jueves, 21 de mayo de 2015

La lista más votada

A partir de lo ocurrido en Andalucía, se han hecho encuestas preguntando a los ciudadanos si creen que debería gobernar la lista más votada en unas elecciones. La que he mirado más en detalle dice que el 74% de los españoles cree que sí: la lista más votada debería gobernar. Creo que tiene algún defecto en el diseño de las respuestas, pero aún así es un dato interesante.

Me resulta curioso que en la misma encuesta se pregunta sobre si creen que la fragmentación de voto y la carencia de bipartidismo afectaría a la gobernabilidad, ¡y esa misma gente dice que sí! Así que hay algo que o no entiendo yo o no entiende la gente.

Para gobernar suele hacer falta promulgar leyes. Realmente hace menos falta de lo que se cree (tenemos un exceso de legislación), pero bueno: en muchos casos facilitan las cosas. Así pues, un gobierno suele necesitar que se voten en el legislativo ciertas leyes y que salgan adelante. De hecho, muchas veces es el gobierno quien las propone. ¿Qué pasa si el gobierno no tiene el apoyo del legislativo? Pues que su poder queda muy limitado.

Así, si la lista más votada tiene una ideología y el resto del parlamento tiene otra opuesta, ¿de verdad creen que lo mejor es que gobierne la lista más votada, sabiendo que sus leyes no saldrán ni a tiros? ¿No será mejor que los otros partidos, de ideología similar entre sí, se pongan de acuerdo y gobiernen? Eso, ¿no favorece la gobernabilidad? Por supuesto que sí. Entonces, si la gente cree que la fragmentación de votos dificulta la gobernabilidad, ¿por qué no está a favor de que haya acuerdos, aunque esos supongan que no gobierne la lista más votada?

Por otro lado, si dos partidos que no han sido los más votados, juntos suman más escaños y quieren gobernar, ¿no es su acuerdo el que tiene democráticamente más derecho a hacerlo? Al fin y al cabo, lo habitual es que representen a más gente.

Como expliqué en un post anterior, las democracias suelen dividirse en presidencialistas y parlamentarias según la forma de elección del gobierno. En las primeras lo elige el pueblo directamente y en las segundas lo elige a través del parlamento. Aquí se plantea una tercera vía: que lo elija la gente mediante las mismas elecciones que el parlamento. O sea, en las elecciones se elige al legislativo y al ejecutivo, y encima con el mismo voto. ¡Viva la división de poderes! Luego nos quejamos de que en España no hay separación de poderes, cuando lo que pedimos es unirlos más, parece.

Como ya he comentado alguna vez en este blog, yo soy de tendencias presidencialistas. Al menos, si excluimos algunas formas más innovadoras de elección.

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