carrera.

Pero para que todo eso funcione, hay que poner objetivos más bajos, y conseguir que los aprendan mejor. Se trataría de dar el 70% de materia y que se les quede un 100% de ella, mejorando con ello los resultados obtenidos actualmente.

¿Saben por qué echo de menos tener título universitario? No es por trabajar: trabajar ya trabajo. Es porque me lo exigen para enseñar. Y es que me encantaría ser profesor de nuevo. Profesor de ciencias: física, matemáticas, ¡computación o robótica! Guau.

Y de historia, mi amada historia.

martes, 12 de abril de 2016

Asociacionismo en España

Desde que inicié mi trayectoria laboral, he tenido la suerte de, sin tener una formación extraordinaria, poderme mover en entornos más o menos internacionales, ya sea físicamente o a través de Internet: en mi trabajo se mejora mucho si se tiene la inquietud de ir fuera y ver lo que hacen otros técnicos. En este periodo, que cuenta ya 18 años (para muchos el "ya" sobrará, pero para mí son "ya" 18), he llegado a formarme la idea de que los anglosajones (ingleses, estadounidenses, australianos...) hacen muy bien algo que nosotros no solemos ni intentar: Asociarnos por una afición.

No me refiero a asociaciones que permitan protestar o hacer fuerza frente a algo o alguien, como asociaciones de usuarios o sindicatos... que también. Me refiero fundamentalmente a crear grupos de trabajo que permitan a la gente crecer cultural o tecnológicamente porque hay aficiones o intereses comunes. Aquí las hay, claro. Muchas. Conozco asociaciones de radioaficionados, aeromodelismo, coches antiguos... Sí, sí: muchas. Pero creo que ni de lejos tenemos la tendencia de crear grupos de interés que tienen por allí.

La ventaja de estas asociaciones es que la información fluye, el crecimiento es mucho más rápido gracias al equipo, se lo pasa uno fenomenal con gente que comparte sus aficiones y, encima, la capacidad para poner dinero en común y adquirir material es mucho mayor que si se tiene una afición en solitario. Dónde va a parar.

El problema en España (si es que lo hay: insisto en que esto es una sensación), es que las asociaciones suelen ser conjuntos de personas que se reúnen para vivir una afición, pero sin ánimo de transmitirla o de conseguir más gente. Doy de alta en algún sitio mi asociación, con cuatro gatos, nos montamos un local o buscamos un sitio donde reunirnos y buscamos algo de financiación en el Ayuntamiento. Y luego... a disfrutar. En algunos casos que he vivido, cuando llega uno de fuera porque está interesado y quiere aprender, la barrera es grande.

En otros lugares veo que dedican más tiempo a crear actividades para gente de fuera: las asociaciones son más "vivas", interactúan con su medio y van en busca de más personas con quienes compartir la afición. Se promocionan y son más activas y ambiciosas. Supongo que por eso hay más. Porque se promocionan, crecen y todo el mundo encuentra actividades atractivas a las que apuntarse. Tal vez les impulse buscar su propia financiación, para lo que buscan más socios y al final todo el mundo se entera que en el barrio hay un club de... mineralogía, por ejemplo.

Por poner un caso, y conste que no me baso sólo en él para hacerme una opinión y que entiendo que un solo ejemplo es una muestra insuficiente para fundamentar nada, tenemos DIYbio, una organización que promueve la creación de grupos de conocimiento e investigación biológica y, más concretamente, genética. En Estados Unidos hay más de 30 grupos. En Europa hay casi 30. O sea, para una población parecida, un número de grupos parecido.

Sin embargo, España, país de 48 millones de habitantes, tiene sólo un grupo, en Barcelona. Inglaterra, con 53 millones (o sea, no mucho más), tiene cinco. Australia, con menos de la mitad de nuestra población, tiene tres. Hay quien dirá que es cuestión de dinero. No, no: en mi opinión es 100% cultural. Creo que, salvo en fútbol y alguna otra cosilla, en España no hay costumbre de generar grupos de interés abiertos y con ganas de crecer y buscar personas fuera. Sí: para asociarnos para protestar o luchar por los derechos de colectivos somos la caña. Demasiado, me parece a mí. Pero no vamos más allá.

Empiezo a pensar que en España a eso de querer saber más de algunas materias y, sobre todo, decir que queremos saber más, le tenemos cierto repelús. No sé si es la tontería de no querer parecer sabiondos o niños repelentes o qué: a mí me encantaría saber mucho más de muchas cosas, y sería estupendo compartir aficiones con otros. Pero la realidad es que no hay muchos clubes en mi vecindario de cosas más allá del fútbol o alguna cosilla más. O igual los hay y no me he enterado. En cualquier caso, es un fastidio.

Aquí los contactos sociales son de estadio y bar. No digamos el bar en día de partido. No se va al club de robótica a conocer gente. Igual es que hay que poner como sede de una asociación de robótica el bar de la esquina, no sé. Bar de copas de noche, con lucha de robots los viernes por la tarde. Igual es, simplemente, que necesitamos que al Real Madrid o al Barcelona les dé por fomentar clubes de aficionados a, por ejemplo, la física. ¿Se imaginan? No, claro... Yo tampoco.

Por otro lado, y haciendo así una reflexión directa, sin haberle dado vueltas antes, no sé de ningún vecino en mi urbanización o padre de compañeros de mis hijos que sepa yo que tengan una inquietud de conocimiento de índole alguna. Los conozco que hacen algún deporte, sí. Pero no sé de nadie que sostenga en la piscina una conversación sobre tecnología, astronomía o algo que ha leído sobre un avance en física. Claro, que dudo que ellos crean que yo sí lo haría.

Igual nos tildarían de repelentes. Igual en España esto de querer saber más cosas está mal visto.

viernes, 4 de marzo de 2016

El activismo impertinente

Acabo de leer un post muy interesante de Jorge Matías titulado "No molestes". Me parece interesante, porque leer el razonamiento de alguien con quien no se está de acuerdo siempre es más interesante que el de alguien con quien coincides. Y no: no estoy en absoluto de acuerdo con el citado autor. Según él, "[Rita Maestre] pidió perdón al Arzobispo por [asaltar una capilla católica], convirtiendo así a activistas como Rosa Parks en señoras terriblemente maleducadas".

Parece que plantarse desnudo en un lugar por el que muchos sienten especial respeto es lo mismo que sentarse en un autobús reivindicando el derecho de la igualdad de trato. Rosa Parks no necesitó molestar a quienes no debía. No se plantó en casa del conductor del autobús, que igual creía en la igualdad, ni necesitó soltar propaganda anti-nada que ofendiese a nadie externo al problema de la segregación racial en Estados Unidos. Ella simplemente dijo "no" a levantarse de un asiento al que tenía derecho. Los ofendidos por ese simple acto sólo podían ser aquellos que querían mantener esa injusticia. Por eso su acto fue extraordinario. Por eso ella no fue una maleducada, por mucho que Rita Maestre haya pedido perdón. Dista un abismo entre ambos actos: el abismo del respeto a quienes no piensan como tú y no te están ofendiendo.

El católico tiene derecho a serlo y que se le respete. Y el laicismo tiene derecho a criticar la presencia de esa capilla. Yo no te ofendo por ser católico y, si lo hago es porque está en ti la ofensa: no hago nada malo contra ti, ni mermo tus derechos, ni te agredo. Simplemente, creo en algo en lo que tú no crees. Si eso es para ti una ofensa, tienes un problema, amigo. Si tú asaltas el rectorado al grito de "¡quiten esa capilla!", realmente no ofendes a nadie que no pinte algo en este asunto. Si asaltas en pelotas lo que para muchos es un lugar sagrado, sí. Y ofendes al creyente por ser creyente, cuando el creyente y sus creencias no te han hecho nada. Y el cura de la capilla tampoco. El rector igual sí (insisto en que no me he informado a fondo sobre el tema): mantiene esa capilla cuando igual no debería. ¿Por qué narices tienes que ofender a los creyentes que no te hacen nada, en vez de ofender a quien te hace el mal directo, esto es, la institución que permite que esa capilla esté ahí?

Combatir ciertos privilegios eclesiales, que los hay, no debe confundirse con combatir la fe. No necesitas ofender mi fe para luchar contra los privilegios de ciertas instituciones religiosas. Montar una huelga para reivindicar derechos ofende a quienes hacen mal las cosas, explotando a sus obreros y sólo a ellos. Sentarse en un sitio para blancos ofende a los que apoyan leyes segregacionistas y sólo a ellos. Plantarse en una capilla en pelotas no sólo ofende a los responsables de la presencia de la misma en la universidad: también a mucha más gente, que igual hasta está de acuerdo con la reivindicación, pero que no te ha hecho nada para que les trates así.

Así que no se trata de ser políticamente correcto: no nos equivoquemos. Se trata de ser correcto con quienes no te han hecho nada. Es lo mínimo. Se llama respeto. Por eso, cuando se dice que, para reivindicar algo "creo que nos podemos saltar ciertas vallas", me temo que no puedo estar más en desacuerdo. Como mucho, te puedes saltar vallas legales que son las que quieres derribar, pero sin ofender a quien no lo merece. Porque, de saltarte más vallas, llegamos a un problema: ¿quién decide qué vallas podemos saltarnos? ¿Tú?

Frank Zappa fue molesto para quienes quisieron imponer cierta censura, y hoy podría hacerlo igual que entonces: no necesitó plantarse en casa de Al Gore en pelotas, afectando tal vez a sus hijos, que no habían hecho nada. Los Monty Pithon podrían estrenar su película exactamente igual, del mismo modo que muchos otros estrenan películas que ofenden a espíritus extra-sensibles, y no pasa nada. Y Holbach podría perfectamente publicar a su libre voluntad, que ni se mete ni ofende a nadie: sólo expresa una opinión, perfectamente respetable, sin insultar, sin llamar a asaltar conventos ni necesitar desnudarse en una iglesia para hacer publicidad de su obra. Opinar no debe ofender, salvo que al opinar agredas la integridad física, las ideas o emociones de los demás de manera innecesaria, máxime si no te han hecho nada. No es lo mismo opinar que Dios no existe que cagarse en las madres de todos los católicos, ¿verdad? Lo primero es opinar, lo segundo es ofender gratuita e innecesariamente.

Y esa diferencia es grande. Se pueden hacer muchas cosas, más allá de las buenas palabras, para reivindicar. Si quieres protestar por la presencia de esa capilla, pon una capilla del pastafarismo al lado y exige al rectorado que te dejen. Serás original, llamarás más la atención y a lo mejor, así sí, podrás comparar tus educados, simples e impactantes actos con el de Rosa Parks.

lunes, 15 de febrero de 2016

Enseñar la Guerra Civil

Hablando con una compañera de mi mujer, tutora de 5º de Primaria (de mi hijo mayor, por cierto) y profesora también de 6º, sobre Historia, me ha propuesto ir a dar un tema concreto en 6º: La Guerra Civil. Tócate las narices: no pudo escoger otro.

Por si alguien se lo pregunta, la razón por la que se me pide es porque me gusta la Historia y porque la estudié en la carrera de humanidades, donde solía sacar matrícula, sin que esto signifique gran cosa, la verdad. Historia es la única disciplina que suelo escribir con mayúscula, porque merece un respeto especial. Me gusta y suelo leer sobre biología, matemáticas, lengua y otras disciplinas, todas apasionantes, pero Historia es especial: es la base fundamental del conocimiento, porque nos da clara visión sobre por qué las demás son importantes. Todas. Quien estudia de manera intensiva otras disciplinas, muchas veces llega a razones por las que sus conocimientos son importantes. Quien estudia bien Historia (nótese el "bien") llega a conclusiones sobre por qué son importantes también las demás. Es una opinión.

El problema de enseñar la Guerra Civil es doble: Primero, que es complicado ser neutral en el tema. No ya por la ideología que uno trae consigo, sino por la que pueden tener los oyentes. Es fácil pensar que uno es neutral y no se deja llevar por unas idea u otras. Mentira. Nosotros siempre nos vemos en la verdad y, al final, es nuestra verdad, teñida de ideas adquiridas a lo largo de los años. Pero, en el caso de 6º, tiene un problema añadido, y es que, según me cuentan, lo anterior que han visto fue la Guerra de la Independencia. Vamos, que se han dejado por el camino todo el caldo de cultivo de la Guerra Civil. A ver ahora cómo les explicas los motivos del conflicto, que es, para mí, la mayor lección de esa guerra: fuimos incapaces de entendernos y estar en paz durante casi 150 años. Si entienden eso bien, habrá servido para algo. Si todo se queda en batallas y bandos, no servirá para nada.

Así que coge tú y explícales a unos chavales de 6º, con sus 11 ó 12 años, el porqué de la peor guerra que ha tenido España que, para colmo, ocurrió hace menos de un siglo. Todo lo que ocurre hace menos de un siglo es susceptible de ser manipulado emocional y argumentalmente, porque es demasiado reciente: tus abuelos lo vivieron y va en las emociones de toda tu familia.

Estoy jodido.

Tras pensarlo mucho, me parece que lo más importante de la Guerra Civil, para estos chavales, no está en el conflicto, sino en los 150 años anteriores. La Guerra Civil fue la explosión de una olla a presión que fue calentándose lentamente desde la Guerra de la Independencia y acabó estallando por no tener pesa ni válvula de seguridad. Si entienden esto, aunque no sepan ni de qué fue la Batalla del Ebro, me daré por satisfecho. Ahora, claro, tengo 50 minutos para contarlo y, peor aún, hacerme entender.

Desde que me lo propuso, he mantenido un equilibrio mental entre la emoción y ganas de la oportunidad que se me brinda de enseñar algo que, seguramente, les van a dar mal y, por otro lado, el temor de hacerlo peor. Ya veremos.

Actualización

Estoy pensando que menuda basura de método de enseñanza si pasa de puntillas por todo el siglo XIX y mitad del XX. Entiendo que es una época compleja, pero es la base de tantas y tantas cosas en nuestro país... En ese siglo se generaron tantos grupúsculos menores y no tan menores dan lugar al mosaico ideológico actual y de la Guerra Civil...

Yo quería ir a dar la clase sobre Napoleón. En fin.