jueves, 14 de mayo de 2015

Andalucía no elige gobierno

Parlamentarismo

Estas dos últimas semanas estamos viviendo en España algo bastante inaudito: la falta de acuerdo en un parlamento para elegir al jefe del ejecutivo. Me preguntaba alguien recientemente que, si había ganado el PSOE, por qué tenían que votar a Susana Díaz.

En el mundo hay dos tipos de democracia (básicamente: luego hay mezclas y variantes): las presidencialistas y las parlamentarias. En ambas hay elecciones para que los ciudadanos elijan al aparato legislativo (o sea, a las cámaras). La diferencia está en quién elige al ejecutivo (al gobierno).

En las democracias presidencialistas, los ciudadanos tienen elecciones específicas para elegir presidente (o sea, al gobierno). Es el caso de Estados Unidos que, en contra de lo que muchos creen, dado que no tiene democracia parlamentaria, no tiene parlamento. Tiene cámaras, pero no son parlamento. ¿Por qué? Pues porque en las democracias parlamentarias es el legislativo quien elige al gobierno, como representante de los ciudadanos, no los ciudadanos directamente. Esas cámaras, cuando eligen al ejecutivo, se dice que "se erigen en parlamento", de ahí el nombre. Por eso Estados Unidos no tiene parlamento: sus cámaras nunca se erigen en tales porque los ciudadanos tienen unas elecciones concretas para elegir al ejecutivo (esto es, al gobierno, al presidente).

España tiene una democracia parlamentaria. Para elegir al gobierno, las cámaras deben votar y dar su apoyo a un candidato, que debe obtener mayoría. ¿Y qué pasa si no se ponen de acuerdo? Pues que se van repitiendo votaciones hasta que lleguen a un acuerdo o, si a los dos meses de las elecciones aún no hay acuerdo... se vuelven a convocar elecciones.

Hasta ahora, el bipartidismo ha permitido llegar fácilmente a acuerdos. Normalmente, el partido ganador estaba a falta de unos pocos votos de lograr mayoría en la cámara, así que con cerrar algún acuerdo facilón se elegía presidente a la primera votación. Pero el problema del parlamentarismo es, precisamente, que corre el riesgo de dejar a una administración sin gobierno durante mucho tiempo (años, incluso, como ha pasado en algún caso en Europa).

¿Qué ha cambiado en España para que pase esto?

Hasta ahora, España era país de dos partidos. Actualmente, España tiene, según las encuestas, cuatro partidos de gran peso. En Andalucía, desde luego, esto se cumple. Así que hay que negociar, y negociar más que antes. Aparte de eso, hay tres condicionantes serios en toda esta historia:

Primero, se da la circunstancia de que los dos nuevos partidos en liza son eso: nuevos. Surgen de la inquietud de la ciudadanía por ver cambios reales, porque estamos todos hasta las narices del mangoneo. La gente quiere cambios, y esos dos partidos los representan. El problema es que, si tú eres una persona que luce una camiseta de reformismo y en las primeras elecciones donde tienes representación parlamentaria vas y llegas fácilmente a acuerdos con un partido "histórico", corres el riesgo de perder tu imagen de reformista. Así pues, Podemos y Ciudadanos tienen el deber de ponerle las cosas difíciles a quien quiera gobernar.

Segundo, que no hablamos de un partido nuevo, sino de dos. Y debo añadir que dos cuya ideología, para colmo, no es precisamente parecida. Lo que esto provoca es que, si alguno pisa en falso y pone en riesgo su imagen en pos del cambio, el otro partido le echará los perros y se llevará votos.

Tercero, que dentro de poco son las elecciones municipales y autonómicas y, no lo olvidemos, entre octubre y noviembre las generales. Ciudadanos se muestra abierto a negociar, pero como hacerlo es un riesgo, lo más probable es que fuercen las cosas para que pasen las elecciones municipales de este mes. Pero el objetivo, tanto de Podemos como Ciudadanos, son las elecciones generales. No pondrán en riesgo su imagen antes, porque se juegan mucho.

Lo que podemos esperar

No creo que el parlamento andaluz elija presidente antes de las elecciones que se aproximan. En esas elecciones, prácticamente no habrá comunidad donde alguien consiga mayoría absoluta. En casi todas las autonomías, quien gobernaba antes, ganará de nuevo, pero reduciendo mucho su mayoría. El resto de escaños se repartirán entre la actual oposición, C's y Podemos, los tres muy cercanos entre sí. Eso lo espero en, al menos, la mitad de las autonomías donde hay elecciones este mes.

Eso, salvo que los cambios que está llevando a cabo Podemos y las palabras de Monedero afecten a la intención de voto, en cuyo caso veremos un Ciudadanos crecido.

En cualquier caso, veo más fácil una alianza PP-C's que PSOE-Podemos. Es posible, aunque no probable, que veamos alguna PSOE-C's. El resultado es que la mayoría de la gente asociará inevitablemente a Podemos con la alternativa de izquierdas y a C's con la de derechas, lo que no creo que convenga nada a estos últimos.

C's hasta ahora evita alinearse en exceso e identificarse con el tradicional espectro izquierda-derecha. Pero estas elecciones les van a dejar entre la espada y la pared: o no colaboran y pierden imagen por no colaborativos o la pierden por parecer de derechas.

En mi opinión, Podemos seguirá bajando en las encuestas, precisamente por lo que indica Monedero: han perdido su imagen de marca. Además, no se les oye: no sé qué tipo de campaña pretenden hacer, pero no creo que esté funcionando. C's, entre tanto, se jugará las generales a lo que haga tras las autonómicas.

Conclusiones

Mi primera conclusión es que me reafirmo en mi preferencia por el sistema presidencialista frente al parlamentario.

Segunda conclusión: Las comunidades autónomas las seguirán gobernando los de antes, pero ahora con permiso de, sobre todo, Ciudadanos.

Si Ciudadanos sabe lo que hace, tratará de cerrar tantos acuerdos de gobierno con el PSOE como con el PP, por mucho que le vaya a resultar más difícil. Y, para empezar, deberían cerrar uno con Susana Díaz el lunes siguiente a las próximas elecciones. Eso, claro, si no se asocia directamente a la candidata con el escándalo de Aznalcóllar, porque la imagen de C's ha de ser anti-corrupción.

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