lunes, 13 de junio de 2016

La responsabilidad de publicar

Solemos quejarnos de la forma en que el periodismo ha ido perdiendo credibilidad, publicando sin informarse lo suficiente. Llega el becario de turno, pensamos, y mete una noticia que no está corroborada. Y pensamos en cómo puede ocurrir tal cosa. Son medios profesionales, de gran experiencia, y cometen ese tipo de errores. Y pensamos que uno ya no se puede fiar ni de los periódicos.

Un día, nos llega un correo sobre los números en la base de un tetra brick y lo reenviamos. Y recibimos otro sobre la chirimoya y su capacidad para curar el cáncer y lo pasamos a nuestros amigos porque hay que ver qué malas son las corporaciones. Y luego resulta que en el municipio hay una banda que secuestra niños en las salidas de los colegios, usando una furgoneta verde, negra, blanca o vete tú a saber. Y la policía, el ayuntamiento y el colegio tienen que andar desmintiendo chorradas. Y así, uno tras otro, te van mandando mensajes que no son reales, comúnmente denominados "hoax". Llegan al correo e, incluso, al grupo de Whatsapp que hay para los padres de la clase que, digo yo, no está para para eso. Claro, que casi nadie lo usa para lo que es. Y va la gente y los reenvía. Con dos narices.

Uno debe tener claro que, si publica algo, ya sea reenviándolo, colgándolo en su muro de Facebook, twiteándolo o poniéndolo en el grupo de Whatsapp de turno, se hace responsable de eso que publica. Da igual que no lo haya escrito: su difusión es su responsabilidad. Hay mil formas de asegurarse de que un hoax lo es. Y otras mil de asegurarse de la veracidad del mensaje. No podemos decir "pues lo reenvío" con la tranquilidad de que el otro verá si lo cree o no.

Internet es maravilloso. No permite llegar potencialmente a millones de personas sin necesidad de ser una gran empresa o disponer de presupuestos multimillonarios. Es un gran poder y, como todo gran poder, conlleva una gran responsabilidad.

Así que, por favor, sean responsables.

No hay comentarios:

Publicar un comentario