miércoles, 21 de diciembre de 2016

Educar en el error

Tiempos muertos: Cuando voy en el coche, cuando me acuesto y busco la forma de dormirme, cuando estoy esperando que algo compile, cuando voy solo de paseo a comprar. Tiempos muertos donde pienso en las cosas que hacer o, si ya las tengo pensadas, los temas que me gustan. Uno de ellos, el lector asiduo de mi blog lo sabe, es la educación, especialmente la pre-universitaria. Y ayer, dando un paseo, pensé...

Los grandes aprendizajes provienen de la repetición y el error. Los primeros, cuando son aprendizajes de memoria. Los segundos, cuando se trata de experiencia, esas conclusiones que luego aplicas cuando en la situación identificas un patrón que coincide con aquel en que cometiste el error. Y evitas el error, aplicando soluciones nuevas que, esta vez sí, funcionarán. Ese error ayuda, es positivo. Pero mi sensación es que todo error es penado en el colegio. Mis hijos ven el error como un fallo que se toman con mala actitud y, normalmente, veo lo mismo en los hijos de los demás. Más aún: yo recuerdo percibirlo igual hasta que me di cuenta de los grandes beneficios de equivocarse. Lo malo no es equivocarse: es equivocarse siempre. ¿Por qué? Porque implica que no sólo tropiezas, sino que además no aprendes.

Una de las cosas que más me gusta escuchar o leer en Internet son los "post mortem": charlas con las conclusiones de proyectos terminados, y normalmente fallidos, que los desarrolladores hacen para que la comunidad se beneficie de su experiencia. En mi empresa no hacemos post mortem. Cuando un proyecto termina tenemos el siguiente en cola y, en las prisas, mantenemos errores una y otra vez a lo largo de los años. ¿Cómo enseñar todo esto a los niños?

Creo que el "post mortem" es una herramienta poderosa. Y lo sería también para los niños si trabajasen en proyectos con objetivos específicos. Es uno de los diversos motivos por los que creo que las enseñanzas en el colegio deberían basarse en proyectos. No lo que ahora llaman "proyecto", que suele ser una temática alrededor de la cual reunir los temas (son proyectos para el profesor, más que para el alumno). Proyectos donde los alumnos, en equipo, deben aplicar lo que aprenden para lograr un objetivo concreto y medible. Y se les evaluará juntos según lo hayan logrado. Pero, además de evaluar qué tal aplicas los conceptos, es bueno evaluar qué tal aprendes de tus errores: debería haber un "post mortem" evaluable, de forma que los chavales sean capaces de obtener nota y percibir sus errores como una fuente de recompensas: una oportunidad.

...y ahí me quedé al terminar mi paseo.

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