miércoles, 26 de noviembre de 2014

Las próximas elecciones

Una nueva "fiesta de la democracia"

Como tarde, en diciembre de 2015 habrá elecciones a las Cortes Generales. Una nueva fiesta de nuestra democracia. El panorama esta vez ha cambiado mucho. Como era de esperar hace tiempo, el pensamiento general de que la incompetencia nos gobierna ha tomado forma en un partido nuevo: Podemos. Lo que no mucha gente, entre la que me incluyo, esperaba es que ese partido alcance ya en algunas encuestas cifras similares a las de los dos partidos mayoritarios: PP y PSOE. Las reacciones no se han hecho esperar, claro, y esta misma mañana dos compañeros míos salían de la cocina discutiendo sobre los peligros o no de un hipotético gobierno de Pablo Iglesias.

Yo, como buen centrista, miro esto un poco desde mi acostumbrada barrera de quien nunca se siente identificado con nada de lo que hay por ahí. Quien vota lo que mejor le parece según la situación del país. No me identifico con el PP. Tampoco con el PSOE. Ni que decir tiene con Podemos, que es más extremista. Y cuando digo que no me identifico, no me refiero a que no me gusten sus líderes ni cosas por el estilo: es que sus ideologías no comulgan con las mías. Pero claro, lo que pase en las elecciones de 2015 me afectará, así que voy pensando en las opciones.

Creo que la mayor parte de la gente elige su voto sin leer los programas electorales. Y creo que se equivoca al hacerlo, aunque lo entiendo perfectamente, porque quien los redacta suele ser el típico vendemotos que te cuenta solo lo bueno y, si no tiene más remedio que decirte algo malo, lo tergiversa y se enrolla usando términos con connotación positiva con tal de que la píldora pase bien. Pero habría que leerlos. Léanlos, en serio.

Sin embargo, lo que ocupa ahora mismo mis pensamientos no es a quién votaré, sino las consecuencias que tendría un resultado como el que aparece en las últimas encuestas. Según todos los sondeos de intención de voto que se han hecho en los últimos meses, Podemos ha aumentado la intención de voto hasta alcanzar una posición pareja al PP y el PSOE. De ser cierto, estaríamos ante un escenario que no se ve desde las primeras elecciones con nuestra Constitución, donde eran tres los partidos en liza: PSOE, AP y UCD.

Conste que no pretendo expresar opinión alguna sobre ninguna de las fuerzas políticas de las que hablo aquí. Solo analizo las opciones sobre lo que puede ocurrir de aquí a las elecciones y un poco más allá.

¿Qué pasaría si la gente votase como dicen ahora las encuestas?

El partido con más votos no tiene por qué ser el que gobierne. Así, pues, para empezar habría que decidir quién ocupa la Moncloa, algo que se volvería difícil, dado el reparto de votos. Básicamente, dependería del PSOE. Si el PSOE decide que Podemos es el enemigo, podría elegir pactar con el PP (oh, sorpresas de la vida), como ya ocurriese en casos como el de Jesús Gil. Por otro lado, ideológicamente el PSOE es más cercano a Podemos que al PP. Pero claro, eso significaría aceptar un reinado compartido de la izquierda: es duro dejar un trono. Así pues, la primera consecuencia sería una negociación compleja y, tal vez, alguna alianza sorprendente.

Si no se lograse decidir quien gobierna no recuerdo lo que ocurre, pero si no me equivoco hay posibilidad de convocar nuevas elecciones generales. El resultado, claro, podría volverse en contra de Podemos (si hay gente que abandona esa idea porque piensa que el intento ha fracasado) o muy a favor (especialmente si en las negociaciones PP y PSOE se plantean aliarse, lo que sus votantes, sospecho, verían muy negativo).

En segundo lugar, se dificultaría la gobernabilidad. Un partido que no tiene más de un 40% de los escaños necesita convencer a mucha gente para sacar adelante algunas medidas críticas. Si la cosa sigue así y Podemos se come, entre otros, los escaños de partidos minoritarios, pero con representación parlamentaria como UPyD, IU o Ciudadanos, hablaríamos de que las medidas deberían ser pactadas entre al menos dos de los tres partidos mayoritarios. Eso es complicado. Estaríamos en el típico escenario en que el gobernante querría sacar adelante medidas y no podría. Se quejaría, empezarían los lanzamientos de pelota de un lado a otro y... lo de siempre, pero sin decidirse nada al final. Una parálisis de facto del poder legislativo, lo que no es muy positivo.

¿Qué consecuencias tendría un gobierno de Podemos?

Yo no soy un experto en política, pese a haber estudiado parte de la carrera de Ciencias Políticas y a que me gusta la materia. Evidentemente, cuando surge un nuevo partido con la fuerza con que ha surgido Podemos hay dos actitudes posibles: atenerse al típico "más vale malo conocido" o al también típico "de perdidos al río".

Todos sabemos que lo que hay es malo. Da igual si uno es del PP o el PSOE, da igual la ideología de uno, la clase política española es de lo peorcito de la sociedad. Ser político hoy está casi tan mal visto como ser banquero o de una farmacéutica. O peor, seguramente. Así pues, mucha gente votará a Podemos porque cree que nada puede ser peor que el PP y el PSOE, y al menos ofrece alternativas a lo que hay. Esa actitud es la que llamo "de perdidos al río".

Por otro lado, están los que temen el cambio y que llegue un sistema alternativo radical y nefasto que deje España arrasada por medidas de corte fascista, comunista, anarquista o cualquier cosa que suene dañina. Es lo que llamo la idea de "más vale malo conocido".

Yo he leído el programa de Podemos. Como me pasa con todos los demás partidos, unas cosas me gustan y otras no. Lo que no termina de dejarme indiferente es la apuesta por medidas que no he visto en ningún país occidental desarrollado y no sé, por tanto, qué consecuencias podrían tener. Por ejemplo, establecer un tope salarial o prohibir los despidos en empresas con beneficios.

Pero cuidado, porque tal como mencioné antes, decidir quién gobierna no es tan fácil como señalar al candidato del partido que más votos ha conseguido. Ni siquiera al que ha conseguido más escaños. Para ser elegido Presidente del Gobierno, el candidato tiene que recibir el apoyo de más de la mitad de la cámara. Eso, si hay tres partidos votados casi por igual, es imposible si no se logran acuerdos. ¿Y saben lo que pasa cuando se alcanzan acuerdos? Que todo el mundo abandona las medidas más radicales, acertadas o no. Son las primeras en caer, por supuesto.

Así pues, si Podemos fuese la fuerza con más escaños, cosa que está por ver, y lograse el apoyo del PSOE, que también está por ver, tendría que abandonar muchas de sus sorprendentes medidas por el camino. Tendríamos un partido con fuerza, ganas y juventud, pero con las alas bastante cortadas, lo que igual no es malo, porque implica el control de posturas demasiado extremistas. Sería en otras elecciones, cuatro años después, cuando el electorado debería preguntarse, tras ver su capacidad (o incapacidad) para manejar España con medidas menos drásticas, si le concede la confianza suficiente para tomar las que con gran seguridad abandonará ahora. Así pues, entendiendo el miedo que pueda producir en cierta parte del electorado un hipotético gobierno de Pablo Iglesias, querría decir que el propio sistema hará que no sea tan malo como ahora pueda parecerles. Tranquilidad.

¿Y conseguirá gobernar Podemos?

Pues yo tampoco lo sé. Pero sí sé ciertas cosas que podrían darnos pistas al respecto.

En primer lugar, el voto de Podemos aumenta drásticamente con cada caso de corrupción que sale a la luz de PP y PSOE. Pero esos efectos, normalmente, desaparecen con el tiempo. Podemos está ahora en un momento en que están en el candelero noticias relacionadas con la corrupción, por lo que es probable que esta intención de voto se suavice un poco en los próximos meses.

En segundo lugar, hemos vivido una renovación del PSOE, con un nuevo candidato y todo. Cuando eligieron a Pedro Sánchez, la intención de voto al PSOE descendió drásticamente, pero poco a poco se ha ido recuperando. Evidentemente, el PSOE está reaccionando ante la fuerza de Podemos, y debemos esperar que continúe generando cambios y alternativas para frenarles. Y da igual la motivación, el mero hecho de que el PSOE, uno de los partidos mayoritarios, plantee cambios importantes, ya es mucho.

Pero no solo el PSOE se renovará: el PP debemos esperar que también lo haga. De momento su discurso permanece igual que hace meses, cuando Podemos no existía. Mariano Rajoy tiene una imagen pobre, muy pobre, incluso entre su electorado. Evidentemente, hace ya años que todos, tuviésemos la ideología que tuviésemos, nos echábamos las manos a la cabeza al ver que Rajoy volvía a presentarse una y otra vez en vez de dejar paso a un candidato con mejor imagen. Igual cometen el mismo fallo esta vez. Pero imaginemos por un momento que no es así: ¿qué opciones tiene el PP? ¿No creen que un nuevo candidato, con experiencia, libre de la mancha de la corrupción, podría generar un aumento de votos para su partido?

Y esto me recuerda la tercera idea a tener en cuenta: la economía. Estamos viviendo tiempos en los que la economía va mejorando sus indicadores. Sé que esto no dice mucho a las masas trabajadoras que son la fuente de votos de Podemos, pero normalmente eso acaba traduciéndose en mejoras tanto económicas como laborales. Este año la tendencia bajista del PIB ha cambiado, y la economía empieza a subir por primera vez en muchos años. Rajoy tiene casi un año entero para que siga subiendo, no cagarla, limpiar su partido, no volver a escuchar la palabra corrupción y diseñar medidas alternativas con las que convencer a un electorado que desea que el "más vale malo conocido" pese más que el "de perdidos al río". Todo el mundo suele preferir evitar el cambio, lo que juega en favor del PP, y solo necesitan un lavado de cara para prestarle de nuevo su apoyo.

Conclusiones

Queda un año para las elecciones, lo que es mucho tiempo. Podemos trae nuevas ideas, y poco más puede ofrecer, creo yo (y ya es mucho). Sin embargo, los partidos mayoritarios tienen un año entero para buscar alternativas, presentarlas y conseguir que el electorado se olvide de la palabra "corrupción". Por eso, creo que un factor crítico en las próximas elecciones es que esto ocurra y los españoles no oigamos hablar de ella durante unos meses.

Si el PP y el PSOE lo consiguen, para verano Podemos verá reducida la intención de voto a su partido. Máxime si esos dos partidos logran plantear medidas de reforma constitucional (todas las que se han presentado me parecen parches, pero a la gente le gusta eso de la reforma, aunque no le digan qué van a reformar, qué le vamos a hacer), transparencia institucional y, para colmo, la suerte les sonríe y la economía va mejor para entonces.

Y aunque no lo consigan, cosa que puede ocurrir porque a incompetencia no les gana nadie, no tiemblen los anti-Podemos: por mucho que no les guste, ese partido no podrá hacer lo que le dé la gana. Deberían surgir muchos nuevos escándalos, a ser posible para verano o justo después, y llegar una nueva crisis (cosa que no es impensable dado el nivel de deuda de los gobiernos, especialmente el estadounidense), para que Podemos lograse una cantidad de escaños suficiente para gobernar con una mayoría cómoda.

Desde luego, lo evidente es que Podemos ha traído consigo muchos cambios. Su mera presencia hace que la gente opine y que nos planteemos cosas que antes, en el escenario bipartidista español, ni concebíamos. PP y PSOE plantean reformas y surgen conversaciones sobre, incluso, la forma de nuestro modelo de Estado. Aunque Podemos quedase en una mera anécdota en la historia de España, la verdad es que ha generado diálogo y polémica. Y eso, amigos míos, es bueno.

¿Y yo, qué pienso de todo esto? Ya escribí en un post anterior que estoy convencido de que España no necesita tanto políticas concretas, de izquierdas o derechas, como una reforma profunda de nuestra estructura política. Un cambio de la ley electoral, el poder judicial y las leyes que rigen el funcionamiento de los partidos se me antojan prioridades que hacen sombra a cualquier otra medida que se pueda plantear partido alguno. Creo que hace falta un partido que se deje de colores y plantee unificar a la gente en torno a esta reforma y punto, sin políticas concretas de sanidad, educación ni defensa. Un partido que llegue, reforme y convoque elecciones.

Ya veremos lo que pasa...

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